❤C. O. N. T. I. G. O.//serquel_time // La Casa de Papel_fanfic❤

Parte 10

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CAPÍTULO 10 PARA UDS.
NO TENÍA INTENCIÓN DE ACTUALIZAR HOY PERO MUCHO ME LO PIDIERON Y EN UN FINAL PARA USTEDES ESCRIBO Y A USTEDES ME DEBO.
LA HISTORIA YA ESTÁ ESCRITA HASTA EL FINAL ASÍ QUE NO ME HACE DAÑO HACER UNA EXCEPCIÓN DE VEZ EN CUANDO Y PUBLICAR ANTES.
DE IGUAL FORMA ESPERO QUE LES GUSTE.
NO SEAN TÍMIDOS Y OBSÉQUIENME SUS OPINIONES QUE TANTO AMO LEER Y QUE ME AYUDAN A MEJORAR Y SEGUIR ADELANTE.
ESPERO QUE ESTÉN DISFRUTANDO LA HISTORIA Y QUE LEERME LES ESTÉ REGALANDO UNA SONRISA, QUE ES LO MÁS IMPORTANTE.

*TODO SUYO*

❤*MUCHAS GRACIAS*❤

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La incomodidad de los arbustos ya empezaba a picarle en la sensibilidad de sus extremidades. No sabía en qué momento se había enloquecido tanto pero ya no había quien lo detuviese. No había podido dejar de pensar en la sensualidad de su cuerpo semidesnudo, y su mente no había dejado de imaginar centenas de escenas eróticas en aquella cocina desolada. Era temprano en la mañana y su cuerpo ya pedía a gritos una dósis de aquellos amores que tanto lo extasiaban. Sacó de uno de los bolsillos de su chaqueta un pequeño envase con forma de tubo y extendió sobre su brazo derecho una fina línea de polvos blancos que inhaló en cuestión de segundos. Era su forma favorita de empezar el día. Dio pequeños suspiros inhalando más fuerte, hasta que la droga se adentró en sus pulmones, y dejó caer el envase al suelo, cubriéndolo con la arena. Se recostó a la parte baja de una palmera viendo como su entorno se nublaba por unos segundos. Desde ese ángulo tenía la vista perfecta para visualizar quien saliera por el balcón delantero de la casa, y disfrutar al máximo de su espectáculo sin ser visto. No pasaron ni diez minutos cuando vio a Raquel recostarse sobre la baranda. Estaba despeinada y sin maquillaje, luciendo un fino camisón de seda que no cubría mucho. En su mano un cigarrillo, que encajaba perfecto en la delicadeza de sus dedos. Todo eso era perfección para él. Sentía envidia de aquella tela que rozaba sin timidez la coyuntura de sus muslos, y no veía la hora de estar entre sus piernas. Poco le importaba lo que ella sintiese o pensase, él solo quería descargarse en el interior de aquel cuerpo que tanto lo enloquecía. La vio darle la espalda y sintió una punsada entre sus piernas, llevó una de sus manos hasta su sexo tratando de aliviar la terrible erección que tenía. El humo seguía saliendo de la boca de ella y el calor se estaba apoderando del cuerpo de él. Ella se inclinó un poco hacia adelante para deshacerse del cigarro y él intensificó los movimientos de su muñeca. Estaba cegado, y la obsesión lo dominaba cuanto más imaginaba su mente. Quería que aquella rubia fuese suya sin importar el costo, quería amarla cada vez que su ser se lo pidiese y tener la totalidad de su cuerpo bajo sus caprichos. Las punzadas en el bulto de sus piernas se hacían más y más fuertes cuanto más tiempo pasara mirándola. Acariciaba su sexo cada vez con más intensidad perdiendo el control absoluto.

Raquel volvió a entrar y Mario se quedó ahogado en un mar de éxtasis y exitación no correspondida.

Tenía que tener a esa mujer como fuera.

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Entró nuevamente a la habitación viendo como él reposaba delante de una ventana. Se acercó y lo abrazó por la espalda, dejando un beso en su hombro derecho. Sergio tomó las manos enredadas en su pecho y las acarició acercándola más a él. Podía sentir el olor a humo que todavía desprendían sus labios, eso le confirmaba que ella seguía preocupada. No quería que se sintiera así, que estuviera insegura y nerviosa. Los momentos tan mágicos que había soñado durante todo un año al fin se estaban cumpliendo y no iba a permitir que se derrumbasen por un loco pervertido (palabras de su mente). Volteó hacia ella besándola en los labios y acariciándole el cabello. La situación entre ambos se había tensado un poco desde ese momento y tenía que remediarlo de inmediato.