Cada día me despierto pensando que esta vida que llevo no es la mía. Pero si no soy su autor, entonces, ¿quién lo es?
No hablo de metáforas sobre un pasado en el que no veía este futuro para mí, ni me quejo hipócritamente de decisiones que pude haber tomado en tiempos lejanos. Simple y tristemente, advierto que esto que hago cada día no es algo que yo haya fomentado, que el rostro y cuerpo que veo en el espejo no es el que yo he cuidado durante largos años y que las personas que me quieren y odian no son las que yo escogí.
Aún así, no estoy completamente perdido. Sé quién era antes, aunque no pueda recordarlo, y sé qué hacer para recuperar a mi antiguo yo.
La única opción es suplantar a aquel que me ha suplantado. Así que ten cuidado de despertarte un día pensando que no eres el mismo del día anterior… Puede que te cruces en mi camino y decida que tu vida es la mía.