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El paisaje corre veloz a través la ventanilla del coche, los colores parecen manchas indistintas mientras los ojos cafés están ausentes, perdidos entre los pliegues de sus mismos pensamientos, de sus recuerdos. El viaje en avión había sido estresante, nunca ha logrado superar su miedo de volar, sus pesadillas van tomando contornos nítidos y definidos a excepción de algunas zonas envueltas en la sombra, reconstruir el rompecabeza de su vida no había sido nada fácil pero después de esa trágica noche poco a poco lo había logrado. Luego de haber perdido el conocimiento se había despertado en la cama de una enorme y opulenta suite en el ático de uno de los hoteles más lujosos de Seúl, sin tener la minima idea de como había llegado hasta allí pero con una única certeza, su nombre, había recordado su nombre... Lili, almenos era así como el hombre de sus sueños la llamaba. Esa había sido la primera vez que había visto a Jackson Wang, su salvador, su mejor amigo, su todo que en aquella época era un chico de apenas veinticuatro años, pero aún así él era el jefe de un inmenso imperio financiero, único hijo de uno de los hombres más ricos de Hong Kong, un magnate de la industria farmacéutica y según lo que le había contado, su padre era el mejor amigo del suyo... ella en realidad era Lisa, hija de Markus Bruschweiler, un brillante médico de orígen suizo y de Pranprya Manoban una famosa pianista tailandesa, ambos habían perdido la vida en el espantoso incendio en su duplex a la periferia de Incheon cuándo ella tenía más o menos siete años y había sido la única sobreviviente de aquella desgracia. Los días habían transcurridos y asimilar esa cantidad de informaciones le había costado un precio muy caro, le había costado su adolescencia, de golpe a catorce años se había convertido en una pequeña mujer fría y despiadada. Pero ese había sido solo la punta del iceberg, lo que había descubierto después era aún más espeluznante, la muerte de sus padres no había sido un accidente si no un homicidio comisionado. Jackson le había mostrado muchas fotografías de su familia, fotos dónde ella niña posaba sonriente junto a aquellas caras desconocidas que muchas veces había visto en sueño, los claros ojos grises de su padre tan serios y profundos, la sonrísa dulce de su madre... eran felices en esas fotos, en algunas estaban también Jackson y su padre, una le había partido el corazón porque ella acariciaba la barriga en avanzado estado de embarazo de su madre... un hermano al qué no habían permitido venír al mundo, un hermano que nunca había podido acunar entre sus brazos.
Quién había cometido aquella matanza no había tenido la mínima piedad, el hecho que ella hubiera sobrevivido había sido un milagro inexplicable, el padre de Jackson estaba consciente del peligro que su amigo corría, desafortunadamente había llegado tarde, por meses se había torturado inconsolable, se hechaba la culpa de no haber impedido el desastre, por años la había buscado y por fin cuándo había descubierto que ella se encontraba en aquel orfanato había muerto a causa de una enfermedad repentina, pero había dejado la tarea de cuidarla a su único hijo y heredero. ella no sabe que para Jackson no había sido difícil mantener aquella promesa, él recordaba cada instante transcurido con aquella hermosa niña de enormes ojos cafés, cuándo aquella noche había escapado del instituto había enviado a cada uno de sus hombres en su busqueda y cuándo por fin lo habían logrado él se había asustado viéndola desmayada en el bosque, sin dudar mas la había llevado en un lugar seguro. Le había dicho que su padre Markus trabajaba para gente peligrosa de fachada respetable y potente y que habían sidos ellos a quererlo muerto... había sido Jeon Haneul, luminar de la medicina coreana a decretar la destrucción de su familia porque su padre había descubierto verdades que habrían podido hacer derrumbar su imperio y no podía permitirlo. Había sido así que había reconstruido los recuerdos de su primera infancia gracias a aquellas imágenes de papel y a los cuentos de Jackson, pero lo más horrible todavía tenía que descubrirlo. Los Jeon eran cambiaformas osea hombres lobos, aquellas criaturas mitológicas existían de verdad y esa raza se había mezclado en el curso de los siglos con la humana, habían aprendido a esconderse hasta cuándo una parte de la sociedad no había estado lista para aceptarlos y convivir pacíficamente con ellos. La casta de los cambiaformas y los seres humanos al poder de medio mundo se habían aliados para crear un orden oculto en la cumbre de las naciones, pero también había nacido un movimiento de resistencia contra aquellas bestias inmundas "La Hermandad" y los Wang hacían parte de ella desde siempre.
Por esta motivación su padre había perdido su vida... por este motivo Chaeyoung había muerto... ella era una de esos monstruos, sin embargo no había nada de monstruoso en su dulce mejor amiga, había entendido entonces el temor que suscitaba al orfanato, sobre todo en la Directora... recordaba aquellas palabras durante su última visita...
"... escuchame bien tengo... tengo que decirte algo muy importante desde hace tiempo..." quizás quería confesarle la verdad, quería decirle lo que era en realidad, lo había escondido por mucho tiempo, quizás tenía miedo de ser rechazada y quizás ella lo habría hecho... de golpe había asimilado demasiadas verdades pero el recuerdo de su sonrísa con los dulces hoyuelos, sus ojos grandes y brillantes, sus abrazos calidos y tranquilizadores le habían hecho desear de tenerla aún cerca.

Blood (J.J.K. - L.M. +18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora