Blood (J.J.K. - L.M. +18)

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Lili gira las páginas de ese libro con avidez, "Mary Reilly - la ama de llaves del doctor Jekyll" de Valerie Martin, desde cuando está encerrada allí se ha convertido en uno de sus preferidos, la "divierten" las similitudes con su historia personal, la lectura es el único placér que puede concederse, Choi SoRa con el permiso de su carcelero le había llevado muchos libros en los años, eran de su difunto marido y le gustaba que los tuviera ella, esa era la única manera en qué podía escapar aunque solo con la fantasía de esa odiosa prisión. Extrañamente cuando Dawn había venido a cambiar el colchón que el alfa había hecho trozos en aquella semana de ímpetu no la había encadenado al muro como de costumbre y era agradecida para esta nueva condición de "libertad". El ruido metálico de la puerta que se abre le hace levantar de golpe la mirada, frunce el ceño pasmada... aquel día Hyuna ya había pasado para dejarle las comidas y ropa limpia, vestidos siempre muy ligeros porque ahí adentro el cambio climático no existe, existe una sola estación y hasta esa es decidida por ese monstruo que juega a personificar Dios con su vida. Abre los ojos confundida y asustada cuando ve su némesis pasar el umbral, sentada sobre su colchón apoya la espalda a la pared e instintivamente se hace como una bolita, estrecha el libro al pecho como si fuera un escudo, como si pudiera protegerla. ¿Qué diablo hace allí? Han pasado solamente dos días desde la última vez que lo ha visto, nunca ha ocurrido en tres años de verlo en un momento diferente de los preestablecidos por él mismo, ¿Qué nueva tortura está experimentando para volverla loca? Desconfiada sigue cada uno de su movimiento, lo ve cerrar la puerta a sus hombros y el corazón empieza a bombear frenético, cierra los ojos... no puede soportar otro de sus asaltos, no en un tiempo tan breve, siente faltar la respiración y siente que empezará inevitablemente a hiperventilar... los segundos transcurren pero nada sucede, así los reabre y se sorprende de verlo sentado al suelo como ella, está con los hombros contra el acero, las rodillas agachadas y los brazos apoyados sobre las piernas. La observa en silencio, sus ojos color chocolates son penetrantes, tienen una luz diferente de lo usual... ¿Dónde está su odio?¿Su rabia y su asco? En este momento lee solo confusión en su mirada pero no puede ser más grande de la que está sintiendo ella en este momento. Pasan así algunos minutos, sin que nadie de los dos tenga intención de ceder, no quiere bajar la mirada aunque no soporta más de compartir su estrecho espacio vital con ese cabrón ¿Es su nuevo suplicio?¿Sabe que odia su sola vista, odia respirar su mismo aire y ha decidido intensificar sus encuentros para acelerar el proceso de su destrucción mental? Es JungKook a apartar la mirada y a mirarse alrededor, como si viera este sitio por primera vez, por fin pega de nuevo los ojos a los suyos y carraspeando abre la boca como a querer decirle algo pero se retiene... mira el libro que aprieta entre las manos y por fin su voz calida llena el espacio y le llega rara al oído, sin ninguna nota de escarnio.

"También es uno de mis libros preferidos" dice. ¿En serio?¿Está hablándole de verdad de sus gustos literarios como si fueran dos simples chicos en una librería o en un café a charlar despreocupados? Es más loco de lo que pensaba, un psicópata como su querido omega afortunadamente extinguido, arquea una cega.

"Pero no me digas, casi me vino la duda que la autora escribió esta obra maestra después de haberte conocido" lo ve fruncir el ceño fastidiado, luego bufa como si estuviera a punto de perder la paciencia. Si la situación no fuera bastante grotesca reiría hasta el agotamiento.

"Olvidé cuánto es cortante tu lengua" dice en una mueca que casi parece una sonrísa.

"No es lo único que olvidaste y no es necesario que recuerdes más" lo advierte.

"Sabía que no iba a ser fácil... pero..." suspira mientras se lleva las manos bajo la barbilla, ¿A caso está reflexionado sobre qué decirle?
"... pero nosotros tenemos que hablar" concluye sin más rodeos. De repente agranda los ojos mientras procesa sus palabras y luego sin poder retenerse estalla en risas, una carcajada histérica y que no logra calmar. Pacientemente él la observa y espera que su absceso se esfume.