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Después de un largo rato platicando con esa mujer que tanto desprecia, con asco e irritabilidad ante su presencia sonríe forzadamente aunque ella se da cuenta de ello.

- Oh cariño porque no te da gusto por verme - suelta una carcajada llena de burla.

- Que demonios quieres Rosa. Ya te lo había dicho no te quiero en mi casa ni frente a mi.

- Que pena por ti. - reía a carcajadas frente a él.

- Dime qué demonios haces aquí.

- Vine para sersio.... - no termino ya que la mucama interrumpe su plática.

- Perdón la molestia, pero hay un hombre que busca al señor.

- Mh - se lleva si mano a su mentón y solo atina a decir que pase pues cree de quién se trata.

La mucama asiente y se dirige a la puerta a abrir la puerta dejando pasar a un hombre con un traje impecable, pulcro.

- Hola chicos, porque no le han invitado a la fiesta - dice en un tono burlón.

E.E soltó un pequeño gruñido, tanta peste en su casa y bueno se desatarán más sorpresas en este lapso de tiempo.

- Creo que no casa se a convertido en punto de reunión verdad - dice cruzándose de brazos y levantado una de sus cejas.

- Buen punto estoy con.... - y de nuevo la mucama interrumpe.

- Señor hay un hombre que lo busca junto a Lalo.

- Déjalos pasas.

Asiente y como anteriormente fue abrió la puerta y en ella se logra ver a un hombre con traje de ejecutivo y al otro con una mochila y algunos aparatos en sus manos.

- Lalo que grata sorpresa me has dado, no has venido aquí desde que traje a la chica.

- Bueno señor - dice reajustando sus lentes. - ha habido movimiento en el lugar donde se situa la casa.

- Que?! - Se sobresalta - pero.de quién.

- Del hermanó.

- Ah hay cambia la cosa.

- Bueno a lo que vine, - Luciel voltea y ve a Rosa.

- Qué?, Tengo monos en la cara o qué.

- No nena solo quiero saber de quién es el bebé que esperas.

- Mío no es - Dijo E.E - Yo no me e metido con esta víbora.

- Ja-ja-ja - ríe sarcásticamente Rosa ante el apodo que le ha dado uno de sus socios.

- Es cierto de quién es, pero creo que solo quien se metio con ella es Luciel jaaj - menciona Esteban Esqueda.

- Por supuesto - no lo negó Luciel - Oh a caso me engañaste cariño - dijo burlón limpiándose una lágrima falsa

Todos hay soltaron una carcajada, pero Rosa no, ella tenía la cara roja de la furia que recorría sus venas así que decidió atacarlos dónde más les duele Sofía.

- Mh no creo que deberían de reírse de mi - dijo con sorna.

- Que tratas de decir - menciona Esteban.

- Bueno creo que su querida Sofía aguante tanta decepción por parte de quién consideraban sus más grandes amigos y ahora más contigo Ezequiel.

- Como sabes mi nombre Rosa - Dice con los brazos nuevamente cruzados ante la altanería de Ella.

El silencio se hizo sepulcral, un silencio tan incómodo y lleno de tensión que se podría cortar con un cuchillo.

Y como Ezequiel, Luciel estaba con sus brazos cruzados y las manos hechas puño y si entrecejo fruncido.

Esteban en la misma posición, pero en cambio de tener el entrecejo fruncido tenía el rostro serio.

Y Lalo, pues hace un rato se fue tras la mucama.

- Bien no hace falta hacer mucho verdad Luciel. - dijo entregando a el tipo y este solo frunció más su entrecejo.

- Te dije que no me dijeras mi maldito nombre, que ni eso puedes hacer bien.

Ezequiel estaba más que furioso con uno de sus trabajadores.

- No tenía opción o ella le diría a Sofía nuestros planes.

E.E volteo la cabeza como si él fuera el protagonista de él exorcista. Una sonrisa burlona en la cuál asomaban los dientes tan blancos de Rosa que les dirija a cada uno de ellos, se reía de cada uno, pero lo que le causaban no era risa sino coraje, envidia, rencor.

Lo hizo a propósito, cada uno de sus trabajadores de confianza sabían su nombre, pero esa arpía no podía saberlo.

- Más vale que no lo digas en ninguna parte, pero solo te digo una cosa te vaz a arrepentir maldita arpía.

Rosa borro su sonrisa ahora solo frunció las cejas y solo reacciona de una manera inadecuada.

- Y que si quiero decir tu nombre, no pierdo nada con ir a la policía y decirlo verdad, que pasaría si digo que Esequiel Escobar se encuentra entre nosotros.

- Oh pequeña rata - responde ante la sonrisa de Rosa - si caigo tu caes, te gustaría que dijera que tú provocaste la muerte de los padres de Sofía, que estás involucrada en el fraude que casi lleva a la quiebra la empresa de Ernesto y por lo cual la consecuencia fue que se casara con Sofía. No te confies Rosa porque así como te ayude a qué consiguieras a Ernesto te lo quito y que mejor dicha que eso.

- Mh, pero así como dices si tú caes caigo yo.

- Escucha lo que te dije, no te es muy conveniente que me retes, porque de todo esto yo puedo mover unos hilos y la única culpable podrías ser tu así que mejor cierra tu boca y guarda silencio.

Cuando acabo de hablar Ezequiel y todo quedó en un silencio total, en penumbras.

Y así como llegaron se fueron.

Todos me la pagarán y más tu Sofía - pensó Rosa antes de salir de esa casa.

Te protegeré Sofía amada mía  - pensaron los tres hombres restantes.

*****

Las cosas en el bufet se están descontrolando, casos y más casos llegaban, pero el único que le importaba a Steven era uno en particular.

Tomando el sobre amarillo que se encontraba hay y leyendo el título.

Acta de divorcio. Que esto solo aria que su amada Sofía le prestará un poco de atención, ya la quiere tener para el, pero le duele ya que la policía no a dado con quién la secuestro. Solo espera que esté bien y que nada le pase.

Doloroso amor llDonde viven las historias. Descúbrelo ahora