Quia un infierno nulla est redemptio
···—Pareces una psicópata, deja de verlo—amonestó en un murmullo, la vergüenza de atraer su atención parecía afectarle más de lo que mí. Dejando como evidencia la incomodidad de mi poca discreción, sus mejillas sonrojadas llaman mi atención.
—Fuiste el de la idea—le recuerdo, acomandome correctamente sobre mi asiento, tomo el tenedor dispuesta a comer, en un intento de apartar mi mirada del moreno, prosigo al ver que, efectivamente, mi amigo se encontraba abochornado:—correcto, lo siento.
Aclarándose la garganta, vuelve hablar pero esta vez sin aquel tono tintineante lleno de vergüenza.
—Solo hablale y pídele el favor—la naturalidad al dejar salir el plan sonaba tan fácil como leer, sin embargo, no lo era. Viendo, tal vez, mis facciones desencajadas, un bufido exasperado sale de sus labios—, es Taehyung, el ser más agradable y amable según media facultad—habla con sorna y algo de diversión. Sin esperar reacción alguna, se levanta del incómodo asiento, llevándose con él la charola de comida.
—Claro porque es tan fácil acercarse a alguien de último año—susurro con la ironía explotando en pequeños cachitos. Siguiéndolo con algo de torpeza, dejo mi propia charola junto con las demás, pero antes de atreverme a salir del enorme espacio, le doy una última mirada al moreno, quien parecía llevar una plática amena pero intensa sobre algún tema con alguien que supongo es su amigo.
La bonita forma de su sonrisa solo acentúa la belleza de su rostro, uno demasiado varonil pero que en ciertos momentos parecía derrochar ternura. Entendía el enamoramiento que parecían tener la mayoría de las estudiantes, pues sin duda, Taehyung tenía aquella fachada soñada.
Mi respiración se atasca en mi garganta ante lo brutal en que suceden las cosas, pues fue tal vez la manera increíblemente intensa y pesada en que lo miraba, que, sin esperarlo, sus ojos chocaron los míos de manera abrupta. Dejandome sin aire y sin alguna reacción que demostrara que no era una estúpida. Sin embargo y pesé a mi necesidad de hacer algo, me quedo en blanco. Sólo viéndolo y dejando que tenga una impresión ridícula de mí.
—¿Gyu?—la voz de Dae sonaba confundida mientras pronunciaba mi nombre, pero al ver lo que estaba sucediendo, dejó salir ruidillo parecido a un lamento—, joder, esto es demasiado humillante.
La intimidación podía ser la ruina de cualquiera y la belleza de Kim Taehyung me resultaba en cualquier ángulo que lo viera, la peor amenaza a mi valentía.
Imaginarme aquello ojos oscuros mirar directamente a la cámara podía ser incluso algo recurrente en mis sueños; era como si de alguna manera, con solo mirarte de aquella forma, podría destruirte de todas las formas posibles.
El aura intimidante y la seguridad que parecía salir por sus poros, acobardaba a cualquiera que estuviera enfrente de él. Incluso ahora, podía sentirme temblar y mi corazón martillar con fuerza.
La sequedad en mi garganta solo fue la gota que derramó el vaso para darme cuenta que tal vez no era tan osada como alardeaba minutos atrás, porque aún cuando hipotéticamente, aceptará ayudarme, no me creía capaz de poder estar a solas con él.
—Gyu, vámonos —tomando unas de mis muñecas, me obliga a caminar atrás de él. Arrastrándome con presteza, puedo escucharlo murmurar algunas maldiciones. El chirrido de la puerta al ser abierta me obliga a darle una última mirada al moreno, él cual, al igual que yo, no apartó su vista a pesar de tener a su amigo hablándole con ahínco.
Atravesando las puertas y una vez estás cerradas, dejo salir por fin que el aire que estaba reteniendo. Podía jurar que aquello fue como si me hubiera subido a una montaña rusa, una y otra vez, sin parar.
—Dios—balbuceo algo atontada—, eso fue...
—Parecías a punto de saltar encima de él—declara a su vez que deja salir un suspiro incrédulo—, pensará que sólo quieres tener sexo con él.
—¿Qué? ¡No! Sólo se me fue un poco de las manos—argumento o más bien, trato de hacerlo, porque el temblor en mi voz me deja como una mentirosa total.
—Claro—la ironía se arrastra y se impone en cada sílaba, odiaba tanto que hicieron aquello. Tratarme como si fuera una niña estúpida que no sabe tomar decisiones.
—Fue un descuido, olvidalo, Dae—interrumpo antes de que piense en reclamarme de nuevo. Acomodo la correa de mi bolso sobre mi hombro, y dándole una ultima mirada, camino con velocidad hacia mi clase.
··
—Fotografíen algo que les cause intriga y sin duda quiero que eso se refleje en la imagen, la universidad tiene que ser el punto—habla mientras una sonrisa satisfecha se extiende por su rostro—, no importa el objeto, lugar o persona. Recuerden que esto es su trabajo final y que algunos de ustedes pueden llevar una de sus fotografías a la exposición que llevará acabo la universidad.
Terminando apenas de hablar, medio alumnado se levantó y salió sin mirar atrás, el entusiasmo de ser expuestos en una galería era compartida y la competitividad crecía como pólvora. Tomando mis propias cosas, salgo del salón, no sin antes despedirme de la profesora.
Recordar la exposición me llenaba de alegría, sin embargo, también recordar que no tengo absolutamente nada, nublaba un poco aquel sentimiento. Todos parecían tener el modelo adecuado para el trabajo e incluso, yo sé que encontré uno que me hará estar presente en esa exposición, pero tenerlo es la cuestión.
A punto de doblar en la esquina, escucho algunas risas en el pasillo en el que pensaba pasar, una dulce y baja, y otra ronca combinada con aquel tono pastoso. Acercándome lo más que puedo a la orilla de la pared, me inclino lo suficiente para poder ver.
Taehyung se encontraba recargado en uno de los casilleros, y enfrente de él había una pequeña mujer que sin duda note, era una profesora. Dispuesta a salir de mi escondite, los miro por última vez, pero incluso antes de que pueda apartar la mirada, me percato del cambio, quedándome en mi lugar, me permito seguir espiándolos.
Arqueo ambas cejas al observar como la pálida mano de la mujer va sin miedo, al abdomen del moreno. Dejando que sus dedos se muevan en un curioso toqueteo encima de la tela de la camisa.
Un dejo se construye en mi garganta pero me obligo a oprimirlo, no podía dejar que me vieran, en todo caso, estaría perdida.
Me recargo completamente en la pared, suplicando a todos los dioses existentes, que se fueran a otro lugar aquel par. Dejo escapar un leve chillido ante la vibración en mi parte trasera, mi celular sacudiéndose en mi bolsillo no fue precisamente silencioso y menos teniendo en cuenta que el pasillo se encontraba solo a excepción de Taehyung y la profesora.
Cuando se detiene el sonido, me obligo a normalizar mi respiración, tal vez ellos ni siquiera sé dieron cuenta.
—Espiar a las personas no creo que sea algo correcto—la reprensión me deja helada, el tono bajo y frío me hace temblar de manera ridícula. Mi cuerpo se queda totalmente quieto, tal vez en un tonto sentido de defensa.
El aura imponente que irradia su cuerpo me hace saber que, sin dudas me encontraba en problemas.
—Pero supongo que eso ya lo sabes—susurra, y viendo que no hacía amago de encararlo, camina el pequeño tramo que faltaba para estar enfrente mío. Una sonrisa atrevida y juguetona se levanta en sus labios, era esa clase de sonrisas que no te dejaban sensaciones dulces, era una de esas que te dejaban un con sabor amargo y cosquillas en el estómago. Inclinándose un poco, deja su rostro a la altura del mío y tan malditamente cerca que podía sentir su respiración caliente chocar contra mis labios—, parece que te encanta fisgonear, pero te sugiero que no hables demás porque podrías acabar mal.
La amabilidad endulzada sólo era la farsa que envolvía su amenaza, este no era el Kim Taehyung que todas describían, no era el dulce y amable estudiante de psicología.
···
Si hay error no duden en decirme.
Ig: yahshesuni
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Hibris: Moira | K.Taehyung
FanfictionGyuri sabía que tener un diez iba hacer su pase seguro a su gran trabajo soñado, lo que no sabía es que Kim Taehyung será el averno que necesitaba. •Heterosexual. •Contenido vulgar y/o grosero. •No se permiten adaptaciones.