Siguiendo el camino correcto, trato de avanzar entre el tumulto de estudiantes. Estaba consciente de mi enorme atraso en algo que yo misma había fijado, no obstante, y pese a sentirme avergonzada por ello, el miedo de que se fuera nunca apareció en mi cuerpo, pues estaba más que segura que Taehyung era la clase de chicos puntuales que odiaban que otras personas no llegarán a tiempo.
Maldiciendo por lo bajo, y obligándome a tranquilizar mi respiración, paso las manos por mi cabello antes de avanzar con una seguridad falsa hacia el castaño que, tal como lo imaginaba, el enojo ante la pérdida de su tiempo parecía ser la tormenta al desastre.
—Jodidamente tienes que estar bromeando, fisgona—brama furioso, el apodo ridículo me hace sentir incluso aún más avergonzada con la situación. Sintiendo mis mejillas calientes por la presión de mentiras que sonarán lo suficientemente creíbles, inflo mis cachetes.
—¡Dios! No es como si hubiera tardado tanto—terminando por reducir la distancia, lo miro ahora mejor, y no puedo evitar que un expresión sorprendida combinada con algo parecido a un gemido, escape de mis labios. El cabello de Taehyung se encontraba en un peinado algo ostentoso que lo hacía incluso resaltar aunque no lo quisiera, su frente descubierta me estaba dejando sin aire, ni que decir del traje que se amoldaba a su cuerpo—, diablos, pero tú...
Disfrutando de mi estupor, se endereza con elegancia, y colocando ambas manos dentro de sus bolsillos del pantalón negro, se coloca enfrente mío para después inclinarse hasta quedar a la altura de mi rostro sonrojado. Dejando que una sonrisa socarrona y altiva se resbale por sus húmedos labios, me mira con atención.
—¿Sin palabras?—riendo con diversión, pasa una de sus manos por su cabello, provocando que unos cuantos mechones se coloquen en su rostro, haciendo la imagen aún más placentera para el gusto popular—, sea lo que tengas que decir, hazlo ahora. Tengo una ponencia—volviendo a su pose anterior, me espera con algo que podía disimular pereza y desinterés.
Trago con fuerza, y presionando mi folder, con unas cuantas fotografías hechas por mí, contra mi pecho, se la extiendo. Frunciendo su bonito ceño, toma con desconfianza el objeto.
—Esos son unos cuantos trabajos que he hecho—explico mientras lo observo pasar cada fotografía—, tengo que entregar un trabajo final, necesito que seas mi modelo, Kim.
Deslizando la última foto entre sus dedos, cierra la carpeta, para después sonreír divertido. Recargandose en la mesa más cercana, se limita a observarme, tal como si esperará algún otro movimiento.
—¿Si no acepto, qué?—pregunta, tal vez para confirmar sus sospechas, su cuerpo se tensa.
—Quiero llegar a un acuerdo sin necesidad de ser una bocazas—negando sin comprender del todo, se aleja de su comodidad para invadir mi espacio personal, inclinándose lo suficiente para poder verme mejor, levanta su mano para poder tomar entre sus dedos un mechón de mi cabello y colocarlo atrás de mi oreja.
—Eres una fisgona, no hay necesidad de hablar—acariciando mi pómulo, sus ojos se tornan un poco opacos cuando aprecia mejor mi cara. Lamiendo sus labios, se encarga de que sea la inocente en querer tocar lo que se tenía prohibido en esos instantes. Hacerlo, evidentemente, lo haría ganar, tenerme entre sus manos y no al revés—, sabía que me causarías problemas. Lo detesto—confienza con dureza, las suaves facciones se vuelven hostiles y brutas. Ya no había nada calmante en su presencia.
—¿De qué demonios hablas?—balbuceo, queriendo apartarme del desastre, doy unos cuantos pasos atrás, sin embargo me sigue, sin intención alguna de dejarme salir.
—Eres todo lo que se supone que debía evitar—expone con frialdad, era como si odiata todo aquello y al no tener escapatoria, aquel enojo estaba causando estragos en su comportamiento—, eres una molestia, Gyuri-ah.
Acomodando nuevamente mi cabello, se torna todo el asunto en uno que pone mis nervios de punta. Parecía odiar las cosas fuera de lugar, tenía esa imagen de amar las cosas bonitas y arregladas. Debí huir, pero la forma de cariciarme y verme se volvió en algo imposible de apartar.
—¿Podrías alejarte?—pregunto con un hilo de voz, estaba tan cerca que sentí su respiración golpear contra mi mejilla. Sonriendo con algo más que diversión, se aleja.
—Myo, te metiste en problemas en cuestión de días, sorprendente—celebra. Frunzo el ceño, esto era tan malditamente extraño que no podía respirar con tranquilidad.
—Taehyung, hombre que somos los siguientes—abriendo la puerta de un solo golpe, un hombre de cabello rojizo le avisa apresurado al moreno. Dándome una última mirada, sale del aula junto con—quien pienso—en un compañero de su carrera.
Dejando salir el aire que estaba reteniendo, coloco una mano sobre mi pecho, pudiendo sentir el latido apresurado y feroz de mi corazón. Todas mis extremidades temblaban y no podía especificar exactamente por qué.
—¿Qué hice?—susurro sin entender lo hago. Tomando mi carpeta, salgo del salón con pasos inseguros. No podía ser tan malo, solo estaba tratando de asustarme. Insegura, muerdo con fuerza mi labio.
Chocando con algunos alumnos, terminó por ir al patio. Seguía aturtida, impaciente y mi cabeza seguía sin digerir lo que había sucedido.
—¡Hey! ¿Estás bien? Te ves un poco pálida—Dae se acerca hasta mí, dejando que sus rodillas toquen el césped, coloca una mano sobre mi frente—, deberías ir a casa.
Negando, quito su mano de mi cuerpo.
—Está bien, solo necesitaba algo de aire.
Mis palabras sonaron falsas, pero no podía decirle nada, no cuando todo se testifica a hacia mí y mi posible locura.
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Hibris: Moira | K.Taehyung
FanficGyuri sabía que tener un diez iba hacer su pase seguro a su gran trabajo soñado, lo que no sabía es que Kim Taehyung será el averno que necesitaba. •Heterosexual. •Contenido vulgar y/o grosero. •No se permiten adaptaciones.