excès
•••—¿Hay algo que quieras preguntarme, cariño?—la dulce voz de mamá me hace darme cuenta que llevo mirándola fijamente por al menos varios minutos. Apenas llegué de la universidad, le mandé un mensaje a Taehyung cancelando la sesión de hoy, y, sin créeme lo suficientemente valiente para leer su respuesta, metí el celular dentro de mi bolso.
Era realmente difícil sacar el tema sin darle demasiada importancia a la relación que mantenía con el moreno, no era el momento para que mis padres sacarán conclusiones y me avergonzaran con sus comentarios. Sin embargo, la mujer enfrente mío llevaba veinte años casada con el mismo hombre, sin contar los que pasaron como novios.
Tomo entre mis manos una de las galletas quemadas para así poder evitar su mirada. Rascando la parte negra, hago a un lado mis nervios.
—¿A veces es mejor confiar en una persona pese a los rumores?—dejando de lado su intento de decoración, me mira con cierta sorpresa.
El silencio no es más que una clara evidencia de mi estupidez, sabía que mi madre no se detendría hasta obtener respuestas. Pero por primera vez quise que no fuera así, sólo necesitaba una palabra para despejar mis dudas y tirar la tarjeta que guarde como si fuera un arma entre mis cosas.
Aclarando su garganta, continúa haciéndole caritas a las galletas, comprendiendo la súplica implícita en mis acciones. Hace un pequeño ruido para hablar por fin:—Creo que una persona te da los motivos para confiar o desconfiar en ella, no sé cuál sea la situación, pero confiar en alguien se convierte en la base sólida de cualquier relación, pero...
Levanto mi cabeza, espectante.
—Entregar tu confianza es un arma de doble filo—finalizando sus muñequitos algo deformes, mueve uno hacia mí—, entregársela a la persona equivocada puede lastimarte, y no dársela a quien la merece puede arruinar todo.
Frunzo mi ceño, comprendía sus palabras, pero aquello no me ayudaba en nada. Ríe al ver mi rostro, y dejando un beso sobre mi mejilla, se lleva la charola de galletas a la sala en donde se encuentra mi papá viendo el partido de fútbol.
Confundida, apoyo mi cabeza sobre el frío material de la mesa. No se suponía que mis decisiones me llevarán hasta este punto, de hecho, no debí acceder a una cercanía tan íntima con Kim Taehyung. Pero no fingiré que, aunque desde el inicio había algo en él que brillaba con la advertencia de peligro, lo ignore vilmente. Podía culparlo, jodidamente era el culpable, pero desde el inicio me encontré mirandolo más de la cuenta, incluso antes del proyecto, había podido verlo unas cuantas veces, y es que era realmente difícil no notarlo. Había algo en él que llamaba la atención a donde quiere que vaya, y no era algo que me molestara, ahora no podría decir lo mismo, había cierto malestar asentarse en mi estómago cada vez que la atención femenina recaía en él.
No me gustaba.
No lo hacía.
Estaba confundida por sus acciones, sus atenciones y sonrisas. Por todas sus palabras que pretenden ser sarcásticas, pero terminan siendo de alguna forma aduladoras y con cierta sugerencia. Estaba mezclando amabilidad con interés no amistoso.
—Ugh, te detesto—murmuro mientras muerdo un pedazo de la galleta recién horneada, y tan pronto como mi paladar registra los sabores confusos y malos, agarro una servilleta para escupir el alimento. Aun por el ruido del televisor, puedo escuchar a mi padre felicitar a mi madre por sus galletas. Sin duda algún día terminaré envenenada por culpa de mis padres.
Dejando todo de lado, recuesto mi cabeza en la mesa, y aún cuando suena mi celular permanezco en la misma posición. Posiblemente era Jin, era así de molesto cuando quería, además era la única persona que me llamaba. Sin molestarme en tomar mejor postura, rebusco dentro de la bolsa.
—Molestarme parece tu pasatiempo favorito, Kim SeokJin—mascullo, divertida.
Espero su queja o alguna grosería, sin embargo la línea queda en silencio. Confundida, vuelvo a pronunciar su nombre, obteniendo el mismo resultado.
—Espero que no sea una de tus bromas—hablo, impaciente. Separo el celular para poder mirar el nombre en la pantalla, y, es cuando miro el remitente, que no puedo evitar ahogarme con mi propia saliva al intentar ponerme derecha. Golpeo con algo de fuerza mi pecho, tratando de controlar la tos.
Mierda.
—Estoy afuera—pronuncia, ignorando el desastre del inicio. Sin ningún saludo, ni palabra amable, pero al parecer era suficiente con su voz para que mi corazón lata de manera rápida.
Aún con el ardor en mi garganta, contesto algo desconcertada:—Yo... Te envié un mensaje.
—Ah, claro—suelta una risa incrédula—, "La sesión se cancela", el aviso llegó un poco tarde, ¿no crees, cariño?
Sintiendo mi boca completamente seca, permanezco callada. Sus palabras algo frías, me deja en claro que no es uno de sus días donde hay sonrisas cordiales. Balbuceo una respuesta que no suena coherente, ganándome otro sonido irritable. Joder, se me olvidaba que Taehyung podía ser un idiota cuando quería.
—Dame diez, aún puedo llegar-concilio después de unos segundos.
—Que sean cinco—advierte—, no creo que te gusten los castigos.
Apenas cuelga, me dirijo a la puerta, y, antes de que toque el pomo, tomo mi bolso con la cámara. Gritando una despedida, me coloco mis zapatos fuera de la casa. Mis acciones torpes y apresurados no hacen más que hacerme perder el equilibrio, y el ponerme mis tenis resulta más complicado que saltar la cuerda con un pie.
—Maldito desgraciado...—mascullo, molesta. Apartando todo el cabello que cayó sobre mi rostro, saco mi celular para mirar la hora. Faltaban tres minutos.
Aún cuando corriera no podría llegar en tres, era imposible para una persona que prefería ver sus series los fines de semana que hacer ejercicio. Pese a todo pronóstico, corro lo que puedo, dispuesta a no perder. Odiaba hacerlo, era competitiva por naturaleza.
Sin aliento y con el sudor en ciertas partes de mi cuerpo, termino por recorrer las 5 cuadras. Llegado casi arrastras, me apoyo sobre la pared. Inhalo con fuerza, esperando a que mi respiración se regularice. No me atrevo a mirarlo ni a dirigirle la palabra, estaba molesta como cansada, combinación nada agradable.
Pese a no prestarle atención, mi cuerpo sabía que sus ojos sí que me estaban observando con minuciosidad. Era esa clase de sensación que te pone los pelos de punta y un cosquilleo en las mejillas.
—Ciertamente, no me desagrada lo que veo—separándose de su auto, toma otra calada del cigarrillo que tiene entre sus dedos. Una sonrisa corta se dibuja en sus labios para después caminar directamente hacia mí—, aunque no era la manera en la que me imaginaba por la que te tendría así—, inclinándose lo suficiente, su cuerpo cubre por completo el mío—, ¿lista para tu castigo?—murmura, dejando que el humo choque contra mis labios.
—Deja de jugar conmigo.
Sonriendo, su mano libre se cuela a la parte trasera de mi cuello. El frío de su piel me hace temblar.
—¿Quién dice que estoy jugando?—empujando mi rostro, sus labios rozan la comisura de los míos—. Yo nunca juego.
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Hibris: Moira | K.Taehyung
FanficGyuri sabía que tener un diez iba hacer su pase seguro a su gran trabajo soñado, lo que no sabía es que Kim Taehyung será el averno que necesitaba. •Heterosexual. •Contenido vulgar y/o grosero. •No se permiten adaptaciones.