Mi vecino, Lance // Klance

Capítulo 15

Nota: Por fin llegamos a este capítulo!! Ya quiero escribir los acercamientos de Lance y Keith, si saben a lo que me refiero, no? 👀

Por otra parte, escribir sobre los sentimientos de los demás personajes a veces llega ser cansador para muchos, así que evitaré hacerlo seguido. Disfruten del capítulo 💕

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Voltron: Legendary Defender (junto a los personajes) no son de mí propiedad.

Dante Torres (original character) es de mí propiedad.

Está historia es mía para que ustedes disfruten.

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Era las nueve de la mañana cuando Dante abrió los ojos, gruñó al ver que alguien lo despertaba de su gran y hermoso sueño. Se acomodó en su cama dejando ver su espalda toda arañada. A su lado se encontraba el japonés, que dormía plácidamente a su lado, desde aquel encuentro en la cafetería ambos se ven más seguido para tener sexo.

—¿Quién demonios me molesta tan temprano? —se quejó.

Era un sábado por la mañana, obviamente estaría molesto. Por la noche salió de fiesta con el oriental y tomó hasta el cansancio, apenas y recuerda algo.

Observó que su celular no paraba de vibrar y es que sí. Apesar de solo estar en modo vibración, Dante podía oírlo muy bien ya que tiene el sueño ligero y de paso un buen oído.

Atendió de mala gana ya que su resaca lo ponía de mal humor, no tenía ganas de hablar con nadie y si era algún hombre con el que trabaja su padre era capaz de mandarlo al infierno.

—Buenos días, Dante. Veo que no estás de buen humor hoy.

Cuando Dante oyó aquella voz femenina no pudo evitar levantarse de su cama con nerviosismo, haciendo que se tropezara con sus propios pies y cayera al suelo, haciendo que Shiro se despertara en el proceso.

—¿Qué carajos? —preguntó el japonés con la voz corrida—. ¿Dante estás bien? —preguntó al verlo desnudo en el suelo.

—¡Lo estoy, lo estoy! —respondió mientras se reía avergonzado, carraspeó y como pudo se puso su pantalón, saliendo del cuarto lo más rápido posible y dejando a un japonés confundido—. Lamento la demora, señora McClain. Es que estaba durmiendo.

—Sí, ya me parecía —respondió en un tono cortante.

Dante rascó su nuca al sentir la brusquedad en su voz. Aquella mujer no parecía querer hablar mucho con él.

—Disculpe que pregunte, ¿Pero a qué se debe su llamado? —se atrevió a preguntar, temeroso de hacer enojar a aquella mujer.

Hubo un minuto de silencio, Dante incluso ya estaba temiendo por su vida e incluso se iba a disculpar por hacer aquella pregunta, pero Laura lo había interrumpido rápidamente.

—Te llamo porque necesito disculparme contigo muchacho...

Aquellas palabras dejaron confundido al argentino. Ladeó la cabeza e intentó procesar las palabras de aquella mujer.

—Disculpe, ¿qué?

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—Te lo digo de verdad, todo está resuelto —dijo con una notable felicidad el latino—. No puedo creer que todo esté yendo de maravilla...