Capitulo 15

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Paulo abrió la puerta y salió corriendo afuera.
Miró por los alrededores y alcanzó a ver un reflejo de una chica besándose en una esquina con otro chico. Se acercó un poco más y se dió cuenta de que esa chica era Gisell.

No pudo evitar sentir una rabia interior que lo carcomía. Apretó los puños pensando en la posibilidad de agarrar ese chico y golpearlo. Sintió unos celos que hacían explotar toda su furía. Pero ¿por qué se sentía así?, No tenía razón de hacerlo, ese era el trabajo de Gisell, no podía sentirse especial con ella, solo era uno más del grupo y tampoco podía interferir en aquella situación.

Se acercó, intentando calmarse. Gisell lo alcanzó a ver.

—¿Vos que haces aquí? —preguntó  algo sorprendida y apenada.

—Yo solo…quería hablar con vos —respondió Paulo.

—Bueno entonces espera al final de la fiesta —dijo Gisell.

Aquellas palabras resultaron ser como un filo para Paulo. Sintió que ella no le prestaba la suficiente atención, pero no tenía porqué hacerlo, en ese momento por más retorcida que sonara la idea ella estaba trabajando.

Paulo no sabía porqué se sentía de esa manera. Si
hubiese visto a Lucía, Amelia,
Christina, incluso a la misma Rocío besándose con un chico probablemente lo hubiese pasado desapercibido pero era Gisell, y por Gisell sentía algo más que un simple deseo.

Esperó impaciente al final de la fiesta, paseandose de un lado a otro en el Patio trasero y perdido entre sus pensamientos, pero ella nunca llegó. Se sintió tan herido, tan traicionado, con un profundo vacío en el corazón y una sensación de dolor que lo envolvía.

Finalmente se reunió con los chicos y les dijo que había cumplido el reto, ese maldito y estúpido reto que solo lo había hecho  sentir mal. Enamorarse de una mujer que ni conocía, herir y ser herido, ilusionarse, decepcionarse, usar mujeres como si fueran juguete solo por un jodido reto.

Se ahorró la última parte de la historia, solo dijo que cumplió el reto y existía prueba de ello, podía traer a todas las chicas una por una y decirles que confesasen lo que pasó pero nunca diría que se había enamorado de una.

—Nanana boludo sos leyenda —exclamo Piero con una sonrisa.

—Al final el wachin nos dejó boquiabierta a todos —dijo Lit—Como todo Macho se las cogió a las 5.

Paulo forzó una sonrisa y después de algunos comentarios de sus amigos se fue, con el pensamiento en una sola mujer, Gisell.

Si hubiera sabido eso jamás habría aceptado nunca, aunque Piero lo castigara. Por dentro la culpa lo estaba matando, como pudo ser tan imbécil, como si el sexo fuera un simple juego... pues no lo era, era más que placer y no se practicaba con cualquiera.


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Una de Cinco; Paulo londra [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora