Epílogo

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Después de que Paulo se quedara sorprendido, y con miles de interrogantes ante la presencia del amor de su vida en aquel avión, se encontraba con ella en el balcón de lo que sería su apartamento durante los próximos meses.

Gisell estaba allí, contemplando la gran ciudad de Alicante, quizás nunca en su vida pensó que llegaría tan lejos. Estaba en otro continente. Por una parte le debía todo a Piero, el la ayudó con el papeleo, el pasaporte y todo lo necesario para darle la a Paulo la sorpresa en el avión.

Antes del viaje, hacia días que  Piero veía a Paulo diferente, sabía que le pasaba algo, conociéndolo bien seguro alguna chica lo tenía mal, así que investigó por su cuenta, y al final se topó con Gisell; todas sus sospechas fueron  confirmadas. Ella era la chica que lo tenía mal. Pero solo quería ver a su amigo feliz, y si esa chica era su felicidad pues correría riesgos, asi que la ayudó a viajar a España.

—¿En qué pensás? —dijo Paulo asomándose a ella.

—En todo —respondió Gisell.

—Entonces pensas en vos misma porque siento que  sos todo para mi.

—Aww que cursi, Te Amo.

—Yo más —dijo Paulo—¿Por qué no entramos a la pieza?.

—No, anda vos, yo me quedaré viendo un rato más la ciudad.

Paulo se acercó a ella.
—Los niños no se hacen solos—le susurró al oído, ella sonrió y tomándolo de la mano entró al cuarto.

Las puertas se cerraron, las ventanas se cerraron, imagínense ustedes las cosas que allí pasaron.


Una de Cinco; Paulo londra [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora