Capitulo 18

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Pasaron algunos días, Gisell se había ido en aquel encuentro casual dejando a Paulo en dudas. No le había dado una respuesta, solo se fue evitando la confrontación.

Paulo se sentía fatal, aquello lo había herido gravemente, la amaba, la deseaba, no soportaba la idea de saber que en cualquier momento otro hombre estuviera haciéndole el amor, no quería que nadie la tocara.

Quería tratarla como una mujer, amarla y demostrarle que no todos eran iguales pero el tiempo se agotaba, se mudaría temporalmente a España por cuestiones laborales. Quizás duraría  3 meses, o puede que  6. Se enfrentaría a un mundo nuevo.

Estaba sentado con las maletas aun lado esperando su vuelo, con la mirada cabisbaja, dejando todo lo que quería en aquella bonita ciudad de buenos aires. Llevándose las experiencias  con aquellas 5 chicas, y todos los buenos momentos.

Sus Amigos fueron a despedirlo junto a sus padres que al mismo despedían algunas lágrimas de sus ojos, minutos después se fueron  y lo dejaron solo pues era menos doloroso que ver cómo se subiría a ese avión.

Llegó el momento, anunciaron su Vuelo, Paulo con la mirada triste se levantó, suspiró y agarrando su maleta, se dirigió hacia el avión. Caminando encorvado y a paso lento, como si los minutos pasaran en valde.

Subió al avión, en plena entrada se detuvo un momento y miró el lugar donde estaba sentado, pero ¿Porque qué?, ¿Acaso pensaba que ella iba a regresar?. Era inútil pensarlo, ella quizás sí lo quería, pero no lo amaba lo suficiente como para ir a buscarlo, y eso era justamente lo que el quería, que ella desesperadamente  corriera  y detuviera todo y le confesara que lo amaba y que estaba dispuesta a estar con él, pero eso solo pasaba en las películas.

Con un suspiro terminó de subir, le tocaba el asiento con vista a la ventana—¡perfecto!—, ahora iría viendo através del cristal y recordando  cada segundo lo que había dejado atrás.

Estaba mirando por la ventana pensando  en todas las Gisell que había conocido y en esa vez cuando eran apenas niños. Piero lo reto a besarse con 5 chicas, y lo hizo sin saber que tiempo después pasaría lo mismo solo que esta vez serian más que besos. Había  besado a 5 niñas pero solo una fue la que le gustó, lo mismo le pasaba en la realidad pero con Gisell,  recordó que esa niña que tanto le había gustado besar, según su vago recuerdo tenía pelo negro, ojos oscuros y Piel blanca su nombre era Ca….Ji….G…¿Gisell?, pensó confundido, y efectivamente era ella la niña que besó cuando estaba pequeño.
“Maldito destino esa niña era Gisell”. Una sonrisa se dibujó en sus labios al darse cuenta que su amor venía desde mucho tiempo, pues le había gustado desde niño.

Alguien se sentó a su lado, y ni siquiera se digno a mirar.
Siguió observando por la ventana envuelto en sus pensamientos.

—¿Cómo te llamas?.

Pero Paulo estaba demasiado lejos en su mente como para prestar atención. Escuchó esa distante voz y asumió que era la persona en el asiento.

—Paulo Londra —dijo sin dejar de mirar por la ventana.

—Gisell Griffin, mucho gusto —dijo extendiendo la mano con una amplia sonrisa.

                     Fin

Una de Cinco; Paulo londra [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora