Capitulo 13

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—¡Gisell! —exclamó Paulo.

Una vez que la luz se reflejó más a fondo en su rostro se dió cuenta de que no era Gisell, era Rocío…

—¿Perdón que dijiste? —dijo Rocío con una sonrisa curiosa.

En ese momento, Paulo no encontraba palabras para describir la decepción que se había llevado, pero apesar de todo debía continuar ,era el último día, la última locura, la última noche y aunque sus pensamientos solo se concentraban en Gisell, intentó disimular su desencanto.

—Solo las ganas que tengo —respondió.

Continuó fingiendo cada beso y cada caricia, no sabía porqué actuaba así y más con Rocío, la chica que había amado durante casi 3 años. Se suponía que aquello era amor, que debía sentir algo al besarla, se suponía que aún ella seguía en su corazón pero sus acciones demostraban lo contrario.

La besaba imaginándose que esos labios eran los de Gisell y su despiadada imaginación lo lograba, conseguía engañarse. Imaginarse una persona para poder estar con otra, pero nadie  merecía eso  y menos Rocío que se había comportado de una manera tan honorable cuando  estaban juntos.

La penetró pero en esta ocasión no pudo engañarse, jamás podría comparar los gemidos de Rocío con los de Gisell, eran dos mujeres completamente diferentes, cada una tenía su manera de hacer las cosas.

Los segundos pasaban y eran una eternidad, de alguna manera Paulo quería que aquello pasara rápido. No sentía nada al estar con ella más que un simple placer sin sentimiento como el que había sentido con las otras chicas menos con Gisell, con ella todo cobraba vida, todo era diferente.

Al cabo de unos minutos terminó, se vistió rápido, tan rápido que Rocío se preocupó pensando que le pasaba algo.

—¿Y vos a donde vas? —exclamó Rocío.

Terminó de  amarrarse los cordones de los tennis y cerrando la puerta de golpe se fue.

No lo dudó ni un segundo, tenía que ir a esa fiesta y buscar a Gisell. Su cuerpo se lo pedía, sus labios se lo ordenaban, su mente la reclamaba, la nesecitaba, porque con ella se sintió vivo, con ella hizo el amor como no lo había hecho con ninguna.

Se desplazaba entre el gentío, el ruido, la gente disfrazada y las confusas luces de colores en todos lados.

Miró a una de las chicas con la que estaba la noche en la que la contrató y se dirigió a ella deprisa.

—¿Has visto a Gisell? — preguntó en voz alta pues la música era intensa

—¡Creo que está afuera, dijo que se iba! —gritó para que pudiera escucharla.

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Una de Cinco; Paulo londra [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora