Tan solo era un niño que extrañaba a su madre y aun que Todoroki no lo entendiese por completo, sabía perfectamente que no podía odiarlo después de todo el pequeño quería que su carta llegara al cielo.
Mientras tanto el simplemente quería ver al a...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
«Y la persona que tanto amaste terminaría siendo a la que también ame.».
Lo primero que observaron sus pequeños ojos al nacer fue la luz de una fugaz sonrisa, una sonrisa que lo recibió con amor a pesar de que nadie más lo hacía.
—Bienvenido al mundo bebé —pronunció de forma débil y con unas cuantas lágrimas en los ojos. —Espero y algún día me perdones.
Y entonces la hermoso sonrisa desapareció, y las fuertes manos que lo sostenían, de repente perdieron fuerza. Fueron unos segundo en el que su pequeño ser fue feliz.
Aquel fugaz momento sería el único recuerdo bonito que tendría Sho durante su corta vida...
Después de aquello solo conoció tristeza y soledad.
Sho aún podía recordar la sensación de frío chocar en sus rojas mejillas, los ojos bicolores que lo miraron con odio profundo. Aquel fue la primera vez que su padre lo vio directamente a los ojos . Un recuerdo borroso pero una sensación que le sería imposible olvidar.
Y las manos cálidas de una mujer de cabellos blancos, sonrisa bonita, y corazón tan cálido como el verano.
—Espero y algún día nos perdones Sho... —pronunció Fujumi aferrándose al bebé con suma tristeza.
Porque el bebé pagó por los pecados de otros.
¿Cómo podría explicar los años siguientes a su nacimiento?
La luz llegó a su vida cuando cumplió un año, su abuela. Aquella mujer que lo aceptó incluso con los demonios que llevaba dentro.
Su vida nunca fue normal y lo supo en cuanto descubrió que era diferente a sus compañeros, cuando descubrió que no tenía mamá, en aquel mes solitario de mayo...
