Tan solo era un niño que extrañaba a su madre y aun que Todoroki no lo entendiese por completo, sabía perfectamente que no podía odiarlo después de todo el pequeño quería que su carta llegara al cielo.
Mientras tanto el simplemente quería ver al a...
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Una semana, esa era la cantidad de días que tenías de nacido, aquella era también la cantidad de días en la que ella no estaba conmigo.
Mi corazón estaba herido, mis ojos no me permitían verte, el simple hecho de saber que estabas vivo era una estaca clavada en mi pecho.
¿Qué debía hacer para no sentirme así?
Fujumi te trajo aquí conmigo, decía que tenía que pasar más tiempo a tu lado, que muy pronto ya no seríamos capaz de vernos.
Eso era lo mejor pensé.
-Deberías verlo Shoto ¡Es niño muy lindo! -Pronunciaba Fujumi con ternura.
-No es necesario -pronuncie.
-Vamos Shoto es hermoso miralo, es idéntico a ti cuando eras niño. -Lo acercaste a mi.
-¡No lo es! Aleja a ese asesino de mi. -Pronuncie sin darme cuenta de mis palabras.
-Shoto.
-Lo siento yo -Trate de pronunciar aún confundido.
-Lo se, no te preocupes, en este momento solo te estas dejando llevar por el dolor Shoto pero estoy segura que llegaras amar a este niño tanto como lo hizo ella.
-Dudo que eso pase.
Te odiaba, cada fibra de mi corazón lo hacia y eso me destrozaba ¿Qué clase de monstruo odia a un recién nacido?
Me sentía culpable, no podía verte no cuando te consideraba un asesino, no cuando me odiaba a mi mismo por ser un cobarde.
El día llegó, la madre de Momo te llevaría consigo, aún recuerdo ese día, Fujumi no dejaba de preguntarme una y otra vez lo mismo ¿Shoto estas seguro de esto? Es tu hijo, probablemente no vuelvas a verlo.
Lo sabía pero en ese momento no deseaba nada, era lo mejor tanto para ti como para mi.
Te deje ir junto con mi pasado, junto con ese sueño de tener una verdadera familia.
♠
Los días pasaban y las ganas de vivir no volvían a mi. Recibí una llamada mi padre, me quería de regreso, ya no tenía nada que me atara fuera de la familia Todoroki.
Pero yo amaba mi dolor, cada parte de esa casa me recordaba a ella cada cuadro, cada color, todo.
Estaba en mi el auto destruirme, no deseaba vivir, Fujumi trato de convencerme diciéndome que era mejor dejar todo atrás y comenzar de nuevo, que si seguía así jamás la olvidaría.
Fui obstinado, me encerré en esa casa en esos recuerdos, aislandome de la realidad, no recuerdo cuantos días pasé así, hasta que apareciste nuevamente en mis sueños, pero esta ves era muy distinto a otras veces .
El dolor y la ira fueron los que me hundieron en esta miseria.
Tu sonrisa me devolvió lo que una ves más perdí.
Y allí estaba una vez más en aquel parque de mi Infancia, estaba solo, llorando, fuiste tú el primero en acercarse.
"¿Estás bien? -Preguntó un pequeño niño de cabello rizado de un hermoso color verde.
Y allí estaba mi pequeño yo, limpiándose las lágrimas mostrándose fuerte ante aquel desconocido.
-Yo, no quiero que mamá se vaya -Pronunció aquel pequeño.
Lo supuse, este ya no era un sueño, lo recordaba, aquel día escape por primera ves de casa.
-Yo no quiero quedarme solo.-dijo.
En aquel momento el pequeño pecoso quedó pensativo, tratando de resolver el problema, mostrando una gran felicidad al encontrar la respuesta.
