iv. oh my god

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✧・゚━CAPÍTULO CUATRO ━・゚✧

De acuerdo, puede que hubiera tomado la mano del chico con el que se encontró en medio del pasillo y lo hubiese obligado más o menos a que la ayudase con los papeles que quedaron en el piso y también a llevarlos a la sala de profesores, pero Myungseok solo lo hizo porque en su situación, no puede dejar pasar el hecho de que el supuesto Lee Jeno es una copia exacta de su versión dibujada, y no podría volver a clases dejándole a la deriva, pues en primer lugar, el chico no dejaba de hacerle preguntas y en segundo, una chispa de curiosidad se encendió en su interior.

Al dejarle todo el peso de los papeles por unos segundos mientras ella abre con cuidado la puerta corrediza, puede asomar su cabeza y respirar tranquila al ver que el único cubículo ocupado en la sala llena de papeles está ocupado por el señor Kang, de Educación Física, que no es más que un cuarentón que ya perdió toda la fe en la juventud y ya solo va al trabajo a beber café, soplar el silbato y a tomar siestas en sus horarios libres, como en ese momento.

Le hace una seña a Jeno para que entre de la manera más silenciosa que pueda para dejar los papeles en el escritorio de su profesora, mientras ella vigilaba al señor Kang por si se le ocurre cumplir con su horario de trabajo y se encontrase de la nada con un intruso en su escuela, pero por suerte, nada ocurre. Hasta que están por salir, y el hombre suelta un ronquido que le pone los pelos de punta a ambos jóvenes. No suelta nada más que un leve cabeceo, que de paso, le da la oportunidad a Myungseok para notar unos pases para estar fuera de clases sobre el cubículo lleno de papeles de otro profesor cercano a la salida, brillando como oro en sus ojos, así que en un movimiento rápido, toma dos y antes de que ocurriese algo más, empuja la espalda de Jeno para salir de la sala. 

En su mente, agradece la falta de presupuesto en la escuela que les evita instalar cámaras de seguridad que se supone deberían tener para evitar situaciones como esa. 

―Ten, si nos encontramos con algún profesor, solo muéstralo y déjame hablar a mí ―dice una vez que ya se alejaron unos cuantos pasos del lugar, a la vez que extiende el papel para que el chico lo tome, mirándolo con curiosidad, aunque no le dice nada en respuesta. Da un paso antes de agregar en voz baja―. Ah, cierto. No hagas ruido porque el resto sigue en clase.

Jeno solo asiente con lentitud, limitándose a seguir sus indicaciones. 

Es consciente del hecho de que parece toda una delincuente juvenil con todas las reglas escolares que ha roto en menos de diez minutos, pero luego de pasar toda su escuela media en un estricto internado en medio de la nada, acabó adquiriendo ciertas habilidades que nunca le sobran, y que son útiles para momentos como ese. Ahora centra sus energías en subir los cuatro pisos de escaleras junto al chico para llegar al único lugar en el que pudo pensar que estarían solos como para que ella pudiera hacer todas las preguntas que quisiera sin que los interrumpiesen.

Going Up! ―Lee JenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora