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¡No!

Despierto de golpe, sobresaltada y gritando. Me siento desorientada por unos segundos con el corazón a mil por hora cuando veo todo blanco, pero no tarda en acercarse un hombre de cabellos grises a mi.

— Ne-

— ¡Aléjese! —escupo sin pensarlo cuando amenaza en tocarme, me arrastro hacia atrás en la camilla sintiendo todo mi cuerpo temblar— ¡No se acerque! —la voz se me rompe al final de la orden y mis ojos se llenan de desesperación al no ver ninguna señal de mis amigos y solo puedo pensar en que lo soñé.

Regreso al presente y el hombre sigue de pie a unos centímetros, con mirada cautelosa y el cuerpo rígido. Es moreno y lleva una bata, lo que me hace pensar que es algún doctor o científico.

— Solo-

— ¡No se acerque, por favor! —explotó, aferrándome a la sabana que descansa en mis piernas. Estoy rígida y alerta. El corazón dentro de mi late a una velocidad que puedo sentirlo sonar en mis tímpanos y escuchar mi pesada y dificultosa respiración. La vista se me nubla ante las desesperación y decepción que siento— ¡S-Solo no se acerque más a mi! —masculló entre dientes.

El hombre decide alejarse lentamente sin apartar la vista de mi y con las manos alzadas indicándome que no me hará nada, pero luego de todo ya no sé en qué confiar.

— Solo quería pedirte que te calmes —musita lentamente—, no puedes actuar así cuando acabas de pasar una convulsión. En este momento eres inestable y cualquier indicio de sobresalto podrá afectar tu sistema nervioso y provocar otra convulsión.

Aprieto los labios y endurezco la mirada.

— ¿Donde estoy? —farbullo aún desconfiada y él lo nota por la forma en que encuadra sus hombros, incómodo.

— En un laboratorio de Legión.

La última palabra resuena dentro de mi y eso me indica que no fue un sueño y que estoy aquí.

— ¿Donde estas mis amigos? Quiero a mis amigos —espeto encogiéndome en la camilla ante su mirada.

El hombre asiste lentamente y se pellizca el puente de su nariz. Se gira sin decir nada y abandona la habitación dejándome sola. Dejo escapar el aire que había estado aguantando y mi atención cae en la puerta y el pelinegro entrando en la habitación preocupado.

— Logan —se acerca a mi y me toma de la mano—, ¿qué sucede?

Lo miro y no tardo nada en dejar caer las lagrimas de forma silenciosa.

— No quiero estar aquí, Rust —me rompo y el chico me atrae a su pecho dejándome llorar—, no quiero. Yo solo quiero salir de aquí.

— Hey, hey, hey —llama mi atención y me hace verlo—. ¿Por qué dices eso? Aquí estas bien. Estamos con los buenos, no dejaremos que algo malo te pase, Logan.

— No me siento segura aquí, Rust —murmullo.

Quizás debería decirle que el único problema es que esta habitación me recuerda a Monarquía, Kellius y todo lo que me hacía.

Quizás debería decirle porque estoy tan lastimada y a todas las pruebas a las que fui sometidas con electroshok.

Quizás debería...

Pero ambos nos fijamos en el hombre que entra nuevamente a la habitación.

— Logan, él solo te administrará un par de cosas y podrás irte de aquí —informa el oji-azul inclinándose a mi.

Restart | #1 Niall HoranDonde viven las historias. Descúbrelo ahora