Restart | #1 Niall Horan

29: segunda parte.

Cuando era pequeña tuve tantos sueños. Desde ser una doctora hasta una astronauta y pisar la Luna. Soñé con ser de todo: cántate, actriz, bailarina, maestra, científica, chef, pero de todas las cosas que soñé ninguna se hizo realidad.

Ahora solo me lamento en esta habitación blanca y vacía que haría volver loco a un claustrofobico. Descansando en una cama y con una camisa de fuerza puesta en mi cuerpo, mis brazos se sienten entumidos pero no puedo hacer nada mientras lloro, observando el techo y perdiéndome en el vacío blanco.

Me siento tan vacía y a la vez no.

Tengo tantas emociones pero al mismo tiempo no siento nada.

Mi cuerpo duele de pies a cabeza, pero más mi cabeza. Punza y palpita, me siento débil, cansada he enferma. Ni siquiera me acuerdo de la última vez que comí o bebí algo.

Aún me pregunto cómo no he perdido la cordura. Llevo encerrada tal vez dos o más días aquí, tan sola que ya comienzo a preocuparme de mi estabilidad psicológica. No hay ningún ruido, nada que ver. Ahora que lo pienso he escuchado mis órganos pedir por comida en algunas ocasiones pero llegue a la conclusión de que prefiero morir a volver a pasar ese horrible y doloroso infierno.

Llorando silenciosamente y viendo borroso el techo, me pregunto qué hubiera sido de mi vida si esto no hubiera pasado.

Tal vez sería una científica, siempre me gustó todo lo que tenía que ver con la ciencia. Estaría en la universidad, viviendo en algún departamento de Detroit y haciendo lo que hace cualquier chico de diecinueve años. Pero también está que no hubiera conocido a Niall ni a Rust. Ellos son lo más cercanos a lo que podría llamar familia a pesar de que ambos se lleven como perros y gatos. Me pregunto dónde estarán ahora. Quizás están en algún lugar, huyendo, o quizás muertos. Preferiría que fuera lo primero. Prefiero mil veces a que huyan lejos de aquí, dejándome, porque no quiero que ninguno sufra esto. No quiero que pasen por esto y saber que les hacen cosas horribles.

Ojalá en algún futuro esto se arregle. Que se vaya a la mierda Kellius y que alguien con valores y de un buen corazón vuelva el mundo en una versión mejor.

Mejor a la de antes.

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—¿Qué están haciendo? —el susurro que abandona mis labios sale tembloroso y con pánico cuando veo a dos hombres enfundados en trajes blancos acercarse y con el rostro cubierto por una máscara— ¿Qué hacen? No... aléjense —comienzo a recuperar fuerzas y uno de ellos me coloca de pie, las piernas me tiemblan—. Alto, alto... ¡dije alto! ¡Suéltenme! ¡Suéltenme, por favor! ¡No me lleven de nuevo ahí, por favor! ¡No, haré lo que quieran pero ahí no, por favor! ¡No me lleven! ¡No hice nada! ¡Y-Yo no hice nada!

Me sacudo con brusquedad en los brazos de aquellos hombres, utilizando mi poca fuerza para evitar llegar ahí. Ni siquiera veo bien, todo es borroso por las lágrimas de terror que se acumulan en mis ojos.

—No, no, no... ¡No! ¡No, por favor! ¡Por favor, no me lleven ahí! ¡Ahí no, no quiero! ¡Suéltenme! —chillo sacudiendome con más fuerza al reconocer aquella puerta que he pedido no volver a entrar ahí.

Y entro.

Y solo siento terror.

La sensación es tan abrumadora y impotente.

Mi vista se aclara y veo todo con lentitud.

Mi cuerpo se sacude con más fuerza, toda la fuerza que puedo conseguir, mis pies tratan de impedir que siga avanzando y yo me siento tan impotente al no poder utilizar mis brazos para defenderme por la camisa de fuerza. Grito tanto que siento mi garganta desgarrase. Y yo solo puedo ver cómo cada vez me acercan a esa camilla metálica a mitad de la habitación, rodeada de máquinas que solo hacen que se vea más aterrador.

Y mi mente trabaja en una vía de escape.

Con uno de mis pies golpeó la rodilla de uno de los tipos que me llevan con toda mi fuerza que hace que caiga y maldiga. Rápidamente su compañero me toma del estomago y al hacer eso dejó ir con fuerza mi cabeza hacia atrás, golpeándolo en la cara. Un dolor me recorre la parte trasera de la cabeza pero no dejo que me afecte cuando el tipo que aún me sostiene afloja un poco su agarre pero no lo suficiente para librarme, así que brincó hacia atrás y me agacho al tocar el suelo rápidamente cuando su cuerpo se va para adelante y cae bruscamente de espaldas al suelo.

Libre, me giro para echarme a correr pero veo al tipo que había golpeado con mi rodilla intentar levantarse, así que corro hacia él y dejó ir con fuerza mi pie en su rostro.

Cae al suelo.

Y la puerta que es mi vía de escape se abre de golpe y tres tipos más entran.

Retrocedo cuando uno de ellos se abalanza contra mí y me agacho cuando intenta golpearme, me alejo pero solo siento cuando me toman del cabello con rudeza y luego un fuerte dolor en mi frente.

Y me desplomo en el suelo.

En el frío suelo, sintiendo mi frente caliente y punzante, me doy cuenta que fui golpeada contra el borde de la camilla.

Trató de levantarme, pero no puedo, no sin ayuda de mis brazos.

Y sin poder moverme, alguien me gira para dejarme boca arriba y se pone de cuclillas sobre mí y solo me da tiempo de parpadear cuando me toma del cuello con brusquedad y siento un par de nudillos romperme la piel de mi mejilla.

Ni siquiera hay una palabra para describir lo que sentí en ese momento.

En el suelo, sin salida, con un tipo sobre mi, golpeándome sin cesar, mi rostro lleno de sangre y mallugado, casi inconsciente, yo pensé: moriré.

Moriré y nunca llegue hacer alguien en la vida.

Moriré y nunca tuve un verdadero amor.

Moriré y nunca me casaré.

Moriré y nunca tendré hijos.

Moriré y nunca diré cuando este vieja recordando mi juventud: tuve una buena vida.

Moriré.

Quisiera poder reírme por lo patética que soy.

Y cuando ya no soy capaz de ver, siento que paran de golpearme.

Levantan mi cuerpo como si fuera un juguete, me quitan la camisa de fuerza y me dejan en la camilla.

Y silencio.

Lo único que hago es respirar dificultosamente.

No puedo moverme.

Ni ver.

Solo seguir aferrándome a ese pequeño hilo delgado que me da vida.

— Eres una guerrera, Logan...

Kellius.

—... y eso te matará.

Quisiera decirle que no sin antes que lo maté yo.