2. Te encontré

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Ese día salíamos temprano, y fué el día perfecto, al llegar a casa, Rocklet se tiró sobre mis pies y me hizo un agujero en el zapato de colegio; no me enojé, nada me enojaba, mi sonrisa salía sin que yo lo pidiera. Lo acaricié y entramos a la casa, Osvaldo, mi otro hermano se comía un huevo duro con pan, me saco la lengua y yo me reí, no almorcé, ya que me compre un Twistos de jamón, son harto llenadores. Y así pase mi tarde, riendo de la nada, recordando aquel momento, lo que salió de mi para poder decirle eso a aquel ángelito. Mamá me gritó que la cañería seguiría rota hasta una semana más, el señor que la arreglaba no podía venir ahora; no me importó, iría cada día, sólo para verlo a él.

Mi mañana empezó, desperté antes que todos, tarde diez minutos en el baño, con el agua helada sobre mi cabeza, me emocionaba saber como sería todo hoy, bajé, estaba todo apagado, media hora antes de arreglo no esta nada mal. Me hice el té agrio de las mañanas, esta vez parecía estar con un sabor dulce, como los dioses, el pan caliente y el queso derretido sobre la corteza; eran un regalo para mi paladar.

Al fin bajó mamá, dió un salto al verme sentada en la mesa comiendo sola, ya arreglada, y con una sonrisa mañanera que nunca tengo.

¿Y tu Pola?.-me dice, mientras cada paso que daba en la escalera, eran música para mis oidos.

Nada, me desperté temprano, que guapa te ves mamá, ¿quieres té?.-le digo riéndome. Ella sólo me mira extraño, sube corriendo y trae a papá, que acababa de dormirse, tuvo una noche de insomnio.

Mira, mira, dile algo pesado, Manuel.-le dice mamá asustada, pegándole en la espalda con inquietud.

Pola, no habrá regalo de navidad.-me dice enojado. Yo río y le respondo un <<Genial, así ahorraremos papá>>-Él me mira asustado, núnca le había dicho algo así, entonces subió corriendo y mamá se quedo en un rincón de la escalera mirándo mi reacción.

Eduardo baja y me tira nuevamente el bolso, esta vez lo agarré con mi mano, antes te que pudiera rebotar en mi cara feliz. ¡Gracias!.-le digo. 

Él sólo me mira y se acorrala con mamá en la esquina de la escalera, "Debe estar poseída".-le dice a mamá. Yo río y no entiendo porque le ponen tanto color, hoy amanecí feliz, ¿y?.

Como era temprano, decidí irme caminando, para no llegar tarde y chocar contra los vidrios, como ayer. "Adios mamá".-le grité, mientras salía por la reja, Rocklet me miraba con unos ojos de sorpresa, yo lo abrazo y le digo al oído un "nos vemos después", cosa que usualmente no hacía.

¡Pola!, pero tu hermano aún no esta listo, no puedes ir sola.-me dice mamá indignada desde la casa; yo ya iba una cuadra más lejos que mi hogar.

Tranquila, si no me ves a la tarde, preocúpate, adiós jovencita.-le grito con una sonrisa. Ella solo se devuelve.

No me dí ni cuenta cuando ya llegué, me fuí por el parque, los árboles y sus hojas verde inteso por la luz del calido sol. Se me hizo corto el tramo, llegué a la entrada, y le dije un <<buenos días>>, al conserje de la entrada, él me miró con expectación y me abrió la puerta.

Esta es la primera vez que subo las escaleras y no llego muerta y sin aliento. La puerta azul estaba cerrada,  no habia nadie dentro, introducí mis uñas en la cerradura, hice un pase mágico y la puerta se abrió, esta es la primera vez que me resulta abrir la puerta con las uñas, pensé que era sólo un mito. Deje mis cosas en mi puesto, nuevamente no tenía silla, pero tenía muestras gratis para escoger, saque una blanca, alta y que me encantaba mucho desde que Koala se sentaba en ella, él era un compañero, y hablando de koalas, ahí venía él, con su amigo el despeinado. Mejor me voy, pensé. Salí de la sala y choqué con un chico de otro curso, "lo siento".-dije riéndome. Faltaba una hora para que las clases empezaran, y yo bajé las escaleras, los profesores recién estaban llegando, y a cada uno le regalaba una sonrisa de lindas mañanas.

Él, menor que yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora