3. El último rato amoroso

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Nuestra tarde se basó en fugarnos de todas las clases, nos quedamos en ese patio, y era perfecto, los cursos no tenían clases hoy, teníamos el patio libre para nosotros. A la hora de almorzar los chicos con pase podían salir, era una excelente idea poder irse y disfrutar la vida, ¿no?.

Está bien, este es el plan, cuando sea hora de almorzar, nos colamos entre la gente y corremos a la salida, ¿ya?.-

Pero William, mejor pasemos por debajo del hombre que revisa los pases, y corremos.-los dos asentimos con la cabeza y esperamos a la hora de almuerzo; la campana de la libertad sonó, el reloj cucu salió y nuestro plan procedió.

Nos paramos frente a la puerta, los chicos ya salían a almorzar, y nosotros nos colamos en la fila, ya nos tocaba, contamos hasta tres, empujamos al conserje y salimos disparados por la puerta principal, parecíamos dos niños jugando a la pinta. Los inspectores nos gritaban que volvieramos, desesperados y nosotros riéndonos, corrimos dando la vuelta al colegio, en eso, paro en seco; el auto de mamá estaba al costado del colegio, venía a dejarle el almuerzo a mi hermano, estaba esperando impaciente, William seguía corriendo, e incluso pasó por delante de mamá, yo, me escondí detrás de un auto.

¡Pola! ¡Pola!.-empezó a gritar, mamá paró oreja y se dispuso a escuchar de donde venía el llamado.

Yo le hago una seña desde el auto, que se calle y venga, que mamá está ahí.-

Mi madre comienza a sospechar, y William espera la señal para correr nuevamente, ahí llegó Eduardo, se acaba de asomar para recibir el almuerzo, mamá se concentra en él y William y yo corremos hasta el otro extremo de la calle.

¿Quién era Pola?.-me dice preocupado.

Mi madre, si sabe que me fugué y aparte que me suspendieron, me mataría con mil chalas.-

Tranquila, yo soy capaz de ayudarte ante todo por ti, incluso si acogerte en mi casa fuera necesario.-

Gracias William.-le digo abrazándolo, comienzo a temblar nuevamente y él lo nota, eso hace que me ponga más nerviosa.

¿Quieres volver al colegio después?-

No, pero debemos volver para buscar nuestras cosas ¿no?.-le digo con un poco de sarcásmo.

¿Te vas caminando William?-

A mi casa, no, pero podría hacer una excepción, mamá no se dará cuenta-

La mia tampoco, que se vaya con mi hermano nomás.-

Podríamos ir al parque, y recostarnos sobre el pasto, ya tu sabes-

Me encantaría ir contigo-digo, y el sonríe-

Procedemos a ir al parque, las mangueras de agua estan abiertas, jugamos a mojarnos, quedamos empapados, y nuevamente él se saco la polera, yo no podía disimular más, no podía parar de mirar su torso mojado, entonces me levanté y tropecé con la manguera, caí en sus brazos, y él se fué hacia atrás, caímos en un charco entre el pasto, quedamos sucios de barro, él río y yo volví a tiritar.

William estás lleno de barro, tu espalda esta llena.-

¿Ayudame a limpiarla con la manguera Pola?-

Claro.-le digo, abro el grifo de la manguera, y esta comienza a descontrolarse, salen chorros de agua por miles de agujeros a lo largo de su extensión, por el agujero principal sale uno grande y hasta llega a doler con la intensidad con la que sale, así que procedí al plan B, con mis manos acarree un poco de agua y comencé a frotarselo sobre su espalda, el agua estaba fría, y su polera estaba estilando, yo me senté sobre la hierba seca, él se acercó y puso su cabeza en mi hombro, con mi polerón lo tapé, estaba frío, él comenzó a tiritar, y mis parásitos volvieron a la fiesta.

El sol nos daba justo a nosotros, pero mis ojos no les molestaba su intensidad, porque tenía algo más que admirar, el precioso de William estaba junto a mi, comencé a reirme convulsivamente, él sólo sonrió.

Oye, ¿alguien ha ocupado ese corazón?-

Aún no, ¿y tu corazón lo ha conquistado algún chiquillo?

Al decirme que no, se me quitó la sonrisa sobre mi rostro, debía ganarme un lugar, pero esto no está fácil, entonces le respondí un "no", frío y seco.

Tengo frío, ¿me prestarías tu polerón?, no puedo volver con esto mojado dentro, nos descubrirán.-

Sí, claro, vamos a buscar las cosas, ya están saliendo de clases.-

Se puso el polerón y procedimos a entrar, él busco sus cosas y yo las mias, ya casi todos se habían ido, seguro que mamá debe andar buscándome. Nos encontramos a la salida, el me sonrió y corrimos por el portón, nos fuimos caminando por el mismo parque, él se ofreció a llevarme hasta mi casa.

En el camino había un hombre tomando licor, se acercaron a nosotros y nos dijeron "oye niño, presta a la novia", yo le pegué en el pie, y William lo empujó, juntos corrimos hasta llegar a la otra cuadra.

Vaya, que irrespetuoso.-digo algo enojada.

Sí, ¿oye donde vives?-

En el pasaje Zapán, ¿y tú?-

¿Es enserio Pola?, mi casa queda al entrar al pasaje-

Mis ojos se iluminaron y una sonrisa en mi apareció en mi rostro, estaría más cerca de mi, que ninguna otra vez.

Aqui vivo yo- dijo señalando la casa del costado, la primera casa antes de entrar al pasaje.

Yo vivo en la otra cuadra del pasaje, pero no te preocupes, yo me iré sola, adiós William.-

Adiós vecina.-me dice, dándome un beso en la mejilla, sus labios estaban cálidos y al rozar con mi mejilla, se me puso la piel de gallina. Me fuí saltando hacia mi casa, mi perro me estaba esperando, saltó sobre mi y yo lo apreté de felicidad, me lo llevé en brazos hacia mi pieza, al entrar mamá estaba parada en mi pieza, esperándome, le sonreí como si nada hubiera pasado y entré con Rocklet a mi pieza, ella salió y cerró de un golpe la puerta, me cerró la puerta con pestillo, yo no podía salir, entonces le hablé a mi hermano por un mensaje de texto.

<<Ábreme>>-

Pero no recibí respuesta, mi perro raspaba la puerta con sus patitas, me quedé acostada sonriéndo, la vida es bella.

Él, menor que yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora