4. Todo cambió

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Mi mañana comenzó como todos los días, el té dulce y el queso caliente sobre el pan, me puse un chaleco cualquiera, mi polerón lo tenía William, salí de mi casa temprano, tenía nervios que al salir me encontrara con William, aunque no estaría mal. Mi perro no quería entrar a la casa, tenía cara triste, lo tomé y lo abracé, ya Rocklet, ya volveré, le susurré.

Salí saltando por el pasaje, salté sobre los charcos de la calle, empecé a cantar, esperaba verlo nuevamente, escucho unos pasos que se alejan, pienso que podría ser William, pero no me alarmo, no quiero parecer desesperada, entonces camino como si nada, pero no era él. De pronto algo se tira sobre mi espalda, volteo y veo a William sonriendo sobre mi, ¡hola!, me dice besándome en la mejilla, se baja y coloca una mano sobre mi hombro, aún tiene mi polerón puesto.

Una sonrisa sale de mis labios y un "Linda mañana", sale de mi.

¿Cómo está la vecina más linda de todas?-

Bien, ¿y el vecino más guapo?.-digo y la piel de gallina vuelve a mi.

Él rié y asiente, en menos de media hora llegamos al colegio, el abrió la puerta para mi y yo la cerre para él. Tomamos distintos caminos, las clases de la mañana siguieron normales, no pude verte en los recreos, cada segundo sin ti hacía que mi cerebro anhelara mas tu compañía, deseaba tenerte a mi lado, William. Los dos recreos de la mañana no pude verte, no te encontré, te extrañé, tengo nostalgia, me haces falta, tu compañía confianzuda, tú, tu todo.

La hora de almorzar llegó, seguimos estando en aquella reja que dividía los dos patios, miraba lo más profundo hacia ese lado, pero mis ojos no pudieron encontrarte, mis manos no pudieron tocarte, mis parásitos te necesitaban, mi sonrisa no aparecía, y por más que lo pedía, tu no estarías hoy. 

Con Andrea, Antonia y Rocio, nuevamente nos fugamos al patio de los cursos menores, nos sentamos en la escalera del pelotazo, mis ojos te buscaban, pero no te encontraban, mis labios solo dibujaban en mi una linea recta, mi corazón necesitaba adrenalina para sentir mis parásitos, ay William, si tan sólo supieras que me encantas.

Me fuí a comprar unos Rocklets de cada día, cuando una niña pequeña rubia y con pinta de que me venía a pegar, me empuja.

Hey cuidado niña.-le digo.

Escuchame niña grande, se que ya conoces a mi William, y él es mio, no dejaré que una chica venga y se lo lleve, él es de mi propiedad, esta pololeando conmigo, no quiero que te acerques más a él, ¿está claro?-

Sí claro niñita, sólo eres una celópata de un chico que no te presta atención.-entonces esta vez yo la empujé, ella se hizo la dolida, se lanzó al piso a llorar, todos vinieron a ver que pasaba, en eso William se viene acercando entre la multitud de niños.

¿Qué pasó?, ¡Flor!.-grita, dirigiéndose hacia la niña.

¿Quién fué?.-le susurra mientras la toma en sus brazos.

Fué ella.-dijo la niña apuntándome.

William, puedo explicártelo, apenas la toque-

Ella quería alejarte de mi amor, sólo es una chica que quiere robarte, ¡eres mio!.-le grita a William y le da un beso. Y yo miro como sus labios se rozan.

¿Ya te olvidaste todo lo que pasamos estos dos días?, yo pensaba que teníamos algo especial.-le grité a William.

¿Qué cosas?.-el negó con la cabeza, haciéndose el desentendido.

Estuvimos tan cercanamente, ¿ahora lo vas a negar?, teníamos algo especial, y se que no me considerabas solo una amiga, hasta negaste que alguien ocupó tu corazón.-se me escapa una lágrima.

Él, menor que yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora