9. Fase 3, casi muerte, una sorpresiva llegada

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Sentí la típica adrenalina de las películas, pero eso no lo fué suficiente, la parte del paragolpe me pegó en la frente, haciendo que cayera hacia atrás, sentía como las ruedas pasaban a nuestro costado, sin tocarnos ni un solo pelo, sentí como el humo pasaba por encima de nosotros, dejándonos con el cabello polvoriento y el alma al cuello.

Me aparté de William, que estaba algo asustado, me miró con cara de "vamonos de aquí", nos levantamos e intentamos correr el resto de calle que nos quedaba, cuando ya cruzamos él me mira, aún asustado, y me abraza, casi morimos, lo comprendo.

-Sé que debería ser yo él que te hubiera protegido.

-No William, tranquilo, si ya pasó.

-Pero casi morimos, por eso quisiera ser gato, para pasar 7 vidas a tu lado.

-Y yo quisiera ser toda tu vida. Busquemos otra salida para la otra ocasión.

-Si lo del beso hubiera pasado más de una vez, hubiera preferido esta salida, siempre.

Me sonrojo por completo, mis mejillas están calientes y los parásitos vuelven a su fiesta. William sonríe de oreja a oreja y mira la calle.

-¿Vamos Pola?-me toma de la mano, me gira hacia él, quedando totalmente en un enredo de brazos, justo para poder darme otro beso. Ambos sonreímos de tan maravilloso momento.

-Aunque el universo gira, aunque la tierra se parara, tu sonrisa seguiría en tu cara, y eso me encanta.

Él sonríe y se acuesta sobre mi regazo, juega con mi pelo, gira su cabeza hacia mi, mientras aún los dos, algo en shock por la post-muerte, nos recostamos en el pasto, donde flores, hay por doquier.

-Si supieras cuanto me encanta que seas el combustible que alimenta el fuego de mi pasión.

-Yo tengo que comprarme un diccionario, porque desde que te ví, me quede sin palabras.-le sonrío mientras puedo sentir como su espalda es como un escudo sobre mi regazo.

Mientras miro el día, el semáforo se torna rojo, miro hacia la calle donde casi morimos, y puedo ver un auto que se parece al de mamá, cuando aquel auto baja el vidrio, su mirada sobre nosotros me intimida, nos ha visto, nos está mirando.

-Wi-Will, mi mamá nos está mirando.

-¡¿Qué?!

La apunto y él también fija su mirada en mamá, que no se resignaría en bajar del auto y venir a buscarme o a decirme algo. Entonces, ¿qué haríamos?, correr supongo. El semáforo da verde y mamá sigue mirándonos, como si fueramos criminales fugitivos. Los autos tocan su bocina, mamá no se digna a avanzar, entonces un oficial debe intervenir, ella sale del auto y hace un escándalo, a medio grito en la calle.

-Vamos Will, corramos.-le agarro de la mano y lo llevo más rápido que un rayo.

De tanto correr y correr llegamos a una especie de gimnasio, nos metemos dentro y nos colamos entre la gente, no sé que habrá sido de mamá, no estoy segura, no quiero regresar a casa, tengo miedo. Entonces se me ocurre una solución, ¡Eduardo!, de seguro él me ayudaría, debería ayudarme. Saco mi celular y comienzo a teclear.

-"¿Dónde estás?, mamá me matará".

-"Lo hará, vino a retirarme, estoy con ella, bueno ella aún discute con el oficial, yo estoy atrapado en su auto".

-"Haz que se demore, por favor".

-"corre Pola, se acaba de subir al auto".

No comienzo a reenviar un nuevo mensaje cuando William lanza mi celular volando por los aires.

-¿Te estás dando cuenta de esto?, podemos salir de esta, pero debemos apurarnos, para de teclear.

-¿Y qué propones?, asesino de celulares.

-Debemos regresar al colegio, y volver a entrar por el mismo agujero, volver a nuestra sala, nada de esto está pasando, nada paso, no eramos nosotros, ¿ya?.

-Claro, ¿y cómo le explico a mamá que casi me matan, que tengo una gemela idéntica que estaba con un chico sumamente lindo en el pasto?, dime William, dime.

-Fácil, le dices que no eras tu.

-¿Acaso hay alguien igual a mi?.

-Tú eres única, una en un millon, pero uno núnca sabe, los dobles van y vienen.

-Me matarán Will, no sé que hacer, me echarán de casa.

Mientras caminamos por la larga calle, donde quedaban nuestras casas

-No hay problema, entonces viviremos de la vida, tu misma dijiste, la vida bella, ¿no?, las duchas serán las mangueras, la comida la sacaremos por ahí y que mejor, tengo a la mejor chica a mi lado.

-Sería fantástico William, pero no me puedo ir así como así, deberemos hacer algo, ¡ya sé!, iré a casa, si todo sale mal, nos iremos, ¿vale?.

-Pola, ¿y qué hago yo mientras tu te reconcilias?.

-Ve a tu casa, reconciliate con tu mamá y yo lo haré con la mia.

-No lo digo por eso, es que no sé como aguantaré estar un momento sin ti.

Ya estamos a la esquina de la calle, solo seguimos tomando aquella decisión.

-Yo tampoco, pero debemos primero intentar, tendremos mucho para estar juntos.

Él me mira y posa su mano sobre mi hombro, esta vez soy yo, la que da el beso.

-Si pasa algo malo, venme a buscar, mi perro comenzará a ladrar, te a...espero.-le susurro, y voy corriendo a casa.

Él no se conforma con una despedida simple, me toma del gorro del polerón y lo tira hacia atrás, yo caigo sobre sus brazos y me da un abrazo, solo un abrazo, el mejor que me ha dado.

-Ya Will, no lo hagas más díficil, dejame ir.

-Pero es que...Pola...

-No, ya suéltame, que si no, seré yo la que no me despegue.

-Me encantaría, pero al parecer tú quieres que me vaya.

-¿No entiendes?, si lo arreglamos antes, más luego nos veremos.

William hace un gesto de que acaba de entender, y se siente gratificante al hacerlo, me sonríe y me vuelve a abrazar, esta vez más corto, y ni siquiera se ha despedido, supongo que entendió.

Él va a su casa, y yo me dirijo a mi casa, algo asustada, supongo que Eduardo ha hecho lo posible para detenerla.

Como deseo que me diga, "te amo", no me salen las palabras para decirlo yo, vamos William, dilo, pienso.

Abro sigilosamente la reja, cuando entro mi perro comienza a ladrar, "shh, shh", le susurro, subo las escaleras, y Eduardo tiene cerrada su puerta, rayos han llegado, le golpeo y él me responde con un "estoy ocupado", no lo molesto más y me voy a mi pieza, al cerrar la puerta, mamá está detrás de ella. Pego un salto del susto.

-Así te quería pillar, mira que andas haciendo, no puedo creerlo.

-Esa no era yo, ¿de qué hablas?, no me fuiste a buscar, tuve que venirme sola.

-Es muy temprano para que salgas del colegio Pola, a veces disimulo que no te vi, pero, ¿me vas a decir que no me viste cuando los miraba fijamente con ese chico?.

No tengo palabras, entonces le hago un gesto de que no entiendo nada de lo que me habla, mamá se enoja y me empuja, cierra la puerta con llave desde fuera, mientras que yo quedo quieta en la pared, por lo menos no ha sido tan largo.

-De pronto, me llega una llamada, una llamada anónima, y no era de William.

Él, menor que yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora