Cruel Summer [Sekaiichi Hatsukoi]

Death By A Thousand Cuts

Capítulo 1

Y aquí estoy, tumbado boca abajo en mi cama llorando sobre la almohada, reproduciendo una y otra vez la misma canción de desamor, pensé que la melodía animada me ayudaría a sentirme mejor, pero la letra logra todo lo contrario, es como si retratar el trágico suceso que estoy viviendo a la perfección. En algún momento de verdad pensé que iba a morir, no comía y apenas y dormía, sabía que mi madre estaba muy preocupada, y mis amigos no dejaban de venir a visitarme a casa, aunque la mayoría de las veces no les abría, la última vez los dejé pasar. Intentaban hablar conmigo, pero lo único que podía hacer era llorar y lamentarme.

Tori en algún momento se cansó, me arrancó las sábanas de encima y tiró de mi pie hasta levantarme por completo, para luego dejarme caer de cabeza al suelo después de gritarme unas cuantas cosas, y entendía que situaciones desesperadas requerían medidas desesperadas, así que no lo culpaba. Chiaki era más maternal, me acariciaba el cabello y abrazaba mientras me decía que todo estaría bien, pero no veía que aquello fuera una realidad. Yuu solo observaba en silencio, sabía que sentía lástima por mi, pero más que eso, sabía que sentía vergüenza por tener un amigo tan marica, y Kisa, bueno, él solo se limitaba a recordarme que tenía un primo que podría presentarme, después de todo, ¿que clase de mejor amigo sería si no me ofreciera aquello en épocas de crisis?, era casi una ley. Pero realmente no me interesaba.

El celular vibró, sobre la pequeña mesa de noche que está junto a la cama, muevo mi mano a tientas para intentar levantarlo, miro la pantalla y siento como si mis ojos se quemaran, tantos días llorando comienzan a cobrarme factura.

      "Ricchan, estamos en el parque, si    quieres venir, ya sabes en donde encontrarnos <3"

Es el chat de Kisa, siempre persistente y sin rendirse. Suspiro agotado, ¿realmente vale la pena llorar de nuevo?, claro que no, ya lo había hecho muchas otras veces y nada había cambiado, bueno, si que algo había cambiado, cada vez me siento peor, como si cada vez que pasara una parte de mi muriera. Me levanto de la cama de forma lenta, siento mi cuerpo demasiado pesado, duele, duele horrible, pero va más allá de un dolor físico. Camino arrastrándome hasta mi armario, de donde saco un cambio de ropa limpia, unos jeans azul claro, unos converse rojos clásicos y una sudadera con gorra color amarillo.Los colores que suelo usar son demasiado llamativos, aunque lo que menos quería en este momento es llamar la atención.

Me visto lo más lento que puedo para matar el tiempo, luego voy al baño a lavarme la cara, deteniéndome un rato en el espejo para ver las horribles ojeras y lo inchados y enrojecidos que están mis ojos, me veo fatal. Me coloco la gorra de la sudadera procurando ocultar mis ojos, pero sin que dificulte mi visión, salgo del baño rumbo a la puerta de la habitación , antes de salir le doy un vistazo. Oscura, con las cortinas siempre cerradas, todo votado por cualquier lado sin orden alguno, lleno de latas y botellas de cerveza en el suelo. Se había vuelto común embriagarme, pero cada día en la mañana era peor al despertar de nuevo en un mundo en el que no estaba con ese sujeto, lo amaba, lo amaba con locura, y no puedo creer todo lo que me ha hecho, cuando fue ese sujeto el que prácticamente me obligó a amarlo.

Con una notoria rabia subiendo por mi cuerpo salgo de la habitación dando un portazo. Camino en silencio por el pasillo de hermosos pisos de madera lustrada hasta llegar a las escaleras que dan justo a la puerta de entrada de la casa. Mientras bajo escucho unos pasos que se acercan a mi a toda prisa, no puedo evitar sonreír de lado. Al llegar a la puerta y antes de salir, siento un cálido abrazo por detrás, esa sensación la conozco a la perfección. Giro y la abrazo de frente, escondiendo mi cabeza en su hombro, me siento como un niño pequeño, quizá sea algo patético, pero de esta forma siempre me he sentido seguro, me siento protegido, aún cuando ya sea un chico de 18 años y sea más alto que ella, siempre me sentiré protegido en los brazos de mi madre.