Cruel Summer [Sekaiichi Hatsukoi]

New Romantics

Capítulo 10

Era muy temprano por la mañana cuando Ritsu salió de su casa, había quedado en la noche con An para salir, así que se dirigía hacia su casa en su flamante auto. La chica le había mandado su dirección, así que se encontraron sin más frente a la puerta de entrada de An, llevaba puesto un short bastante corto y unos converse, además de un cardigan color mostaza, pues en la mañana todavía hacía algo de frío. El estilo de Ritsu no era muy diferente, unos converse amarillos, unos jeans y otro de sus muchos rompe vientos de colores. Partieron rumbo a Londres con la intención de pasar un buen día, pues An le había dicho que estaba aburrida y cansada de todo, y Ritsu se sentía identificado con ambas cosas. Bromearon y rieron durante el camino, sin hablar de nada en realidad, hasta que llegaron a la cuidad.

Decidieron resguardar el auto en un estacionamiento y continuar su viaje a pie y en metro, pues facilitaría su traslado en aquella cuidad capital. Fueron a comer a un restaurante, y luego fueron de compras, compartiendo un poco más sobre sus gustos y peleando por que corriente de moda, marca o colores eran mejores, siempre asegurando que las propias lo eran, y presumiendo cada que podían. Corrían de aquí allá, esperando en las estaciones de metro por los trenes que decían a modo de broma jamás iban a llegar, imaginado cómo sería la vida si por alguna razón se quedaran ahí atrapados. El día iba transcurriendo de la forma más normal del mundo, entre restaurantes tiendas y museos, y para cuando menos lo esperamos la noche ya había caído. Se encontraban sentados en una plaza comiendo unas frituras cuando a An se le ocurrió la que ella creía era una excelente idea.

    ⁃    Oye Ritchan, ¿crees que ya estén abiertos los clubes nocturnos?

    ⁃    Hm, quizá, ¿por qué?

Ritsu contestaba sin mucho ánimo, solo concentrándose en lo que le restaba de Doritos, y pensando muy seriamente en regresar a la tienda por otra bolsa.

    ⁃    ¡Deberíamos ir! Nunca he estado contigo en una fiesta. Estamos solos tú y yo en la inmensidad de Londres, no tenemos que preocuparnos por qué alguien nos descubra ... ¿si? ¿Por favor?

La vio con algo de duda en su rostro, ¿en serio la chica estaba diciendo eso? Era obvio que ni siquiera podría beber algo por tener que conducir de vuelta a casa, y vaya que eso lo deprimía, después de todo amaba el alcohol. An lo vio dudando, incluso anticipando su evidente rechazo.

    ⁃    ¡Anda! Somos jóvenes y debemos aprovecharlo. No siempre tendremos la fortuna de correr a nuestra ruina sin ataduras ... ¿por fis?

El rostro de súplica de An era adorable, imposible decirle que no a esa pequeña boca y enormes ojos vidriosos, le pareció tierno, así que decidió darle el gusto.

    ⁃    Está bien ... pero solo poco tiempo, ¿de acuerdo?

    ⁃    ¡Siiii!

An se lanzó a abrazarlo y tras un beso en la mejilla se levantó de la banca animando a Ritsu a hacer lo mismo. Fueron por el auto y lo estacionaron cerca al área de clubes, así si ocurría algo podían llegar a él más fácilmente. Decidieron aventurarse en uno de los clubes más caros de la cuidad a petición de An, era un enorme y moderno edificio contrastando con la hermosa arquitectura clásica del resto de la cuidad. La fiesta estaba en el último piso, con una hermosa vista panorámica del lugar, y aún aunque fueran apenas las seis de la tarde ya estaba lleno de personas.

Corrieron directo a la barra, pidiendo un trago ligero cada uno, pues realmente no estaban ahí para emborracharse, si no para disfrutar del ambiente. La música pop resonaba en todo el lugar, siendo al principio algo más tranquila, convirtiéndose en una más bailable con el paso de cada una de ellas, era inevitable que el ambiente no los contagiara, a ellos y a todos en el lugar. La pista de baile comenzó a llenarse, las luces y el ruido los envolvían de forma más intensa, volviéndose segadoras. An miró a Ritsu de reojo, viendo como bailaba ligeramente con la música, ella sabía que la clave estaba en la elección del momento oportuno, y sabía que ese momento había llegado.