Cruel Summer [Sekaiichi Hatsukoi]

Blasphemy

Capítulo 9

Es increíble pensar en lo que él me hizo sentir, y en lo que no me hizo sentir también.

La noche llegó a su fin mucho antes de lo que me hubiera gustado, al despertar mi mirada se topó directamente con el hermoso chico durmiendo tan tranquilamente a mi lado, temblaba un poco, así que subí la ligera sabana hasta sus hombros, esperando que aquello lo resguardara al menos un poco. Funcionó y enseguida comenzó a acurrucarse. Sus acciones, su contacto, solo me provocaban querer estar ahí, más cerca, pero era un arma de doble filo, una tortura injusta, ¿como es posible haber llegado al cielo para luego caer directo al infierno?, y lo peor, ¿aún poder observar el paraíso sin poder siquiera tocarlo? Él era el jardín del edén más hermoso que pudiera existir en el mundo, tuve la fortuna de entrar en él, pero la desdicha de ser exiliado, sabiendo todo lo que había dentro. Y no se si es una bendición haberlo tenido al menos por un momento, o una maldición haber tomado del fruto prohibido, volverme adicto y jamás poder probarlo de nuevo.

Salí de la habitación después de dar un último vistazo, se veía hermoso aún en medio de todo ese desastre. Supongo que, fue bueno haberlo conocido, pero de no haberlo hecho no lo estaría extrañándolo incluso ahora antes de irme, y no estaría este sentimiento atormentándome. Pagué en recepción los posibles cargos extras que es seguro vayan a cobrar, me miraban con desdicha, juzgando, incluso en un país tan globalizado como este las personas como yo y como él son aborrecidas y excluidas. Tuve la suerte de parar a un taxi que pasaba por la calle frente al motel, huyendo aterrado como si acabara de matar a una persona. El camino fue tormentoso, mi mente solo estaba llena de las imágenes de la noche anterior, su revoltoso cabello, su esbelto cuerpo, sus brillantes ojos, su hermosa voz. Me es imposible continuar con el trayecto y le pido al chofer que me deja varias cuadras antes de la casa de mis tíos, necesito aclarar mi mente, tranquilizarme antes de entrar por esa puerta, pues mi actitud desorientada pondría en alerta a Shouta, y lo que menos quiero es contestar preguntas ahora, si no hace preguntas no obtendrá mentiras, es mejor así.

Pienso en mis padres, ¿que dirían si supieran esto? Mi padrastro en parte de es pequeño 2% de la población japonesa que es creyente del cristianismo conservador, siempre sale la palabra "dios" en todo lo que dice o hace, se que es lo que diría justo ahora, si le dijera lo que hice, lo que siento, lo que soy, diría que todas son blasfemias, que he sido corrompido y mi alma deberá pagar en el infierno, ¿pero cómo hacerlo?, siento que acabo de vender mi alma, ese chico la tiene en sus manos ahora. ¿Que diría mi madre?, ¿le daría importancia siquiera o me apoyaría? Se que lo apoya a él, a su esposo, y no se si me pondría a mi antes que a él.

Llegué a casa, la servidumbre limpiaba el desastre de la fiesta, y me entretuve un momento ahí, viajando con mi vista por cada rincón de la habitación viendo que tan malo había terminado todo. De repente miré hacia arriba en el inicio de la escalera, y mis recuerdos se materializaron en aquel chico bajando de forma elegante, esa primera vez que lo vi ... jamás la voy a olvidar. Lo primero que hago al entrar a mi habitación es ir directo a la ducha, y sus ojos regresan a mi, casi como un dejavú, y caí en cuenta de algo, el no me reconoció, el no sabía que yo era aquel idiota que casi lo golpea por un pequeño accidente en la calle, si An no hubiera estado ahí seguramente el chico hubiera aparecido con uno de sus bellos ojos completamente morado, y por supuesto que ni siquiera se hubiera planteado pararse frente a mi. En ese momento le agradecí tanto a An, pero lo peor llegó cuando me di cuenta de algo, no tengo ningún remordimiento ni culpa, y sin dudarlo lo haría de nuevo, pero se que ella no se merece eso ... por eso no entiendo de dónde saco tanta insistencia.

Salí de la ducha completamente desnudo, después de todo nadie entra a mi habitación, y me lanzo sobre la cama. Hubiera deseado tenerlo ahí, junto a mi, pero era probable que no lo volviera a ver de nuevo, excepto en la boda de mi primo. Es raro, pensar que un día antes me lo topé en la calle de esa forma, pasé la noche en vela pensando en él y en que jamás lo volvería a ver, y luego al día siguiente aparece frente a mi como una revelación divina, ¿coincidencia u obra del destino?, no soy muy creyente de la segunda, pero si así lo fuera, no habría destino más triste que el nuestro, porque simplemente no podía ser. No dormí nada ese día, pero no me sentía cansado, estaba relajado y con energía a pesar de relucir mis notorias ojeras, pero me sentía inquieto, ansioso, por lo que no resistí más y bajé para ocultar mi frustración con comida.