Capitolo Udici

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Rencor Incoherente
Rancore incoerente

A pesar de que sus días últimamente iban bien, el no se sentía así. Sabía que estaba exagerando. ¡Que más daba!.

Caminaba aquel día por el cantero de la gran avenida que día con día recorría. Por necesidad y no por gusto, pero en el fondo con un amargo amor por él.

Era la misma hora de siempre. El sol estaba exactamente el lugar de todos los días. Y las flores vivían con alegría de todos los recursos a su al rededor, brillando de una forma sorprendente que hacían no querer dejar de mirarlas.

Ash, tal vez si ALGUIEN no arrancará mis rosas, estarían igual que esas flores de ahí– mencionó el joven muchacho que se encontraba aún enojado con la chica.

La estación estaba llena. No sabía por qué. No era Navidad, ni San Valentín, no era siquiera....
Oh. Si era San Valentín.

Miró a su alrededor, no había ninguna señal que dijera que era ese día.
''Se supone que debes saber en qué día vives, idiota". Se respondió, y se dió la razón.

Últimamente habían estado tan perdido en si mismo, que había olvidado que en el planeta, había cosas como días, u horas. Incluso años y fechas.

Pero daba igual. El no tenía nada que hacer, ni con quién celebrarlo. Y mejor aún, le pagarían más en el trabajo (No sabía muy bien como iba el protocolo en esos casos).

Su día, iba un poco mejor. Pero, se arruinó cuando vio a un pelirrojo.

Si estaba el grandulón, estaba la niñita mimada.

Se preparó para ir, y reclamarle cuántas cosas podía decirle. Quería pegarle (con amor), e incluso quería tirarla a las vías del tren (de forma claramente exagerada).

Pero la chica no estaba ahí.

Ella estaba ausente. Se notaba.
¿Lo notaba? ¿Por qué lo notaba?.

No había rastro de rosas en sombreros (suyas, claro), ni mucho menos de alguien tan pelirroja que parecía cerillo. A parte del loco ese grandote.

"¿Se encontrará bien? "

"¡Ah! ¡¿Qué estás pensando?!"

"¡No estás en un libro!"

Se decía a si mismo. Aunque el solía escribir libros de ese tipo, claro. Pero no quería admitirlo.

Su escritura dejaba por encima de todo su actitud romántica y dulce. Aunque no lo pareciera, el quería un amor de libro.

Odiaba los clichés, pero siempre los llevaba en mente.

Tuvo ganas de preguntarle al que parecía ser el gemelo de la chica dónde se encontraba.
Para matarla. Claro.

Pero lo vió caminar hacia un tren que llegaba al lado contrario del que Nathan iba. Por lo tanto no pudo acercarse.

Y se dió cuenta, él llevaba la cámara de la chica colgada en el cuello, y llevaba un sombrero en la mano, sin flor, ni chica elegante.

¿Acaso estaría con su novio en un día tan lindo?

"Ella no tendría novio. Es insoportable"

Pensó, y se fue. Dejando de lado todo, e intentando volver a escribir algo en su celular, ya que ahora, no tenía ni cuaderno, ni lápiz.

𝙻𝚎𝚝𝚝𝚎𝚛𝚎 𝚎 𝚁𝚘𝚜𝚎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora