Flores
FioriEl día deslumbraba una increíble y sorprendente alegría.
El sol brillaba mas de lo adecuado (pasemos por alto la temperatura), y por supuesto, el cielo se encontraba convenientemente despejado.
Todo había empezado bien.
Era catorce de febrero. Un día muy bonito, pero bastante pesado. Todos de aqui a allá. Nadie se fijaba en nadie y todos pasaban cada detalle por alto.
Buscando regalos para los novios, novias, parejas, esposos, amores platónicos, etc, etc, etc.
Las tiendas repletas de gente buscando cosas desesperadas por pagar. Por agarrar, por tomar.
Pero eso no era problema para aquella hermosa pelirroja.
Ella seguía caminando, perdida en sus pensamientos. Con un porte de envidia.
Pasaba desapercibida para muchos. A fin de cuentas era una chica más en el mundo.
Y mientras todos pasaban por aquellas tiendas tan conocidas en el centro de la ciudad, Geovanna paso de largo.
Con un destino fijo, pero poco convencional.
✿✿✿
Odiaba que lo mandaran a recorrer la ciudad para "nuevas ideas".
Él tenía ideas ¡Ideas muy buenas!. Solo que la editorial no sabía apreciarlas.
Él escribía misterio, y todas esas cosas que según mucha gente "merecían reconocimiento".
"Las historias que venden a día de hoy, son las de amor. Y no me importa si acaso tuviste malas experiencias".
Y estaba completamente indignado. ¿Qué haría ahora? El no sabía de amor.
Su hermana le había contado como había conocido a su marido. Pero se quedó dormido en la mitad de las historia. Cosa que a la larga hizo que su hermana se enfadara, y le dejara de hablar por bastante tiempo.
Pero su mente le jugaba malas pasadas. Al saber muy en el fondo que amaba esas historias sin descubrir a la gente que era así. Tenía un amor bastante misterioso por ellas, que al final del día, le avergonzaba, como si fuera algo prohibido.
El día pasaba con tranquilidad, pero los pensamientos de él no. Y aunque intentaba pensar en algo para escribir, simplemente no podía.
No podía por qué no sabía. Y la ignorancia era una mal combinación para su profesión.Hasta que la vió.
En la mañana temprano no la había visto, pero ahí estaba. Caminando.
Llevaba una ropa que resultaba informal pero sin dejar de ser elegante. Con una camisa muy ancha blanca, un pantalón negro, unos zapatos de tacón lindos.
La empezó a observar. Estaba en el centro de la ciudad. Era obvio que podía encontrase con cualquier persona. Pero ahí le llamo la atención, vio como aquella mujer caminaba más allá de las callecitas que se metían más allá de la parte más poblada.
Y se lo imaginarán. La empezó a seguir.
La chica caminaba. Y él detrás, intentando (y haciéndolo muy bien) pasar desapercibido.
Ella dobló a la derecha, a la izquierda y siguió un rato derecho. Después fue de nuevo a la derecha, y sin más una vez más a la derecha.
"Damos vueltas en círculos", pensó asustado. Pues quizás se había dado cuenta de que la estaba siguiendo, pero por suerte no fue así.
Y cuando se dió cuenta. Estaba tras la chica, por un callejón bastante cerrado, y totalmente oscuro, pues había árboles que tapaban todo el sol de primavera.
Con algo de miedo, siguió.
Quizás ella se encontraba en una secta. Quizás era agente del FBI, y por eso llevaba siempre la cámara. O peor aún, tal vez era una asesina en serie e iba por su próxima víctima.Pero mientras su paranoia iba en aumento, la bella pelirroja entro a una pequeña casa.
Era un lugar que por más que estuviera en un extraño y bastante perturbador lugar, resultaba ser una obra de Picasso.
Tenía un buen ver, con un pequeño toldo color verde, y una puerta roja justo debajo de este. Tenía dos ventanales grandes, que llegaban desde el suelo hasta el final de la puerta que hacía que fuera fácil ver su interior.
"¿Una florería?"
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𝙻𝚎𝚝𝚝𝚎𝚛𝚎 𝚎 𝚁𝚘𝚜𝚎
Novela JuvenilDonde un escritor sin nombre pierde su diario, y una chica común, roba sus rosas.