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Manuel siempre se vio envuelto en un entorno de prestigió, dinero y gente importarte, sus padres eran personas reconocidas en el medió comercial, político y económico.

Jamás sufrió por nada, ni siquiera por amor, pues a pesar de que sus padres tuvieran muchísimo trabajo, siempre encontraban un tiempo para él, pero eso no quería decir que fueran los más suaves.

Manuel estaba estrictamente sometido a una rutina estudiantil y de pasatiempo, su día se conformaba de ir a la escuela de 8 a 1 de la tarde, ir a casa, comer algo y posteriormente su clase de ruso, francés y alemán, luego un juego de ajedrez y unas preguntas de cultura general aplicadas por su tutor particular, finalmente leer libros y cenar, así todos los días.

Estaba entre los jovenes más aplicados junto a su amigo Valentín, y había ido a concursos de ciencias, matemáticas, ajedrez y destreza, los cuales evidentemente había ganado.

Mateo estudiaba arte, en una escuela pública que estaba cerca de su casa, no era el más aplicado ni el más dedicado, no tenía una rutina luego de clases y apenas pasaba inglés.

Era un chico respetuoso y gentil, desde siempre acompañaba a su padre a las plazas para verlo competir y ahora él competía también, la vida que llevaba no era de lujo y tampoco conocía a gente importante, o eso creía él.

Cuando Valentín llego por primera vez a la plaza, venía vestido con su uniforme de la escuela y todos parecían hacerle burla por ello, se hizo llamar Wos desde el inició y dejo claro que su ropa no hablaba de quién realmente era él, pues llego partiendo culos.

Mateo fue el único con quién se hablo en un primer momento y posteriormente con Daniel, al paso de las semanas ya se hablaba con la mitad de los del quinto.

Valentín solía contarle sobre su familia y sobre su escuela, la cual era de élite y estaba entre las más importantes y prestigiadas de Argentina, sus padres eran reconocidos en el medio artístico y al parecer eran bastante copados.

Che, creó que me gusta Valen. — Fue lo que dijo Dani, mirando a Valentín competir a unos metros de ellos, Mateo se río y negó leve —. Mañana vamos a por él, a la salida. ¿Venís? — Cuestiona Dani mirando a Mateo, este se encoje de hombros y asiente —.

Supongo. — Responde —. ¿Seguro que no llamaran a la policía?

No seas bobo, tampoco paremos delincuentes. — Se defiende Dani, ambos se quedan callados hasta que el mayor vuelve a hablar —. Pero bañate, solo por las dudas.

Mateo solo se río y asintió a lo que su amigo dijo, sí tan solo hubiera dicho que no iría nada de lo que se vino luego hubiera pasado.

Pero el hubiera: no existe.

é l i t e; Trueplik.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora