VIII: El Despertar De Un Héroe

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Lilly:—¡Todo listo, vámonos!—

El entusiasmo de Lilly contrastaba completamente con mi estado. Apenas podía mantenerme en pie, y mis párpados caían como si el peso del mundo estuviera sobre ellos. Había pasado una noche extenuante, y cada músculo de mi cuerpo parecía haberse declarado en huelga. Craig se acercó, preparándose para el viaje, con ese aire despreocupado que lo caracterizaba.

Toshio:—¿De cuántos días es el viaje?—, pregunté con voz apagada, casi como un susurro ahogado por el agotamiento.

Craig:—Lo más rápido son dos y medio—, respondió sin inmutarse.

Dos días y medio... parecía una eternidad en mi estado. Mi cuerpo se movía por inercia, cada paso se sentía como un esfuerzo titánico. Era como si estuviera atrapado en un sueño, arrastrándome hacia adelante, incapaz de detenerme. Faith me miraba con una mezcla de preocupación y reproche. Sus ojos brillaban con esa luz de calidez que siempre mostraba cuando uno de nosotros estaba mal, pero esta vez era más intensa.

Faith:—No te sobre esfuerces... ¡Debiste quedarte y dormir bien!—.

Su tono no era de reproche directo, sino de genuina preocupación. Parecía molesta porque sabía que no había tenido un descanso adecuado después de todo lo que habíamos pasado con los bandidos.

Toshio:—No... te preocupes... dormiré... de camino allá—, murmuré entrecortadamente, apenas consciente de lo que decía.

Mis palabras se arrastraban como mis pies, sin fuerza, y antes de darme cuenta, el agotamiento me venció por completo. El mundo a mi alrededor comenzó a desvanecerse en un borrón de colores y formas indefinidas. El siguiente momento de consciencia fue confuso. Sentí cómo mi cuerpo caía, pero no había impacto con el suelo. En su lugar, algo suave y cálido me atrapó. Apenas registré lo que estaba sucediendo cuando escuché la voz alarmada de Faith.

Faith:—¡Craig, ayúdame! ¡Toshio está mal!—

Todo se volvió oscuridad.

Desperté al cabo de unas horas, o al menos eso creo. El aire frío de la mañana me rozaba la piel, pero no era lo que me despertó. Al abrir los ojos, lo primero que noté fue un suave balanceo. Estaba en una carreta, los sonidos familiares del movimiento sobre el suelo irregular, el crujir de la madera y el sonido de los cascos de los caballos me envolvían. Me invadió una sensación de déjà vu, como si hubiera retrocedido en el tiempo a cuando llegué por primera vez a este mundo. Las columnas que sostenían la carreta me recordaban a una caja torácica que me envolvía, algo protector pero sofocante al mismo tiempo. Pero esta vez había algo diferente, algo que rompía esa visión nostálgica.

Faith me miraba fijamente, inclinada sobre mí. Sus ojos se encontraban con los míos, llenos de preocupación, y sentí un leve rubor en mis mejillas cuando me di cuenta de mi situación: mi cabeza estaba apoyada en su regazo. Era cálido y cómodo, pero también increíblemente incómodo a nivel emocional.

Toshio:—Faith...—, murmuré, aún algo aturdido.

Faith:—Eh... ¿Sí?—, respondió con una mezcla de alivio y timidez en su voz.

Me incorporé ligeramente, sacudiendo la pesadez de mi cuerpo. Mis músculos aún estaban rígidos, y un dolor sordo recorría mi espalda, pero había algo más urgente que aclarar.

Toshio:—Nadie intentó matarme... ¿verdad?—, pregunté con un toque de humor, aunque era más para asegurarme de que todo estaba en orden.

Faith:—¡¿Estás bien?! ¡Chicos, está alucinando!—, exclamó ella, levantando la voz y atrayendo la atención de los demás.

La confusión era palpable. Sabía que estaba agotado, pero esto era diferente. Antes de que pudiera procesar bien lo que estaba pasando, algo oscuro se movió a un lado de la carreta, y me quedé paralizado por un momento. Una pequeña ave de color negro, con una mirada penetrante, me observaba desde el borde del carro. No era un ave común. Había algo extrañamente familiar en su porte y en la forma en que me miraba, como si estuviera juzgándome. Parpadeé un par de veces, incrédulo.

Crónicas Del Héroe: El Sendero Del DébilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora