Anestesia

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Capitulo 17

Por fin Valentina se detuvo de estarla besando y acariciando se quedo mirándola a los ojos.

- La marea esta subiendo, si seguimos aqui, acabaremos como en *De aqui a la eternidad*  rodeadas por las olas.

Juliana se echo a reir. teniendo en cuenta el marco que las rodeaba, le pareció muy apropiada la comparación 

- No es que me preocupe mucho - continuo  Valentina - pero puede que no sea buena idea. Si no nos vamos enseguida, empezaran a pensar que nos ha pasado algo.

Juliana la miro extasiada, sintiéndose completamente feliz, como si un rayo de sol hubiera penetrado en su corazon. Algo maravilloso acababa de ocurrir y, de ahi en adelante, el mundo ya no seria el mismo. Valentina la beso apacionadamente.

- Sugiero que hay que vestirnos - dijo y tras acariciarle los senos una última vez, la ayudo a ponerse la blusa y luego ella misma se puso la suya - Aunque solo sea por si nos encontramos algún bote. Una nunca sabe con quien va a toparse en alta mar. ¿sabes? Te voy a llevar en brazos hasta el bote, para que no te lastimes mas el tobillo. Después y sin darnos mucha prisa nos iremos a casa - dijo dandole un cariñoso beso en la punta de la nariz - ¿Que te parece mi plan?

Juliana hubiera preferido tumbar la sobre la arena y no dejarla marchar nunca

- Para serte sincera,  no me apetece nada - confeso haciendo una mueca  de disgusto - Pero creo que tienes razón será mejor que nos vayamos.

- Pues en pie entonces - dijo Valentina levantándose. Se sacudió la arena de los pantalones y suavemente, la levanto en brazos - vamos a ver si conseguimos llegar al bote.

Se metieron en el mar y poco a poco, el agua les llego al cuello, momento en el que Valentina la dejo caer sin previo aviso.

- Casi es mejor meterse de golpe - rio - Así da menos impresión.

- ¡Eso será para ti, tonta! - replico Juliana agarrándose a su cuello y besándola.

- Lo mejor será que nademos hasta el bote, o mejor dicho, yo nadare y tu puedes ir ensima mío. Agarrate fuerte a mi espalda e imagina que soy un delfín - propuso.

¡Un delfín! Juliana se recostó sobre su espalda, abandonandose a la delicia de dejarse llevar, arrebatada por el intimo contacto que se había establecido entre ellas.

Todo había cambiado tanto que parecía obra de magia. Feliz, cerro los ojos, deseando que aquel momento no acabara nunca.

Cuando llegaron al bote, Valentina subió primero, indicándole que se agarrase a uno de los costados, y una vez dentro, la tomo por los brazos ayudándola a subir, ya arriba la ayudo a acomodarse en el asiento de madera.

- ¡Buena chica! ¿como tienes el pie?

- Mojado - repuso Juliana riendo - pero aparte de eso me encuentro estupendamente bien. Párese que me ha sentado bien el baño - bromeo

Valentina puso el motor en marcha, desato la amarra y condujo la lancha hacia mar abierto. Durante todo el trayecto Juliana no se vio asediada por los malos recuerdos. Aquella situacion era bien diferente a la que había vivido tiempo atrás, sin tensiones, sin rayos ni truenos....tan solo las dos juntas en medio del mar bañado por el sol. Habían pasado del infierno al paraíso.

- Oye Valentina - empezo Juliana, que al mirar el vendaje del pie recordo la pregunta que había querido hacerle en la playa - ¿como es que llevabas un rollo de venda en el bolsillo? ¿siempre vas tan preparada para ayudar a las damiselas en apuros.

- No, normalmente no - replico divertida - pensé que seria mejor llevarla por si las dudas, ya que era muy posible que te hubieras resbalado al bajar por el acantilado. Lo saque del botiquín antes de llegar a la costa.

Juliana hizo una mueca

- ¿Como es que siempre consigues que me sienta como una tonta? Yo ni me hubiera acordado del botiquín. Comparada contigo soy una completa inútil: primero casi perezco en una tormenta, y luego por poco me despeño en el acantilado. Me temo que soy un caso perdido.

- Lo único que te falta es un poco de experiencia - la consoló Valentina - No estas acostumbrada a este entorno, siempre has vivido en la gran ciudad. Hasta yo, que he vivido aqui toda la vida, me he visto en apuros mas de una vez.

-¡ No te creo! - le interrumpió Juliana con una carcajada.

-Pues es la verdad me pase un dia entero atrapada en una cala hasta que vinieron a rescatarme. Es muy facil que ocurra cuando sube la marea ¿sabes? Tambien he pasado malos ratos por culpa de  mi inconsciencia con los botes. Pero al final aprendí de mis errores y a ti te pasara lo mismo si te quedas en la isla el tiempo suficiente.

¡Que maravilloso seria si pudiera hacerlo! pensó Juliana. Tendria la oportunidad de conocer cada rincón, de formar parte de aquel lugar, y sobre todo de conocer mejor a Valentina que era lo que mas deseaba.

Aquella idea se le ocurrió tan de improviso que bajo la cabeza avergonzada, temiendo haberse ruborizado o peor aun que Valentina le hubiera adivinado el pensamiento, y le pareciera una ocurrencia ridicula.

- Así que según tu - dijo procurando disimular su turbación - si me esfuerzo un poco conseguiré salvar gente en apuros, para variar

-Valentina se le quedo mirando pensativa

- Si, la verdad es que creo que podrías hacerlo muy bien.

Acabó de un rato entraron al puerto, Juliana vio que Tomas, el encargado de los botes, les estaba esperando en el muelle. El corazon empezo a latirle alocadamente estaban de vuelta en el mundo real, se había acabado el presioso momento que acababan de compartir ...... Se maldijo por albergar tan ingenuos pensamientos, seguro que a Valentina ni se le pasaban por la cabeza semejantes estupideces románticas.

Sin embargo no solo insistió en acompañarla personalmente a la residencia, a pesar de que Tomas se ofreció para hacerlo, si no que la llevo en brazos hasta el auto.

- Te llevaré a tu habitación. Será mejor que te quedes descansado un rato.

Mientras subía la empinada cuesta que conducía a la residencia, Juliana no podía apartar de su mente un único pensamiento ¿Que iba a hacer de allí en adelante?

Valentina y Tomás la subieron a su habitación, el mozo salio y Valentína la acomodo sobre la cama.

- Le diré a la señora Andrade que hemos llegado y le explicare lo ocurrido. En un rato Silvina te subirá la cena. Me parece que, por esta, tarde has tenido ya suficiente.

Se dio la vuelta, encaminandose hacia la puerta, pero antes de salir, se volvio como si se hubiera acordado de algo de repente. Juliana sintió una aguda punzada de aprencion, seguramente iba a desirle que lamentaba lo ocurrido que todo había sido un error. No podría soportarlo.

- Dile a la señora Silvina que lamento causarle tantas molestias - dijo rápidamente antes de que valentina pudiera hablar - La verdad es que no me veo capaz de dar un solo paso - el tobillo había empezado a dolerle furiosamente como si le hubiera pasado los efectos de la anestesia provocada por su estado de felicidad.

- No hace falta que te disculpes. Estoy segura que a Silvina no le importa hacerlo- Valentina hizo una pausa y se le quedo mirando con expresión indescifrable. Para sorpresa de Juliana que esperaba sus siguientes palabras conteniendo la respiración de repente le sonrió hermosamente - vendre a cambiarte la veda dentro de un rato - dijo y acercándose a ella la beso 

Juliana que esperaba una caricia de pasada se quedo sorprendida por la pasión y la calidez de Valentina. De inmediato sintió que se le quitaba un enorme peso de encima. Todos sus temores había sido producto de su imaginación.

- Ahora tengo que irme - le susurro sobre sus labios con los ojos cerrados - pero volveré enseguida - le prometió y dandole otro beso salio por fin de la habitación 

Juliana se recostó en la cama, sintiéndose mas feliz de lo que había sido nunca.  

De espaldas al pasado. (Juliantina)  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora