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"—disfunción eréctil—"aquel fue el crudo veredicto final del doctor luego de haberme hecho los exámenes.

Y ahí estaba yo, con la espalda al descubierto por la bata de hospital, sentado sobre la dura cama del consultorio.

Siempre supe que había algo mal en mí. Nunca pude excitarme fácilmente como decían los libros de educación sexual y nunca logré darle vida a mi miembro ni siquiera viendo porno o mujeres desnudas o incluso viendo hombres haciéndolo entre sí... nada resultaba... Entonces creí que no era un problema; aunque no ignoraba el hecho de que algo andaba mal conmigo.

Y esto, no me lo esperaba...

Eso fue ayer.

Hoy sigo con mis vanos intentos de hacer algo con ese inútil músculo que no vive.

Estaba en mi oficina fingiendo trabajar; fingiendo archivar las facturas de la empresa que estaban desordenadas y esparcida por todo mi escritorio como una invasión de deudas y pagos.

—El trabajo nunca termina. — suspiré en un tono elevado, esperando que cualquiera alrededor creyera que hacía mi trabajo mientras que detrás del escritorio solo estaba viendo porno en el computador con la mano metida en mi pantalón esperando sentir algo más que no fuese el calor molesto de la fricción de mi mano con mi pene.

Sin resultado.

Supongo que tengo suerte de trabajar en un área sin mucho personal; 7 oficinas separadas entre sí por pasillos largos y ruidosos y con solo 4 empleados incluyéndome, y soy el jefe. Esta zona de administración lo único que recibe día tras día son pilas y cargas de facturas que vienen a parar en mi escritorio porque es la única oficina que no tiene puerta, debo ser el rey del "peor es nada"... al menos nadie me fastidia.

"—Quizás el problema puede ser por desmotivación—"añadió el doctor antes de terminar la consulta.

Psss no sé de qué habla, solo mírenme, esto es pura adrenalina; pila de trabajo hasta donde llega el techo y yo fingiendo hacerlo, mientras me masturbo y estoy pendiente de sacar mi mano de mi pantalón antes de que alguien llegue.

A veces me imagino como sería poder coger con alguien (mujer, hombre, animal, objeto... lo que fuese) y es el momento más excitante en mi día, porque aparte de eso, no hay nada. Estoy llegando casi a los 30 años, sin pareja, con un trabajo de porquería con el que me conformo porque pagan bien y tengo suficiente tiempo para la sesión diaria de motivación en la que aun creo que mi pene puede hacer algo más que solo orinar.

— ¿Cómo se siente cuando tocas tu pene y no vibra, ni endurece, ni se levanta? — habló una vocecita parecida la de mi consciencia, pero más fastidiosa y en un tono burlón.

—Como si no estuviese. — respondí vagamente y sin animo viendo por sobre el monitor.

Ahí, en el umbral de donde se supone debe haber una puerta, estaba Im Changkyun: el pasante, bueno la verdad lleva como dos años siendo pasante y está, en contra de mi voluntad; bajo mi cargo, pero al menos tengo la satisfacción de que a él lo puedo despedir sin hacer tanto papeleo.

Changkyun es un pequeño puto que hace bien su trabajo y sí, también hace bien el trabajo de la oficina, no me quejo... y es tan detallista que con solo verte tres pelos ya sabe con quién cogiste y cuando lo hiciste, es un enano peligroso y se jacta de eso enfrente de mí y sin embargo, es mi mejor amigo.

— ¿Qué quieres? — saqué mi mano de mi pantalón y la limpié con una toallita, la costumbre.

— ¿Me puedo ir temprano hoy? —

— ¿Más o menos...? — levanté las cejas esperando una excusa, si lo iba a dejar ir tenía que llenar un formulario y la justificación me caga, ¿por qué no solo puedo poner que "me quiero ir porque me caga la vida y me quiero matar"?.

—Es que tengo una cita. — eso llamó mi atención ¿De cuándo acá ese enano es tan serio? Lo vi pasar su mano detrás de la pared que daba al pasillo y de la nada apareció un enano gigante, bueno la cara se me hizo conocida... ¿ese no era Lee Hoseok del departamento de diseño? Ahora si estoy sorprendido; el más puto de la empresa con el niño bueno y consentido de los jefes, creo que veo brillitos salir de su cabeza.

—Bien, ¿a qué hora vas a salir? — dije luego de pensar un rato. Todos los imbéciles subordinados de cada departamento se van temprano el viernes, porque mierda iba a dejar al pasante quedarse hasta tarde cuando incluso yo mismo me quiero ir.

—Justo ahora. — sonrió despreocupado aun sabiendo que no se le iba a pagar.

— ¡¿Pero ni siquiera es medio día?!... ¿Sabes qué? Olvídalo, solo lárgate. — luego de eso lo vi salir tomado del brazo de Hoseok, dando saltitos sonoros que hacían rechinar al piso.

Volví a suspirar. Mi estómago gruño casi al instante de quedarme solo en el piso de mi departamento administrativo, aparentemente tener disfunción eréctil te abre el apetito. Dejé el trabajo botado y salí a buscar algo para comer, el comedor seguro estaba abierto, igual ya eran las 11:15.

Por obvias razones de distracción me quedé en el comedor hasta que se hizo la hora del almuerzo, aprovechando, volví a comer. No puedo creer lo asombro que se llena el comedor a esta hora y sin importar qué, estoy solo, sentado en una mesa para 10 personas. Volví a suspirar y regresé a mi oficina, no sin antes pasar por el baño primero.

Obviando el hecho de que tuve que sostener con furia mi verga, porque la verdad ya no la puedo ver sin sentir estrés o depresión, me lavé las manos y la cara, ¡MALDITA FRUSTRACIÓN! Estuve dispuesto a gritarme en la cara lo inútil que es mi cuerpo y aparentar ser un idiota hablándole a mi propio reflejo, pero me distrajo el sonido del agua del inodoro bajando y la puerta de uno de los cubículos abrirse.

Salió la persona más inesperada y con quien me cruzo una vez al año en los pasillos de la empresa, alguien tan importante como el dueño de la empresa y más altivo que el rey de Inglaterra; Yoo Kihyun, el gerente del departamento de ventas, empleado del mes, asesor, líder, jefe, coordinador, conferencista y toda esa mierda.

Como siempre pasó sin mirarme, sin saludarme, es más, creo que se alejó cuando pasó detrás de mí y... ¿estaba llorando?

Lo vi en el reflejo del espejo, pero juro haber visto sus ojos rojos e hinchados, quizás ¿debería hacer algo?

Parece que no soy el único que sufre. Lo seguí con la mirada y antes de salir me dirigió una mirada algo mezquina, no sé porque me mira así, estoy igual o más desinteresado que él en lo que le suceda y...

— ¿Qué? — sentí mis piernas temblar, mi corazón acelerarse y se me escapó un suspiro de aire. — ¿Qué es esto? — mis manos sudaron y miré fugazmente mi entrepierna.

Finalmente...


ADDICTED [Showki]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora