18 de noviembre, 2027
Muchos decían que tener mil amores es bueno porque así puedes distinguir a tu alma gemela, pero ¿Cómo sabes que ya la encontraste? La respuesta es sencilla, ves a esa persona y no existe nadie más, sólo ella y sus hermosos ojos que te transmiten la tranquilidad que necesitas.
Fernando y yo habíamos llegado a Madrid al rededor de las ocho de la noche de la hora local, alcanzando a ver el atardecer y sin esperar más me bajé corriendo a tocar suelo español, sintiéndome completa. Posteriormente mi pareja y yo nos dirigimos a un sentra blanco que él manejaría para ir a nuestra cita. El trayecto era maravilloso, mientras yo observaba cada detalle del lugar, él en ocasiones me miraba sonriente. Finalmente llegamos a un restaurante vintage de dos pisos con una pequeña pista de baile, no era de alta cocina y eso lo apreciaba ya que no vestía para la ocasión.
En cuanto llegamos nos atendieron con entusiasmo y nos ordenaron subir. El mesero que nos atendería nos guió hasta nuestra mesa que se encontraba a un lado del barandal que daba vista a la calle. El joven se nos acercó y nos entregó el menú a lo cual rápidamente ordenamos y seguidamente él se fue.
—Ves a Madrid como si hubieras regresado a tu casa —informó, poniéndose sus lentes.
—A veces siento que en mi otra vida nací aquí.
— ¿Sabes? Siempre he creído en las reencarnaciones.
— ¿Sí? Yo igual —confesé.
— ¿En verdad?
Asentí emocionada.
—Probablemente en mi otra vida era una ciudadana de Madrid con ganas de vivir en México y por esa razón ahora nací en México y quise venir a Madrid, a recordar.
—Lograste el objetivo de tu vida anterior.
—Ojalá —sonreí — ¿Tú qué crees haber sido en tu vida anterior?
—Sin duda un rey, siempre supe que era mi deber gobernar y nunca he tenido problema con eso, pero creo que fui un rey que luchaba en combate debido a que siempre me ha gustado las batalla en cualquier deporte y no tengo idea de la razón de ello.
—Fuiste un gran rey, no lo dudo.
Él rió.
—De acuerdo, estamos aquí para conocernos ¿Qué te parece si comenzamos?
— ¿Qué deseas saber? —pregunté, curiosa.
—Cualquier cosa.
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La Duquesa Del Fénix
RandomDuquesa, ese es el título de las esclavas que fueron consortes de los reyes de Pulumnigs y ese fue mi título durante mucho tiempo. Después de todo yo sólo era plebeya y él un príncipe. Portada hecha por @FeernandaRmz y grupo @MagnificentTeam