6 ||Leyendas

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19 de noviembre, 2027

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19 de noviembre, 2027

Las personas están destinadas a conocerse por una razón que hasta en el día de nuestra muerte podremos saber dicha razón de tenerlos en nuestra vida. Sea cual sea la razón debemos de disfrutar el momento sin importar qué.
Después de todo el hilo rojo del destino nos une a ellos.

Yo sonreí ante las lindas palabras del príncipe para seguidamente recordar que acababa de despertar y estaba hecha un desastre por lo que sin decir nada comencé a correr hasta llegar al baño y lavarme los dientes y la cara y cepillarme el cabello para finalmente salir.

—Hola de nuevo —me sonrió desde el mismo lugar en que lo dejé.

—Perdón —sonreí avergonzada — ¿Qué gustas desayunar?

—Yo ya comí —respondió sonriente —, pero si harás algo te ayudo.

— ¿Seguro? Es tarde.

Él miró su reloj de mano mientras yo me centraba en su vestir de pantalones negros, camisa de manga larga color blanco y una chamarra negra encima, sí, chamarra. Me encantaba su forma de vestir.

—Son las 7 de mañana, desayuné hace una hora.

«¡Tan temprano y la prensa jodiendo!»

— ¡Oh! Creí que era más tarde.

—Ya ves que no, mejor hay que preparar de desayunar.

—Pero tú no comerás, me sentiré mal.

— ¿Qué importa eso? Tú estarás feliz.

—No, no lo estaría. Mejor desayunaré un vaso de leche con galletas y si te quedas más tiempo ambos hacemos de almorzar. ¿Te parece?

—Es una idea maravillosa.

Sonreí y posteriormente me dirigí a la cocina que se encontraba a unos cuantos pasos.

—Ven, no seas tímido —le hablé al ojos azules, sacando la leche del refrigerador.

—Aquí estoy —dijo llegando a mi lado.

—Siéntate —lo animé señalándole los bancos que estaban encima de la barra.

Él bajó dos para después sentarse en uno. Por mi parte encontré las galletas y luego me dirigí con él.

—Come galletas si gustas —dije sentándome y poniendo la leche y las galletas frente a nosotros.

—Gracias —me sonrió, tomando una galleta para llevársela a la boca.

— ¿Quién es Elizabeth Smith? —pregunté con curiosidad.

Ante la mención él inmediatamente escupió la galleta en sus manos.

— ¿Qué? —preguntó sorprendido.

Sonreí ante aquella graciosa escena.

—Lo leí en internet.

La Duquesa Del Fénix Donde viven las historias. Descúbrelo ahora