𝗰𝗵𝗮𝗽𝘁𝗲𝗿 𝘃𝗶.

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𝗰𝗵𝗮𝗽𝘁𝗲𝗿 𝘃𝗶.
𝗮 𝘄𝗵𝗼𝗹𝗲 𝗻𝗲𝘄 𝘄𝗼𝗿𝗹𝗱
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LOTOR ENCONTRÓ A KEITH AL SAIR.
Estaba apoyado en una pared con los ojos cerrados. Ese cuerpo. Ese cuerpo del infierno que tanto odiaba y tanto deseaba. Pasar sus largas manos por sus caderas. Dejarle jadeando por más.

Lotor había estado presente en todas las ceremonias de visita reales, donde príncipes de todos los reinos venían a conocer al príncipe de Altea. Lotor los había visto ir y venir con la misma presión en el pecho. Ese crío era suyo, le pertenecía. Toda su fina piel de marfil estaba diseñada para que Lotor pasara su lengua por ella. Sus cuerdas vocales debían decir únicamente su nombre entre gemidos. Keith era solo para Lotor, y pronto lo sería.

Acercó su cuerpo al del insolente niño, quién estaba tan sumido en sus pensamientos que no fue consciente de su presencia hasta que Lotor acarició su gélida mejilla.

Sus ojos se abrieron con sorpresa y con espanto, y Lotor retuvo la necesidad de golpearle. Él era suyo. Lotor podía tomar su cuerpo como si fuera el suyo propio.

Por un momento, Lotor vio toda su cara borrosa, como si una cortina de humo se extendiera sobre la cara de Keith. Una sensación de mareo entumeció todos sus miembros. No sentía nada, solo un leve cosquilleo desagradable que chispeaba por en su piel. Buscó un punto fijo en el cuál apoyarse para no perder el equilibrio. Se concentró en los labios finos de Keith, los cuales tanto deseaba besar.

El mareo desapareció tan rápido como vino. Y Lotor tenía la impresión de que había constado solo de un segundo.

Los ojos de Keith no mostraban ya ese brillo de enfado ni espanto. No mostraba ninguna emoción, solamente le observaba. Lotor lo vio como un gesto sumiso por parte del testarudo príncipe.

Era un idiota. Un crío estúpido. Si fuera capaz de controlar sus impulsos, capaz de controlar su temperamento y ser más sumiso como Lotor tanto lo deseaba, el niño ya hubiera sido Sultán desde hace dos años. Pero por su culpa, solo era un simple príncipe de pacotilla. Un segundo en la escala de poder. Un segundo que Lotor había conseguido convertir en tercero. Porque la influencia en el reino por parte de Keith era nula. Lotor gobernaba Altea, indirectamente. Lotor controlaba a Coran con su magia. Solo un escalón más, y nada ni nadie detendría a Lotor en su búsqueda de poder.

Juntó su cuerpo más contra el otro y bajando la voz dijo:

—La vida os tratará mejor, príncipe Keith, cuando aceptéis las consecuencias de vuestras acciones y comprendáis que lo mejor para el reino y para todos es que se os vea y no se os oiga.

Acercó su rostro al cuello de Keith e inspiró sin ser muy sutil. Keith se mantuvo firme sin dejarse doblegar ante las tentaciones de Lotor.

Sus ojos púrpuras bajaron la mirada hasta el cuello expuesto de Lotor y, en un rápido movimiento, la boca del príncipe de Altea mordió la curvatura del cuello del Visir sin ningún tipo de pudor.

𝗔 𝗪𝗛𝗢𝗟𝗘 𝗡𝗘𝗪 𝗪𝗢𝗥𝗟𝗗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora