骗子 Justin Huang y tú~ NEXT

~•第十四章•~

*Cuatro años y medio después*

Sábado 10P.M.
Casa de MingHao.

Me encontraba junto con Justin tirada en su cama, acurrucados para que no nos atacara el frío.

No decíamos ni hacíamos nada, sólo disfrutábamos el momento.

Relajados, uno con el otro, con los ojos cerrados, en un paraíso.

No podía pedir nada más, ni nada mejor.

En un momento, abrí los ojos para mirarlo. Quería contemplar lo perfecto que se veía, con los ojos perfectamente cerrados como si se tratase de La Rosa de Guadalupe, pero él estaba mirando hacia un punto perdido, mientras me acariciaba el brazo con la mano con la que me enrollaba.

Creo que ni siquiera se había dado cuenta de que lo estaba mirando.

—¿Qué pasa?— Pregunté, preocupada. Me miró tranquilo y a la vez sorprendido, y me sonrió.

—Pensé que estabas dormida...

—Amor...— Dije, para que hablara y no se fuera por las ramas. Volvió a mirar a ese punto. Miré hacia dónde miraba. Allí se encontraba un cuadro de él y MeiYun en la nieve. Ella ponía los dedos en "V" frente a uno de sus ojos, mientras que MingHao la abrazaba y se limitaba a sonreír para la foto.

Puse una mueca triste; parecían tan felices... ¿Por qué ella se quitó la vida? ¿Acaso no veía todo lo que tenía? No lo entiendo...

—Hoy ella cumpliría años...— Bajó la mirada, deprimido.

—Lo siento.— Contesté, triste. Asintió, aguantándose las ganas de llorar. Verlo así, hizo que mis ojos se inundaran de lágrimas. —¿Quieres hablarlo?— Me miró, con lágrimas en los ojos.

—Sí, de hecho...— Su voz se escuchaba tan ahogada... Como si quisiese tirar todo lo que sentía y no pudiese.

—Te escucho.— Se rió enternecido y dolido a la vez.

—Se supone que el psicólogo aquí soy yo.

—Aún no te recibes.— Me senté en la cama, cruzando las piernas. —Vamos, anda. Cuéntame cómo te sientes. Me gustaría entenderte...— Él imitó mi pose.

—Quiero que te enteres de lo que era ella para mí, y contarte su historia...— Escuché inseguridad en sus palabras.

—Justin, si no quieres no tienes que— Me interrumpíó.

—Te lo prometí.— Agachó la cabeza, deprimido.

—明弟 (MingDi)...— Mencioné, triste.

—Estoy bien, ________(T/N)...— Me callé para que continuara. —MeiYun y yo fuimos amigos desde la infancia. De hecho, ella fue la primera en hablarme cuando entré a la primaria. Jamás quise hablar con nadie. Me daba miedo ser rechazado, que me hicieran bullying y... Cosas típicas.— Me miró. —Prácticamente crecimos juntos. Éramos amigos muy íntimos y nos teníamos mucha confianza. Yo sabía todos sus secretos y ella los míos, de los más tontos a los más interesantes...— Bajó la mirada y sonrió. —... Y aunque le hablara de algo tan idiota como que trituré una tarea que no había hecho para echarle la culpa al perro, ella me escuchaba, y trataba de guiarme.— Suspiró. —Cuando cumplimos 16 su madre murió no sé por qué, creo que por una enfermedad. MeiYun empezó a tener problemas con su padre, tanto que me pidió quedarse conmigo por un tiempo. Claramente, acepté. Y aunque me mostrara su mejor sonrisa, notaba su tristeza. Extrañaba mucho a su madre, y le dolía ver a su padre tan dolido por su muerte.— Miró el cuadro. —Ahí teníamos 17 ambos. Faltaba poco para su cumpleaños. Creo que dos semanas. Es la última foto que nos sacamos... Habíamos ido de escapada un fin de semana juntos a una montaña helada. Probamos hacer sky y muchas cosas divertidas. La idea era distraerla y que olvidara por un momento lo jodida que estaba su vida.— Sonrió ante su recuerdo, aunque se le borró antes de las siguientes palabras. —Allí di mi primer beso... Y mi primera vez también... Fue con ella. Pero estaba confundido. Ella... Era sólo mi amiga, y sentí que lo arruiné todo... Semanas más tarde dejó de comunicarse conmigo por completo. Antes sólo nos dedicabamos algunas palabras, pero entonces, ni siquiera eso. Pasamos de hablar a todas horas por cualquier idiotez a no saber qué era del otro, si seguía vivo o si había cometido alguna idiotez. Me preocupé y hablé en persona con ella. Y me dijo...— Suspiró. —... Que desde que éramos unos niños había estado enamorada de mí, y que cada día sentía que le gustaba más, cada gesto que tenía con ella, cada sonrisa que yo le dedicaba, cada... Todo...— Me miró. —Me preguntó si podíamos tener algo, y le dije que no. Pero se lo dije de una manera que hasta yo mismo sentí que la estaba despreciando. Ella simplemente se fue llorando, no dijo nada.— Volvió a bajar la mirada. —Entonces, desapareció. No se supo absolutamente nada de ella durante 3 días. No sólo yo, nadie supo nada de ella. Ni siquiera su mejor amiga.— Suspiró pesadamente. —Luego de esos días frustrantes, la encontraron colgada de un árbol en el patio de la escuela, en una parte del jardín en donde casi nunca había gente, y donde es casi imposible ver algo. Es un lugar muy frondoso. Supongo que se suicidó allí para que nadie la salvara.— Negó con la cabeza. —Fue mi culpa. Fue absolutamente todo mi culpa. La ilusioné, la desprecié, le fallé. Debí haber sido más sutil, o simplemente decirle que sí. No me costaba nada. Esto me costó perderla...— Se tapó la cara con las manos. —Me siento fatal. Jamás me lo perdonaré. Maté a mi mejor amiga, yo la guié a que lo hiciera...— Hablaba dolido.