No todo siempre es de color de rosa, siempre hay algo que se arruina, que sale mal. Siempre. Sin excepciones. Todo puede ir de bien a mejor, pero en cuestiones de segundos, en un abrir y cerrar de ojo las cosas pueden empeorar, pero, la pregunta es...... ¿tendría solución?
Aún recuerdo esa noche, esa maldita noche donde todo se arruino.
Luego de que Louis y yo nos reconciliáramos, de que él me perdonara, de que me dejara volver a besarlo, acariciar sus labios con los míos, sentir ese roce que me tranquilizaba, que hacía que toda tensión, estrés y otra impureza que hubiera en mi cuerpo se fuera. Todo había ido perfecto. Tardes llenas de risa, donde solo admirada su hermosura, su perfección, donde solo lo observaba durante horas y horas, como él hablaba y hablaba, y su voz era música para mis odios. Pero como dije anteriormente no todo siempre es de color de rosa.
Hace una semana mi hermoso novio esta ¿Distante? ¿Frio? No lo sé, pero está muy distinto, ya no me besa con esa ternura que solo él tiene, ya no me abraza ya no sonríe, y todo ocurrió justo un día después de que lo habíamos hecho.
–Vamos, bebé, ¿Sigues avergonzado por eso? –él solo asintió con la cabeza–. ¡Pero si fue hace una semana ya!
–¡Sí! –exclamo furioso mí querido bebé, porque a pesar de que era mayor que yo, que me llevaba algunos años, lo consideraba mi bebé–. ¡Pero a ti no te vieron con una erección! ¡Y claro cómo no! ¡Me dejaste tirado con una maldita erección sin ni siquiera preocuparte por mí! –se tapó la boca al decir aquella última frase, sus mejillas se tornaron de un hermoso rosado, verlo sonrojado era lo más hermoso que había en esta vida, sin duda alguna no quería decir aquello–. Yo... Este... no quería decir esto –titubeo. Pero ya era tarde para arrepentirse.
–¿Así que te molesta que te haya dejado con una erección? ¿He? –Lo acorrale–. Bueno podemos hacer algo con respecto a eso horita –recordaba como lo había dejado prácticamente a medio polvo, y él había salido a ver que sucedía, y lo habían pillado con una erección. Pobre mí de Louis.
Estábamos en mi casa, él seguía furioso, sentado en el sillón, con los brazos cruzados sobre su pecho, haciendo pucheros, pero claramente nervioso. Me le fui acercando poco a poco, hasta acostarlo sobre el sofá.
–¿Lo haremos en el sofá? –susurro nervioso mientras posaba mis labios en su mejilla.
–No –sentencie–, solo te consentiré un rato ¿O no quieres? –él solo asintió.
Empecé a besarlo, a tocarlo por todas partes, proporcionándole caricias que hacían que su piel se colocara de gallina, que se erizara bajo mi toque. Mordisquee el lóbulo de su oreja, y de sus labios se escapó un pequeño gemido, eso me hizo sonreír contra su piel. Seguí tocándolo, me tome la libertad de tocarlo para su camisa, acariciando ese abdomen tan perfecto que poseía. Fui repartiendo besos a lo largo de todo su cuello, haciéndolo suspirar. Me tome el valor con los nervios a flor de piel de descender más la mano y tocarle la entrepierna. Él gimió. Y note lo duro que estaba.
Me separe de él y me levante del sofá logrando que hiciera un enorme puchero. Donde plante un suave beso.
–Vamos arriba –ordene prácticamente. Él se paró y cuando fue a dar un paso lo agarre de la cintura y lo acerque a mí–. Vamos sube yo te cargo –y como todo buen chico que era enredo sus piernas alrededor de mis cintura. Empezando a besarlo.
Descaradamente pose mis manos sobre sus nalgas, haciendo que el gimiera en mi boca. Note como lo hacía a apropósito. ¡Sí que lo hacía a propósito! Mientras subía la escalera con él en brazos, se situó en toda la punta de mi pene, moviéndose, restregándose contra mí. Cosa que hizo que solo me colocara más duro.
Llegamos como pudimos a la habitación, con los torsos desnudos.
Lo coloque suavemente sobre la cama, volviendo a besarlo y a proporcionarles caricias en todo su cuerpo. En cuestiones de segundos ambos estábamos desnudos piel con piel. Soltando gemidos y jadeos solo con toques que nos dábamos en nuestros miembros. Sin saber qué hacer. Cuando por fin hablo.
–Harry...
–¿Hmm?
–Tengo que decirte algo –y se separó un poco de mi mirándome a los ojos–. Soy virgen –y oculto su cara en mi cuello.
–¿Nunca has estado con un hombre? –pregunte incrédulo. El solo negó con la cabeza. Oh...... ya veo a que se refiere, eso sí que es un detalle–. Quieres decir que... –trague saliva–. ¿Eres virgen de por atrás? -el solo asintió–. ¿Quieres... hemm... –titubee un poco–, ....ser tops? –no me agradaba mucho la idea de ser pasivo pero por el haría cualquier cosa.
–Si –susurro por fin saliendo del escondite de mi cuello–. ¿Me dejas?
–¿Por qué pesantes que el pasivo serias tú?
–¿Es obvio no? –soltó como si fuera la cosa más obvia del mundo–. Tú eres más alto, más fuerte, y yo soy muy pequeño.
–Vamos no te avergüences, seré yo el pasivo esta noche. Pero no te acostumbres ¿He?
El solo sonrió.
Volvimos a besarnos esta vez con un poco de desespero. Se situó entre mis piernas, metiendo un dedo en mi entrada.
¡Joder!
Sí que dolía. Había pasado mucho tiempo desde que algo entro allí.
–¿Te duele? –pregunto algo temeroso. Yo solo negué.
Una vez que mi cuerpo se acostumbró a su dedo, introdujo otro. Preparándome. Dilatando. Para que después entrara algo mucho más grueso. Gemí y moví mis caderas al ritmo de sus dedos. Necesitando más.
Él lo noto y preparo su pene con una leve masturbación, se introdujo en mí, suave, con amor, temeroso de romperme. Y yo como un desesperado quería eso ¡Que me partiera en dos!
–Ahhm –lo escuche gemir mientras me embestía.
–Louis, más... más... por favor.
El aumento el ritmo. Una fina capa de sudor nos recorría el cuerpo.
Sacaba y metía.
Sacaba y metía.
Y yo solo moría de placer.
–Me corro –dije entre tanto placer.
–Córrete para mí, bebé –dijo sobre mis labios besándome, y agarrando mi erección para masturbarme, y solo aguante unos segundos. Y me corrí en su mano. Gritando su nombre. Derramando mi propia semilla sobre mí pecho.
Una penetración más. Y él se vino dentro de mí.
–Eres excelente en la cama, un agujero tan estrecho para mí –susurro acostándose a mi lado y acurrucándose sobre mi pecho. Nunca lo había escuchado decir palabras sucias.
Pero me gustaba.
Y me ponían a cien.
–Te amo –dije plantándole un beso en la frente.
Una sonrisa se apodero de mi rostro. Acordándome de aquel hermoso momento, donde lo había dejado ser tops, donde me había sentido completo con él adentro de mí. Pero ahora a juro y me daba la hora.
Decidí enviarle un mensaje. Sí. Un mensaje.
Para: Mi Lou
"Hola, bebé. Solo te escribía para recordarte lo mucho que te quiero. ¿Por qué estás tan distanciado? ¿He hecho algo mal? ¿Qué hice? Perdóname por cualquier cosa. Pero dime, Louis... ¿Qué he hecho? Harry xx"
Su respuesta me pillo con la guardia baja, rompiendo todos mis esquemas de que había hecho. Algo que lo hubiera hecho enojar hasta cabrearse, pero todo se reducía. A mi pasado.
Su mensaje claramente decía.
"Hable con Ed"
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A pesar de todo {Larry Stylinson}
Fanfiction¿Que pasa cuando dos personas por azares del destino se dejan de querer? ¿Lucharan por su amor o dejaran que todo se acabe? Portada hecha por: @5Boys1LoveMyLife.