Capítulo 2.

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Llevaban una hermosa semana de novios, donde todo era risa, dulzura, amor. Sus amigos estaban muy felices por ellos, ver a sus mejores amigos juntos, contentos, sin nada porque pelear, era lo más bonito que habían visto en sus vidas, pero no todo es así.

Porque todo no es color de rosa.

Siempre hay peleas, riñas, discusiones, temas a flotes que tienen que tener una seria conversación que conlleva a una ruptura ¿o podrán arreglar sus diferencias?

Se encontraban arreglándose para ir a una discoteca, iban a celebrar las grandes ventas que tenía la línea para la cual modelaban, iban a ir todos, tanto compañeros, como amigos personales.

Louis pasaría por Harry, para llegar juntos al famoso lugar tan hablado por todos aquellos que pisaban aquel lugar, porque una vez que entraras a "el rincón" no podrías dejar de volver a ir.

El mayor estacionó en toda la puerta de su novio, bajo del auto y se encaminó hasta la entrada de la casa, Harry vivía solo en una enorme casa de dos pisos, pintada de diferentes colores que hacían un toque especial de magia, el castaño nunca entendió porque Harry vivía solo en una casa tan grande, y lo más extraño es que en ningún rincón de la casa había alguna foto de él con su familia, pero no insistiría en ese tema, aunque la intriga lo matara, sabía perfectamente que era mejor mantenerse alejado, porque Harry era muy tranquilo, pero molesto había que tenerle miedo, pero él confiaba firmemente en la frase "Todo algún día se sabe" y él no perdía las esperanzas de saber el pasado de su novio.

Atravesó el jardín hasta llegar a la puerta, toco el timbre una vez esperando a que le abrieran, pudo oír como bajaban las escaleras corriendo, la puerta se abrió apareciendo un hermoso Harry detrás de esta, iba vestido con unos pantalones negros ajustados, sus típicas botas marrones, con una camisa manga larga de cuadros morados, con sus rizos indomables. Aunque iba vestido casi igual que siempre, Louis nunca se acostumbraría ver semejante Dios griego delante de él.

–¿Entonces Lou? –dijo el rizado, haciendo que este saliera de sus pensamientos–. ¿Me saludaras? ¿O te quedaras ahí parado mirándome con cara de bobo? –prosiguió aguantando la risa.

El mayor solo pudo devolverle una sonrisa, acercándose a él para darle un ahogado beso, no supo de donde vino esto, solo sintió la necesidad de besarlo como que si no hubiera un mañana.

Una vez que se separaron por falta de respiración, al castaño se lo colocaron las mejillas rosadas por semejante acción, él muy rara vez tomaba la iniciativa para las cosas, pero con el rizado se creía capaz de todo.

–Vaya, Lou –respondió Harry con la respiración algo acelerada–, yo también te extrañe –dijo plantando un suave beso en los labios ajenos, mientras que lo sostenía en sus brazos, con sus manos en la parte baja de la espalda del mayor, mientras este tenía sus brazos alrededor del cuello del chico alto.

–Siempre te extraño, bebé –respondió con una tierna sonrisa.

Se quedaron mirando fijamente, cualquiera que viera esa escena dirían que ambos chicos durarían para siempre.

–Stan va a la discoteca también –susurro el menor con una mueca en su rostro.

El ojiazul solo pudo soltar una escandalosa carcajada, sabía que a Harry no le gustaba para nada Stan.

–Sabes que odio a ese tipo –vocifero el rizado molesto–. Te coquetea en mis narices, cuando sabe perfectamente que tu novio soy yo –dijo recalcando la palabra novio.

–Pero, bebé –dijo tiernamente el mayor–, sabes que te quiero es a ti, no te molestes, y por cierto me estas apretando muy fuerte –respondió preocupado.

El menor reacciono aflojando el agarre en Louis, pero no deshaciéndose de él, tenía que controlar su ira, porque él era una persona cambiada, la ira era parte de su pasado, y se quedaría ahí, donde nadie la quiere.

–Perdóname –susurro–, sabes que soy muy celoso –bien hecho Harry Styles casi lo hechas a perder, se regañó a sí mismo.

–Está bien, cariño –respondió el castaño, no dándole importancia al hecho anterior–, pero debes admitir que Stan no está nada mal –levanto ambas cejas en señal de picardía, pero se retractó de una vez al ver la cara de póker de su novio–, es mentira –corrigió rápidamente–, el más hermoso eres tu –planto un beso en los labios de Harry.

–Está bien, Lou –se tranquilizó mentalmente–, mejor vámonos –dijo agarrando la mano de su novio, subiéndose en el auto, en camino a una noche que traerá monstruos de su pasado pero que él ni nadie lo sabe.

A pesar de todo {Larry Stylinson}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora