Capitulo 2

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~ La Desapareción de la familia ~

La familia Maldonado cada vez se sentía más nerviosa pues aquel vehículo no dejaba de seguirlos. — Amor, maneja más rápido, esa camioneta quiere algo de nosotros. - Dijo la Sra. Consuelo mientras sus nervios cada vez eran más grandes.
El Sr. Diego desvió su camino a una brecha, era un camino de tierra, con mucho pastizal a su alrededor pero para su desgracia nunca se imaginó que el camino no tenía ninguna salida. — Mierda. - Dijo el Sr. Diego mientras trató de dar la reversa pero para su sorpresa la camioneta negra ya los había acorralado.
Los hombres totalmente armados bajaron de la camioneta y se dirigieron al vehículo donde abordaba la familia. — Amor ¿ Que vamos hacer ? - Dijo entre lágrimas la Sra. Consuelo.
— ¡Bájen del auto! - Gritó uno de ellos mientras se acercaba al automóvil.
La Sra. Consuelo se negaba a bajar, pero uno de los hombres la bajaron a la fuerza mientras que al mismo tiempo bajaban al Sr. Diego dejando a la pequeña bebe en el auto.
Eran en punto de las 6:00 am y solo se escuchaban los gritos de ayuda, lamentos y desesperación, se había convertido en el infierno para la familia Maldonado.
— Si quieren dinero solo díganmelo, pero dejen a mi familia tranquila. - Gritó fuertemente el Sr. Diego pero para su desgracia no sabía lo que le esperaba, uno de los hombres lo apuntó en la frente con un arma de fuego. — Hasta nunca Sr. Diego. - Dijo aquel hombre mientas jalaba el gatillo del arma quitándole la vida al Sr. Diego.
El grito de desesperación salió de la Sra. Consuelo. — No, Diego mi amor no, ¡ Déjenme en Paz por el amor de Dios. - Comenzó a gatear hacia su esposo el cual estaba inerte en el suelo.
— Súbanla a la camioneta, y a la pequeña igual solo que súbanla en la parte de enfrente. - Dijo el líder del grupo delictivo.
— No, a mi niña no le hagan daño. - Unas lágrimas comenzaron a salir de la Sra. Consuelo. — ¿ Que le harán a ella ?. - La Sra. Consuelo dijo en desesperación mientras se trataba de soltar, pero en ese momento uno de los hombres la golpeó con una botella en la cabeza dejándola totalmente desmayada.
Prendieron el automóvil con fuego para calcinar el cuerpo del Sr. Diego y no dejas rastro ninguno de él, para después abandonar a la pequeña Flor y mandar a la señora Consuelo fuera del país.

Mientras tanto en el pueblo con mucha alegría en su rostro se encontraba el Sr. Raúl Ferro mientras que se dirigía con su esposa —Eh recibido las mejores noticias corazón. - Dijo el Sr. Raúl mientras abrazaba a su esposa. —Nuestro plan salió totalmente magnífico, la familia Maldonado está totalmente borrada del mapa solo nos falta deshacernos de la pequeña para después  solo seremos nosotros la familia más poderosa de aquí.
— Muy bien Raúl, yo sé  que lo lograremos con un poco de dinero podemos lograr que esos hombres maten a esa pequeña y después a poner nuestra familia en alto. - La sonrisa de la señora Ferro se marcó en su rostro.
— y mi único hijo Abdel Ferro será el único heredero para seguir con el alto en nuestra familia. - Dijo el Sr. Raúl mientras cargaba al pequeño Abdel.

Carretera hacia Ciudad del Maíz , San Luis Potosí.

Mientras tanto, uno de los secuestradores manejaba en una carretera llena de curvas y una vista increíble. Junto a su lado se encontraba acostada la pequeña Flor Maldonado. Dentro de su mente pasaba esa idea tan desgarradora de abandonarla en aquella carretera pero al fondo de la naturaleza para que la pequeña muriera poco a poco de hambre sin recibir ninguna clase de ayuda.
— Pobre pequeña, me da lástima que perdieras a tus padres pero ni modo esta es la vida que te toco vivir en este mundo. - Una risa salió de aquel hombre.
Bajo de el auto y camino hasta adentrarse aquel bosque y abandonar a la pequeña.
— Adiós Flor Maldonado, espero y hayas vivido lo suficientemente bien en este mundo. - Comenzó a caminar hasta alejarse de aquella bebé.

Carretera Ciudad del maíz, San Luis Potosí

Pasaron días y el llanto de la pequeña era cada vez más continúo

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Pasaron días y el llanto de la pequeña era cada vez más continúo.
Una joven pareja manejaba por la misma carretera la cual se dirigía a la próxima población que estaba cerca de ahí. — Ya no soportó las ganas de hacer mis necesidades. - Dijo el joven de nombre Eduardo Villegas a su hermosa y joven esposa de nombre Eva Gallardo
— Amor jaja te dije que te detuvieras desde hace rato, no quiero que te hagas aquí en el auto. - Ella comienza a reír mientras le da un suave golpe a su esposo.
Eduardo se detiene a una orilla de la carretera, lo cual baja del auto dejando la puerta abierta. — Con que no me vea alguien haciendo mis necesidades todo marcha bien. - comienza a reír mientras se pierde en la vegetación.
— Ay amor, no creo que alguien tenga tantas ganas de ver alguien haciendo su necesidad en el monte. - Ella lo dice en voz risueña.
Eduardo camina entre la vegetación para adentrarse más hacia el bosque, estaba apunto de bajar el cierre en cuanto escucha el llanto de un bebé. — ¿ Hay alguien aquí ?. -pregunta Eduardo mientras mira a todos lados; el llanto del bebé se escucha muy claro y fuerte lo que provoca la curiosidad de Eduardo. — ¿ Hola? - pregunta nuevamente mientras camina en las hierbas, después de caminar un poco encuentra una canasta la cual dentro de ella tiene una cobija. — Pero ¡ Que diablos es esto! - Se queda con la boca abierta al momento de acercarse a la canasta y percatarse  de que dentro de ella hay un bebé. — ¡ Eva ! ¡ Eva ! - Grita el joven con desesperación. — Eva, ven rápido, tienes que ver esto.

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