En un lejano pueblo de Inglaterra, en una pequeña casa vivía Kira Fitzgerald, con la única mujer que había llamado madre durante su corta vida. Pero la vida se vuelve complicada con las guerras y las enfermedades llegan. Lauren Fitzgerald no tiene d...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
LAS HORAS HABÍAN PASADO para Edmund demasiado lentas, el no entendía que estaba pasando, se sentía tan culpable de todo, si tan solo la envidia y el enojo no lo hubiera corroído, ahora estaría junto a su familia, tal vez disfrutando de Narnia como realmente debería ser y no encerrado en un calabozo en donde no sabía si saldría vivo. El fiel enano de la reina había entrado a la prisión para arrastrarlo por los pasillos del frio castillo, el cual ya no le parecía tan maravillo como la primera vez que había llegado. Ahora podía ver lo solitario y triste que este era. Entre tantas puertas en las cuales el castillo albergaba, el enano y él cruzaron por una que daba a una de las tantas salidas que tenía el castillo, Edmund estaba cansado, ya no tenía el ánimo de siempre, se sentía tonto e ingenuo, se había dejado engañar. Pero una parte de él quería seguir creyendo que la Reina no era tan mala.
Cuando llegaron a la salida, pudo observar un par de estatuas que decoraban en lugar, al igual que en gran parte del castillo, pero una de ellas le llamo la atención más que las otras, en ella se podía ver un fauno que por su expresión facial sentía dolor o lo sintió en su momento, un escalofrió recorrió toda la columna vertebral del niño, era el señor Tumnus. En ese momento lo entendió, todas las estatuas del castillo, en su momento habían sido seres con vida.
Fue el primer momento en que realmente vio todo desde la realidad, ya no había vendas, ni escusas que pudieran hacerlo creer que Jadis en su momento fue de las buenas. Entonces lo acepto, todo el mal que había y existía en Narnia se reducía a una sola persona. La maldita bruja blanca. La cual se adueñó de la vida de cada Narniano por querer reinar.
La voz de la bruja se coló por sus oídos y se volvió a mirar a la bruja, la cual se encontraba de pie junto al trineo, dentro de este se encontraba su hija. ¿Cómo Calipso podría ser hija de esa malévola bruja? Se preguntó.
—cuando quieras, hijo de Adán— hablo burlona la bruja.
El asintió, mientras el enano comenzaba a empujarlo hacia el trineo, cuando estuvo dentro de este, se sentó en el suelo y la observo. Había despertado, ya no era el mismo niñito del comienzo, él sabía cuál era su destino desde ahora, sabía que debía detener a la bruja porque si no lo hacía, las próximas figuras de hielo del castillo serían sus hermanos y su amiga Kira.
* * *
En el trineo, todo se había mantenido normal, hasta que el aullido de un lobo cortó el silencio que había entre los tres. La bruja levanto la mirada, esto solo significaba una cosa. Mi familia se encontraba cerca. Comenzó a ir más rápido y dar órdenes, lo antes posible la bruja quería llegar hacia donde los lobos habían marcado el lugar. Al inicio del bosque, se detuvo el carruaje, la bruja se bajó con tanta rapidez y gracia, que no pude evitar sentirme sorprendido. ¿Cuántas veces ha perseguido a Narnianos, para ser tan rápida? Se giró hacia donde yo me encontraba junto a Calipso, solo la observo y ella asintió, Jadis se giró para luego internarse en el bosque con el enano fiel que la acompañaba.
