𝐵𝑜𝓃𝓊𝓈 𝒰𝓃𝑜

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𝕾𝖊𝖆𝖑𝖎𝖓𝖌

ENTRE MEDIO DE UN VALLE se hallaba un gran campamento con diferentes tiendas de colores, el silencio inundaba el lugar, algunos que otros soldados se paseaban vigilantes el lugar, mientras que aun par de kilómetros se desarrollaba una batalla por ...

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ENTRE MEDIO DE UN VALLE se hallaba un gran campamento con diferentes tiendas de colores, el silencio inundaba el lugar, algunos que otros soldados se paseaban vigilantes el lugar, mientras que aun par de kilómetros se desarrollaba una batalla por las tierras que se mantenían bajo el mandato de la bruja blanca y de sus súbditos que se negaban a obedecer a los nuevos reyes de Narnia. Entre el silencio del bosque que protegía el gran campamento, el galope de un caballo llamo la atención de los soldados que vigilaban el lugar, automáticamente se pusieron en alerta, esperando a ser atacados por una turba. Mayor fue su sorpresa al ver como el caballo del Rey Edmund se acercaba con total rapidez al lugar, los soldados se encaminaron a la entrada del campamento para tratar de brindarle la ayuda necesaria al Rey.

Del caballo muy rápidamente el Rey bajo y entre sus brazos cargo a una de las Reinas de Narnia, la cual se encontraba herida.

—Su alteza— corrió uno de los soldados a su búsqueda.

—Está herida— informo el hombre, mientras que cargaba a la Reina les mostraba a los soldados que lo rodeaban uno de los costados de la mujer, por el cual se asomaba el mango azul de una daga— hemos evitado sacársela, creímos que era lo mejor— comento, mientras era guiado hacia una de las tiendas más grandes del campamento, estaba equipada para tratar a los heridos de la guerra.

El soldado que seguía a Rey, asintió en confirmación a la información entregada por su alteza— ha sido una gran decisión, con lo largo que es el camino se podría haber desangrado— añadió.

La joven mujer fue depositada en una de las camillas improvisadas que habían armado, soltó un quejido de dolor, uno de los curanderos que se hallaba en el lugar, se hizo espacio para acercarse a la mujer, toco su frente, para luego poner atención en las gotas de sudor que recorrían su cara.

—Rey, necesitare su ayuda y la de algunos soldados, los demás se pueden retirar— informo el fauno que se disponía a curar a la Reina. Varios soldados abandonaron el lugar, dejando a los más cercanos a la corona encargarse de la labor que el fauno les encomendaría— necesitare que usted— apunto al soldado de sexo masculino—vaya por agua al rio, la necesitaremos para limpiar la herida y bajar la fiebre— explico el curandero, rápidamente este salió por la puerta del lugar— Rey sin necesidad de ofender, necesito que me traiga de la mesa tres frascos en específico, uno es delgado y pequeño de color verde, el otro es ancho y grande de color azul y por ultimo uno amarillo, que tiene la altura de una copa— explico, Edmund asintió y se dirigió rápidamente a lo que el fauno le había enviado— usted señorita— nombro a la soldado que se hallaba en el lugar— me ayudara a desvestir a la Reina, su traje de batalla nos complicara las cosas, luego de sacárselo le pondremos este camisón, será mucho más fácil trabajar con él y ayudara a que la herida no sea presionada— la soldado asintió y comenzaron a trabajar.

La Reina aun recostada en la camilla no paraba de quejarse de dolor, a duras penas podía abrir los ojos o entender lo que estaba sucediendo a su alrededor, solo podía recordar como había sido lo suficientemente distraída como para ser herida. Ella solo estaba buscando al mayor de los Reyes, se suponía que ella cuidaría su espalda, pero Peter nunca la esperaba. Y ese pensamiento hacia que su sangre hirviera, detestaba lo impulsivo que era Peter cuando se trataba de batallas o decisiones, ella entendía que habían veces que era mucho mejor actuar que pensar, pero cuando la vida de los tuyos esta en tus manos, la vida de familias, de súbditos que confían en ti, ella sentía la ciega necesidad de responderles al menos con la responsabilidad de tomarse las cosas con más calmas y no llegar y actuar. Peter no era así, él quería ser el héroe, un Rey digno de una tierra digna. Ella en cambio quería ser la clase de Reinas que mantenían con vida a los suyos y en eso muchas veces diferían, Peter apenas la tomaba en cuenta cuando ella le decía lo que pensaba y si la llegaba a escuchar, parecía que le entraba por un oído y le salía por el otro. Una risa salió desde lo más profundo de su pecho, la cual termino convirtiéndose en un quejido.

¹Las Crónicas de Narnia: El León, La Bruja y El RoperoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora