𝐵𝑜𝓃𝓊𝓈 𝒯𝓇𝑒𝓈

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𝕮𝖚𝖗𝖘𝖊

01 de Enero de 1944

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01 de Enero de 1944

Querido profesor Kirke:

Los meses pasan tan rápido que incluso yo me sorprendo, parece que fue ayer que me tuve que despedir de usted, para volver a la caótica ciudad, como usted dijo, el saber llama. Pero después de nuestra pequeña aventura en Narnia, siento que lo que nos enseñan en la escuela es tan superficial y que el ser humano se rinde ante la idea de explorar más allá de su conocimiento. ¿Tanto le tememos a lo que no conocemos? Yo hace un largo tiempo que deje de temerle a lo desconocido, después de todo por mis venas corre lo más ilógico del mundo. Quién lo diría. No sabe lo mucho que extraño su presencia y las tardes largas de conversaciones con usted, puedo decir que la guerra saco lo mejor que podríamos haber obtenido, después de todo tuve las mejores vacaciones de mi vida en su hogar y podría jurar que los Pevensie están más que de acuerdo conmigo. Hay tardes en las que desearía estar en su gran jardín y respirar ese gran aire puro que solo su hogar en medio de la nada brinda. Debe de pensar que soy una desagradecida por despreciar el esfuerzo que han hecho mis queridos tíos para devolvernos la normalidad en nuestras vidas, pero no es así, me siento muy contenta de estar de nuevo en casa y volver al colegio, incluso si no encuentro de todo correcta las enseñanzas aplicadas, solo es que hay días en que este mundo me sobre pasa profesor y extraño la tranquilidad de su hogar o la libertad que me entregaba Narnia. Aquí solo soy Kira Fitzgerald una pobre huérfana y halla, en esas tierras lejanas soy una Reina. De cualquier manera me he acostumbrado, para ser sincera, creo que debería escribirle a Peter, entre los cinco él es el más afectado con esto del mundo real y el hecho de que aquí no porta una corona dorada.

De todas maneras profesor, me he sentado esta tarde a escribir esta carta para expresar algo mucho más profundo que me ha estado preocupando desde que inicie el año escolar en septiembre. Quería saber si era posible que en mi habite la misma maldición que habitaba a mi madre, sé que usted no me puede brindar gran variedad de respuesta, porque se haya con la misma cantidad de conocimiento que nosotros sobre Narnia, pero no puedo evitar que esta preocupación me inunde el pecho, cada día observo como Peter no para de coquetear con chicas, como se enamora de ellas o termina con ellas. Puedo ver sus emociones y Susan no queda exenta de esta montaña rusa de emociones, viera usted como los chicos la miran, es inevitable ella es preciosa, pero no es lo que me afecta tanto, si no que desde la propia boca de mi amiga sé cómo se siente atraída hacia otras personas, como se le revuelve el estómago cuando algún chico lindo se le acerca y más. Incluso Edmund puede sentirlo y entre todo este drama adolescente que usted estará leyendo, yo me encuentro afuera. Soy una espectadora de sentimientos que se ve atada de manos y pies, porque no importa quién sea el chico o chica, en lo más profundo de mi ser no nace nada de lo que se supone que debería nacer. No siento amor, ni mariposas, ni nada. ¿Abra un problema conmigo? He llegado a pensar que quizás estoy enferma y en ese sentido sí que acudo a usted profesor, no quiero asustar a mi tía Helen si son solo desvaríos míos, pero quizás no es así. Quizás si esto maldita como Calipso, después de todo soy su hija, quizás herede esa terrible cualidad, maldición o quien sabe, suerte, al no poder enamorarme, al no poder sentir como los demás.

De seguro creerá que ya perdí la cabeza, pero profesor, usted es el único ser en el que entrego ciegamente mi confianza, la única persona que no me juzgaría y que me entregaría su apoyo incondicional. Estoy tan asustada por esto, porque entre tanta normalidad que mis tíos intentan entregarnos a los chicos y a mí, yo me siento un completo fenómeno.

Bueno profesor, mi tía me está llamando, tendré que dejar hasta aquí esta carta. Por favor le pido encarecidamente que me conteste, usted es el único que me entregara certeza alguna de lo que me está pasando.

Le mando un gran beso y espero que se cuide de este invierno tan helado que nos azota.

Con amor.

Kira Fitzgerald.

¹Las Crónicas de Narnia: El León, La Bruja y El RoperoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora