𝕰𝖑 𝖖𝖚𝖎𝖊𝖇𝖗𝖊 𝖉𝖊𝖑 𝖍𝖊𝖈𝖍𝖎𝖟𝖔
SU CORAZÓN NO PARABA DE LATIR irrevocablemente loco dentro de su caja torácica, parecía que más tarde que temprano, este se le saldría, pero le temía mucho más al hecho de que su madre lo escuchara a la distancia. No paraba de revisar si la vigilaban o si en algún momento su forma de ser había revelado que ya no se sentía tan segura en el lugar que se encontraba. Era extraño, como que si una especie de caja que envolvía antes su corazón, se estuviera rompiendo a pedazos. Podía sentirla quebrarse cada segundo más y realmente no entendía como un sentimiento tan incompleto y complejo pudiera estar afectándola de esa manera.
Las cosas habían cambiado demasiado para Calipso en un par de días, ya no sentía la mujer triste que en su momento fue, era como si el alma le hubiera vuelto al cuerpo. Parecía haber estado eternamente dormida y ahora que los arboles estaban floreciendo, ella también. Pero esto no hubiera sucedido, si no fuera por uno de los lobos que su madre tenía persiguiendo a los niños humanos. Ya que el día en que el rio se había descongelado y la cascada tomaba su habitual comportamiento, uno de los lobos había sido herido por una flecha demasiado particular. Que por desgracia de la reina termino cayendo en sus manos, ya que fue ella misma la que arranco del lomo del animal el objeto que lo estaba dañando. Algo que Calipso no podía ver era como otro ser vivo sufría, así que solía restarse de las prácticas de tortura que a su madre la llenaban de alegría y le divertían tanto.
Volviendo a la flecha, en el momento en que la sostuvo y la pudo analizar comprendió que no era la primera vez que tal objeto estaba entre sus manos. Su cerebro no la llevaba al lugar exacto en donde la había visto, pero existen otros tipos de memoria, y su cuerpo, mucho menos corruptible que su mente, había tomado aquella singular flecha y la reclamo como suya. Desde el momento en que entendió que aquello le pertenecía, se sentía perseguida y trataba a toda costa de no dar un paso en falso, temía que su madre al notarla tan diferente, tomara cartas en el asunto y volviera a cerrar la pequeña puerta que comenzaba abrirse en su interior.
Estuvo horas escondida tras los árboles en donde se había levantado el campamento analizando el objeto como si de oro se tratara, mayor fue su sorpresa al enterarse, después de obligarse a volver al mundo real, que el menor de los varones humanos había sido rescatado por un grupo del ejército de Aslan. Su madre, mas furiosa que nunca se encamino hacia el lugar donde el pequeño niño debía de estar escondido, fue en ese lugar en que las paredes de hielo que albergaba su mente y retenían su corazón cayeron en pedazos, generando un caos dentro de la mujer que incluso se sorprendía al notar que nadie lo había realmente escuchado.
En ese lugar, rodeada de otras criaturas, frente Aslan, al lado de la mujer que había llamado madre y vigilada por cinco pares de ojos expectantes, fue donde Calipso pudo ver con claridad.
Ya no solo veía a su hija, furiosa y dispuesta a dar su vida por su amigo.
Si no que también por fin pudo ver a su madre.
Por fin vio a la bruja.
Desconcertada, sin saber qué hacer, ni hacia donde correr, se limitó a sobrevivir. Costará lo que costara.
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¹Las Crónicas de Narnia: El León, La Bruja y El Ropero
Fiksi PenggemarEn un lejano pueblo de Inglaterra, en una pequeña casa vivía Kira Fitzgerald, con la única mujer que había llamado madre durante su corta vida. Pero la vida se vuelve complicada con las guerras y las enfermedades llegan. Lauren Fitzgerald no tiene d...