El perdón |1|

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Los presentes miraban a Tad con curiosidad.

— ¿Pueden hacer eso?—. Pregunto Dipper con una ceja alzada refiriéndose a los demonios presentes.

— b-bueno, creo que sí podemos—. Hablo Will con nerviosismo en sus palabras— pero es algo arriesgado, no sabemos como los poderes de demonio aceptan al cuerpo humano, los podría calcinar vivos si no se adapta—. Advirtió.

— nos arriesgaremos—. Hablo la castaña— si no lo intentamos no lo sabremos—. Miro a todos con fiereza que sentían que debían arrodillarse hacia su majestad.

— mi hermana tiene razón, ya los vencimos una vez—. Vio a su gemela antes de continuar— volveremos hacerlo ahora, sea o no con magia—. Mabel sonrió y estuvo agradecida de su apoyo.

— ¡Queremos intentarlo!—. Exclamó Stan, pronto Ford se le unió y las miradas de Tad y Will sonrieron ante su aprobación.

Pero el que no estaba contento con esto era Bill, si bien conocía los riesgos de su propio poder, ¿cómo arriesgarse a compartirlos con la persona que amaba? Temía por Mabel.

— no cuenten conmigo—. Sentenció al fin. Dipper lo miro en desacuerdo.

— ¿Por qué no?—. Will también estaba sorprendido con sus palabras, Bill desvío la mirada a Mabel y después salió de la cabaña.

— tengo que ir con él—. Musitó y quiso salir afuera pero fue detenida por Tad.

— dale un momento, debe pensarlo a solas—. Mabel se zafó del agarre pero no fue con Bill, es cierto lo que decía Tad, tal vez se apresuró en sus palabras y volverá con otra respuesta.

Sin embargo, las horas pasaban y Bill no parecía cambiar de opinión, tuvo una discusión con Will y este salió llorando de la habitación.

Tad que se encontraba por el pasillo se acercó hasta él.

— ¿Estás bien?—. Con su dedo limpio las lágrimas de sus mejillas y miro sus ojos azules acuosos.

— e-estoy bien, s-solo soy muy llorón—. Tad sonrió de lado.

— un llorón muy adorable, debo admitir—. Will se sonrojo y aparto su rostro.

— idiota—. Susurro el peliazul, mientras se dejaba perder un rato en el momento.

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Mabel que aún no hablaba con Bill se preguntaba, ¿por qué se había negado? Seguía siendo un egoísta que no quería compartir sus poderes, ¿tal vez? No, no debía ser eso. Entonces ¿Qué?

— Mabel—. Llamo Pacífica, que había llegado hace un rato y ya estaba enterada de toda la situación.

— Paz, que bueno verte—. La rubia se acercó y se sentó junto a ella en las escaleras de afuera de la cabaña, abrazo a su amiga y miraron juntas la nada.

— ¿En qué piensas?—. Pregunto la ojiazul, la castaña suspiro y alzó los hombros.

— mañana tal vez sea el fin de Gravity Falls y yo solo puedo pensar en un chico—. Hablo sintiéndose mal por no prestarle más importancia a la pelea que está acercándose.

— ¿Ya lo recordaste?—. Asintió— ¿Qué harás?

— planeaba decírselo, pero pasó todo esto y debo admitir que estoy algo molesta por su negación ante, la que podría ser, nuestra última esperanza.

— te preguntas el por qué de su negación, pero yo lo veo claro—. La castaña la vio confundida.

— ¿Y qué se supone que es entonces?

— creo que la razón por la que Bill se negó a participar es por ti Mabel—. Rodó los ojos.

— ¿Yo? Pero yo acepte el riesgo—. Se defendió.

— ¿Y Bill? ¿Aceptó que tengas ese riesgo?—. Si lo veía de ese modo..., Paz tenía razón, la castaña gruñó y salió corriendo hacia la habitación de Bill.

— ¿Todo bien?—. Dipper hacia su aparición— ¿Mabel?

— tenía asuntos que arreglar, amor mío—. El castaño se desconcertó.

— ¿Amor mío?—. Se sentó a su lado tomando su mano— ¿Nuevos apodos?

— bueno, nos enfrentamos a cosas peligrosas y no sé si podré decírtelo, así que lo digo ahora.

— lo harás en un futuro, mi rayo de sol—. Besó su frente, Paz ocultó su rostro en su pecho y en su expresión podía verse preocupación y miedo.

Mabel llegó con prisa a la habitación del rubio y lo encaró con los brazos cruzados.

— ¿Por qué te negaste?—. Bill no la había visto así y prefería no verla ahora, no quería discutir otra vez y menos con ella.

— Estrella fugaz no quiero tratarte mal, por favor, retírate—. Se negó.

— no hasta que me digas una razón justificable y aprobatoria.

— Estrella, vete, por favor—. Volvió a pedir.

— ¡No me iré! ¿Por qué no me dices por qué el de tu egoísmo? Se supone que cambiaste, ¿por qué te rehusas a ayudar?!—. Formó puños con sus manos mientras no desviaba la mirada del rubio que comenzaba a perder la paciencia.

— quiero que te vayas—. La tercera es la vencida, pues no, Mabel cerró la puerta con llave y tiro la llave por la ventana.

— no intentes abrirla con magia, no te atrevas a desperdiciarla en una puerta ¡Cuando puedes usarla para detenerlos!—. Su respiración era agitada y tanto gritar le había secado la garganta— ¡Lo haré de todos modos, Cipher! Te guste o no, si tú no quieres ayudarnos, entonces no te necesitamos—. Esas palabras le dolían con el alma y a ella también, pero esperaba que Bill reaccionara.

— no quiero—. Susurro— ¡No quiero arriesgarte a esto!—. Su cuerpo cambió, piel rojiza y cabello rojo, sus ojos negros con la pupila blanca y colmillos en vez de dientes, Mabel retrocedió unos pasos— ¡No podrán resistir esto!—. Hasta su voz cambio, regreso a la normalidad y se quedó en su sitio en silencio.

— Bill—. Se acercó a él— estaré bien, estaremos bien—. Acaricio su mejilla y sintió como el rubio apegaba más su mejilla hacia su mano.

— no me perdonaría si te hago daño—. Mabel rió algo tímida.

— no es la primera vez que lo haces, Cipher—. Le guiño un ojo y Bill entendió que ya lo había recordado.

— ¿Recordaste todo?—. Asintió, sonrió y la abrazó por necesidad y deseo.

— perdóname, perdóname, perdóname—. Repetía sin parar en el oído de la fémina.

— ya, ya—. Intentaba tranquilizarlo, aunque a ella aún le dolía y no estaba perdonado del todo, sabía que no fue su culpa. No fue culpa de nadie, son cosas que pasaron, para mal, pero pasaron y ya nada podría cambiar eso.

Unas miles de disculpas más y Mabel convenció a Bill que los ayudara.

Una vez que todos los que colaborarían a la causa estaban reunidos, los tres demonios se sacaron sangre de su pulgar y dibujaron un ojo en cada uno de los presentes, cuando Bill pasó por Mabel volvió a dudar pero ella tomó su mano y le regaló una sincera sonrisa de seguridad.

Ya todos marcados, se tomaron de las manos mientras que los Cipher y Strange recitaban un hechizo, se podia ver como las llamas se desplazaban gracias al agarre de las manos e iba pasando de uno en uno cubriéndolo por completo.

Cuando finalizo y las llamas ya se habían apagado, todos menos los demonios se desmayaron.

Memorias Estelares [Mabill] •FINALIZADA•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora