" ¿Sueños? " - 10

117 14 0
                                    

Después de dejar a su hijo en el colegio y comprar los víveres, decidió dirigirse hacia el hospital.

La señora Park llegó sin compañía de su esposo, asi que se tendría que encargar de Jimin sola. Antes de entrar a la habitación había hablado con el médico para una revisión pero no sería hasta el día siguiente.

Al colocar su mano en el mango de la puerta, la rutina la esperaba del otro lado; al cruzar esa puerta la misma desesperante rutina se repetiría: su hijo la miraba con algo que parecía desconfianza, dejando de lado que la ignoraba gran parte del tiempo.

Ella sabía que él no se recuperaría de la noche a la mañana o en cuestión de pocos días, pero no podía dejar de insistir. Quería que su hijo volviera a ser el mismo y dejase de tomar esa actitud poco cooperativa.

Quien se topaba a la señora Park sabía que tenía un carácter difícil, desconfiaba de los demás; y ver a su hijo ignorándola solo podía causar un revoltijo en el estómago, preguntándose "¿Qué está pasando?"

¿Ese era el perfecto estudiante e hijo de la familia Park?

Tal vez la única respuesta se conseguiría si alguien se ponía en ese lugar, recostado en la misma camilla, en la misma posición por más de 300 días.

Las apariencias engañan. Se podían suponer muchas cosas con tan solo mirar esa familia.

El padre de familia no era más que un buen empleado, dedicado y agradable. Razón por la que su ascenso no sólo fue recibido con un buen aumento, sino con los caprichos de sus superiores y encantadora esposa; quien no sólo es madre de sus dos hijos, sino también una vanidosa mujer. Los dos hijos de aquella familia parecían totalmente distintos, el mayor siendo un prodigio (por así decirlo) y el menor el centro de todos los problemas.

Otra familia más con uno de apellidos más comunes del país, pero sería poco acertado creer que ellos eran comunes.

Y mientras transcurría la mañana, Park Jimin permanecía con los ojos entrecerrados y con su cuerpo entumecido, escuchando la lectura silenciosa de su madre y ya habiendo terminado el desayuno.

Afuera había un sol tímido, sus rayos se escabullían a través de la capa delgada de nubes por encima del hospital. Odiaba esa habitación, ese hospital, la monotonía lo volvía loco, sus ojos se sentían cansados y ya estaba harto de escuchar el traspasar de hoja tras hoja.

En su mente ya se había golpeado la cabeza repetidas veces contra la pared, esperando que así cayera inconsciente y escapase de ese martirio.

Lo único que quedaba era mover ligeramente su cabeza en dirección de la ventana, asomándose al exterior. De pronto vino a su cabeza un recuerdo, o tal vez era un sueño. No había hablado con nadie respecto a la luz que aparecía constantemente mientras dormía, lo tomarían por loco. Y  de hecho estaba determinado a hablar lo menos posible, a menos de que fuera necesario.

Pocas veces, a modo de respuesta, balbuceaba frases cortas o se limitaba a movimientos con la cabeza, cualquier cosa para evitar más preguntas.

En realidad ya había intercambiado palabras con las enfermeras. Hablaba más con ellas que con su familia, y eso era porque les agradecía cuando entraban a cambiar sábanas o acomodaban la altura de su cama cuando le era incómodo.

A diferencia de como todos pensaban, él no padecía de falta de emoción, no estaba en modo vegetal ni tampoco tenía disfunción alguna. Pero sí le era agobiante permanecer en ese ambiente, no aguantaba ni un minuto más.

Dormir por las noches era difícil, el descanso no era suficiente para reparar lo que le había sucedido a su cuerpo, podía notarlo cuando intentaba levantarse al ver sus piernas flaqueando como si fuera un ciervo dando sus primeros pasos; sus piernas, que alguna vez sostuvieron su cuerpo en posiciones y saltos de gran dificultad, habían perdido fuerza y ahora estaban tan delgadas que parecían las de una chica.

Open Your Eyes 🍂Kookmin PausadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora