King of Ice ❀ᴛᴀᴇᴋᴏᴏᴋ

» Epílogo

El viento era cálido, aquel invierno repentino se había ido finalmente en la villa, llegando con todo su esplendor una primavera maravillosa. A lo lejos, podía ver como JungKook era bien recibido por un emocionado y feliz YuGyeom, quien sabía TaeHyung que era la adoración del castaño. Incluso Kunpimook, al verlo le abrazó con añoranza, aquella imagen tan familiar hizo que su corazón sintiera un pequeño pinchazo de culpa.

No podía separarle de ese modo de su familia, pero tampoco podía el quedarse en aquella villa.

Apretó su puño y lo recargó en aquel tronco donde estaba, sintiendo después la mano de alguien en su hombro. Se giró y vio a su mejor amigo sonreír ladino, comprendiendo el sentimiento que tenía ante lo que sus ojos presenciaban.

—Quizá deberías darle la opción de irse contigo—TaeHyung le miraba como si aquello fuera una locura enorme—. Ya sabes, por lo que ha pasado por reprimirte, no lo hagas más.

—No quiero hacerlo elegir entre su propia sangre y yo, no sería justo—miró hacia el menor, adorando más la sonrisa y mejillas sonrojadas de este—. No puedo pedirle más de lo que ha dado por mí.

YoonGi giró los ojos, tomando de la muñeca a su amigo y avanzando hasta que finalmente quedaron en la zona donde JungKook estaba revisando cosas de la casa. Carraspeó llamando la atención del menor, quien al verlos les regaló una sonrisa tranquila y se acercó del mismo modo hasta quedar a su lado.

—Chicos, ¿sucede algo? —indagó notando como el de cabellos ahora blancos tenía la mirada baja—. Tae, ¿estás bien?

El mayor al escuchar aquello, alzó su mirada chocando con la brillante del menor, mordiendo sus labios con algo de indecisión, para luego ambos ser testigos de como YoonGi los dejaba solos. Soltó un suspiro ante aquel acto de su amigo y después volvió a encarar al menor, quien esperaba alguna acción de su parte.

—JungKook, yo...—se sentía patético al estar un tanto dudoso y nervioso, sabiendo que aquello podría quizá ser peligroso para controlar su poder. Que extrañamente no había dado problemas—. ¿Te gusta este lugar?

El menor miró el pueblo donde creció, con una mirada un tanto añorante y el menor asintió como si aquello fuera lo más obvio de todo el mundo, antes de musitar—: Es donde crecí, donde mis padres nos dejaron a mi hermano y a mí, no conocía más que esto, hasta hace poco.

TaeHyung sabía bien a qué se refería con aquello, empezando a sentirse indeciso en si proponer o n aquello fuera una buena idea. Aunque las palabras de YoonGi resonaron en su mente como la fuerza necesaria para poder hablar con JungKook de aquel tema.

—Lo entiendo, además está tu hermano y tu vida en este lugar—JungKook asintió, pero le daba una mirada curiosa por la actitud extraña que estaba tomando el peliblanco—. Sinceramente, desde lo que ha pasado y al darme cuenta de que no puedo estar sin ti, mi idea era el proponerte iniciar algo juntos. Pero no puedo quedarme en esta villa, por si llega a pasar algo...

—No creo que pase nada malo ahora—mencionaba el menor, para sostener la mano de TaeHyung entre las suyas en un intento de darle confianza—. Yo confío en que no será así, yo quiero estar contigo Tae, no me importa si no es aquí donde tú quieres estar.

—Pero tu hermano...

—Yo estoy de acuerdo con que mi hermano sea feliz—se escuchó una tercera voz, que hizo que el mayor le mirara con sorpresa—. No soy ya un niño que dependa de él del todo.

—No quisiera realmente separarlos, por eso no creo que sea buena idea.

—Si es porque piensas que me quedaré solo, no es así—se colocaba al lado de su hermano y le abrazaba por el hombro—. Mi hermano se ha enterado hoy también, pero he estado con BamBam desde que ustedes se han ido y nos acomodamos bien, como pareja.

JungKook sonrió ante aquello, ya que era muy evidente que esos dos se gustaban desde hace mucho tiempo. El menor de los tres miró luego a ambos, viendo la indecisión de si estaría realmente bien y soltó un bufido.

—Creo que merecen ser felices, no sé qué pasó en su viaje del todo—miró un tanto acusador a JungKook—. Pero he visto que han llegado diferentes, tú, por ejemplo, ya no te ves serio y triste, mi hermano se ve aún más feliz que nunca. Yo si es que necesitan una especie de confirmación o lo que sea, la doy, ustedes se quieren.

—Yo... muchas gracias por aprobarlo, YuGyeom—mencionaba TaeHyung un tanto alegre, para después tomar la mano del menor y estrecharla.

—Y yo quiero estar contigo TaeTae—sonrió el castaño, para acercarse a este con determinación—. No importa dónde, creo que nos las arreglaremos muy bien juntos. Quiero hacerte feliz cada día.

—Vendremos seguido a ver a tu hermano si es que así es tu deseo—JungKook asintió sonriente, mientras posaba sus manos en la nuca ajena—. Oh mi lindo JungKook, mon bonheur porte un prénom et désormais il portera le tien.

— ¿Eso qué quiere decir? —indagó con diversión al ver como de nueva cuenta le decía algo inconscientemente en otro idioma.

—Mi felicidad tiene un nombre y ese nombre es el tuyo—clarificó uniendo su nariz con la del menor—. Aquí está tu hermano, no creo que sea correcto...

El menor le silenció con un beso firme, nada pasional y sincero, siendo correspondido de inmediato por el contrario con la misma entrega. Sellando lo que sería un inicio nuevo para ambos, apoyándose mutuamente en aquel nuevo camino en el que avanzarían ambos, lado a lado.

Se separaron finalmente, notando como a su alrededor estaban a su lado alegres de que ambos encontraran la felicidad y amor que merecían, que ya no habría obstáculos y que, ahora lo que TaeHyung había visto como una maldición, lo veía como algo bueno por el chico castaño que amaba aquel poder tanto como su portador.

Y es que, entre ambos en verdad, no se enamoraron del potencial del otro, sino de lo que el otro verdaderamente es. Y mientras que ambos estuvieran juntos, sabían todos que se alentarían para que ese potencial de ambos creciera cada vez más. Pues no puedes modificar tu pasado, pero sí que puedes cambiar tu futuro.

Y el futuro solo pintaba a ser maravilloso para todos.