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Ya van dos días del mismo sueño, no puedo esperar a seguir la historia... pero la verdad, me sigo preguntando ¿Qué hago yo en el cuerpo del principito? Qué estará pasando realmente con él...
...
Fue un día realmente largo, casi no comí por la emoción y ansiedad que me estaba produciendo esta historia, creo que en total no fue más que un poco de pan con mermelada y unos sorbos de vino.
Ni siquiera era totalmente de noche, las ocho se veía una hora prudente como para dormir. Me cubrí y arropé con las mantas de mi cama, realmente emocionado, y luego de unos veinte, o veinticinco minutos, al fin concilié el sueño:

Volví al planeta del antes-Rey, y la rata estaba dormida sobre mi capa roja, o, realmente la del principito, me levanté luego de tomar a la rata y acunarla en mis brazos, para seguir con mi viaje.
Alerté a las aves corriendo hacia ellas, y luego con agilidad me colgué de los hilos que llevaban. Llegamos a otro planeta casi vecino, un señor estaba tirado en el suelo, llorando, con un sombrero a su lado y una barba un tanto desgastada que apenas se veía por la posición del hombre. Casi por instinto, palabras salieron de mi boca.
-Muy buenas... tardes señor- dudé dirigiéndome al hombre con cautela - ¿Se encuentra usted bien? - El hombre levantó su cabeza de entre sus rodillas, y un maquillaje negro se corría de sus ojos.
-Si, estoy excelente- Gruñó el hombre, con un cierto sarcasmo en su tono de voz.
- Y, sé que es algo mal educado de mi parte entrometerme, pero, ¿por qué llora? – Repliqué con timidez, y de alguna forma, se sentía extraña esa curiosidad invadiendo cada rincón de mi cuerpo.
-La gente es muy extraña joven, dice estar bien y radiante mientras que por dentro soportan críticas negativas, desaliento e incomprensión, creo que no he soportado la presión social, he visitado la tierra y no he soportado todos los insultos recibidos, no eran admiradores, y yo soy débil- Dijo con una voz calmada y muy seria, se veía avergonzado de sus palabras.
Me acerqué aún más al antes-vanidoso - suponiendo que este señor, en un pasado, quiso mostrar su belleza a la sociedad – y lo ayudé a levantarse extendiéndole una mano.
-no puede satisfacer los gustos de todos, señor, mejor piense en que usted es hermoso y si usted lo piensa, lo es- dije de una manera automática, sintiéndome sabio.
El señor solo se levantó y me abrazó, correspondí al abrazo con un poco más de fuerza, luego se soltó.
-tienes a más personas a quienes salvar, ve y sigue tu camino.
Yo asentí y desperté.

Que ganas de seguir soñando...

El regreso del Príncipe (Principito 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora