XII

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Estaba caminando por el supermercado, y estaba con ciertas ganas de darme un lujo, compre pan, palta, algunos Nuggets y puré instantáneo, para no tener que volver a salir.

Llegue a mi casa y tenía el ánimo de cocinar y preparan un desayuno decente.

Pan con palta y mate, suficiente energía como para aguantar hasta las 4pm y así se pasó mi día.

Comí y cociné con bastante alegría, casi olvidando ese sueño e historia que tenía que terminar.

Me puse mi pijama como debía para poder dormir, y me acosté, no tarde en conciliar el sueño.

Recordé que estaba en la tierra, sigue siendo extraño para mi ver desde otros ojos mi planeta natal.

Ya no estaba en la ciudad, era un lugar alejado de cualquier civilización.

Caminé por los infinitos caminos de arena, evidentemente estaba en un desierto, un desierto que parecía infinito, y sin consentimiento alguno comencé a caminar sin rumbo definido.

Dejé de pensar por varios minutos, y el cuerpo del principito se manejó solo hasta llegar a una roca bastante grande, en la cual había una serpiente con un gran bulto en su cuerpo, tal vez había comido un animal y estaba esperando a digerirlo, como la boa digiriendo un elefante.

-pssssst psssssst- la serpiente se dirigía a mí, pero no entendía en mi idioma lo que quería decir, ¿será parte de la adultez?

-pssssssssst- y con un poco de dificultad movía su cascabel.

-no te puedo entender querida serpiente. Creo que ya soy un adulto, un aburrido adulto- dije con algunas lágrimas juntándose en mis ojos.

-sssssi esssssso esssss lo que creesss... Puesssss esssso ssserá- dijo entre un español e "idioma serpiente"

-no puedo creer que de verdad haya crecido, soy un aburrido adulto, se supone que los animales no hablan, pero realmente quiero escucharte y quedarme aquí... Con Tigo- las lágrimas caían por mis mejillas de manera libre, no pretendía detenerlas, pero la serpiente mostraba decepción.

-tu no puedesssss quedarte.... Tu ya te fuisssste una vezzzzzz- entenderlo me hacía sentir un poco mejor, pero, aun así, el saber que en realidad esto no estaba pasando, me devolvía a mi profunda tristeza.

- ¡pero esta vez puede ser diferente! No me volveré a ir, lo prometo- ya parecía llanto en seco, en un momento mi voz se cortó y no pude seguir.

-tienes que irte, príncipe- sus palabras fueron claras, antes de que sus afilados colmillos clavaran mi piel, desperté de salto. Llorando en mi cama.

El regreso del Príncipe (Principito 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora