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El día pasó rápido sin mucho lío, sin siquiera tomarme el tiempo de comer o vestir, y tan rápido como el día, concilié el sueño.

Llegué donde había unas vías del tren, y frente a él un hombre con una cara muy triste, no se veía en el mejor estado, ni con el mejor ánimo. Me acerqué a hablarle y cuando me vio no hizo más que desviar la mirada. Le pregunté que le pasaba, y el solo decía que nadie lo iba a recordar, que estaba solo y que no hizo nada importante en su vida. De pronto veo que pasa el tren, lo último que vi antes de cerrar los ojos fue a él saltando a la línea del tren... nunca pensé que ser recordado sería tan importante para una persona.

El regreso del Príncipe (Principito 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora