11.

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Con los ojos vendados y las manos a su disposición, lo seguía a tientas en donde fuera que sea le lugar por donde caminábamos. La oscuridad ya calaba en mis ojos, pero no quería arruinar la magina del momento y esperé un poco más.

Me jalaba en diferentes direcciones, zigzagueando y saltando obstáculos, pero todo con el debido cuidado ante mi situación de ceguera temporal. No sabía qué era lo que me esperaba, ni siquiera tenía la menor idea, pero esperaba que fuera algo grande o llamativo, pues con anticipación ya era muy emocionante. 

Dieciocho años se dice fácilmente, ¿no es así? Al igual que vivirlos… o eso creen la mayoría. Vivir dieciocho años sería fácil, si tuviera una vida perfecta; pero nadie la tiene, así que nunca es fácil vivirlos sin excepción. Piensa en los momentos por los que has pasado los últimos dieciocho años, empezando por el más remoto recuerdo que tienes de tu niñez, tal vez cuando tenías dos o tres años; piensa en el primer día de escuela y lo complicado que fue hacer amigos; piensa en el día que te graduaste de la escuela, piensa en ese chico que tanto te gustaba y nunca se lo dijiste; piensa en las veces que lloraste, para bien o para mal; piensa las veces que te has enfermado, que te has quebrado… y en el corazón también. 

Ahora, ¿sigues creyendo que vivir dieciocho años es fácil? Luego agrégale tu situación económica, familiar y de salud. Definitivamente no es fácil, pero muchos piensan que sí por la capacidad que tienen de enfrentarse a los problemas.

No, sin excluirme, para mí tampoco ha sido fácil vivir dieciocho años, pero aquí estoy, sujetando la mano y dejándome llevar a tientas por alguien a quien quiero tanto. 

Por la mañana desperté con un ligero dolor de cabeza, al menos se le podría denominar así a comparación a los que solía tener antes, pero con una pastilla el malestar fue remediado. Esta era mi última semana de vacaciones antes de empezar el segundo semestre en la escuela, así que no había apuros. También el verano perduraba y el ambiente se sentía tan cálido como una taza de café en invierno.

Ashton había insistido en pasar el día conmigo, porque era un cumpleaños ‘especial’ y quería darme el mejor de todos, al menos hasta ahora, debido a una conversación que habíamos tenido hace tiempo, acerca de mis pasados cumpleaños. En esa conversación le conté que ninguno de mis cumpleaños habían sido tan felices como se supone que deben ser todos los cumpleaños, que la pasaba casi siempre en casa comiendo pastel que mandaba mi madre por paquetería y recibiendo felicitaciones por parte de mis amigos y conocidos en Facebook. Así habían sido siempre, hasta ahora.

Él me tenía preparada una sorpresa, eso había dicho desde que tomamos el camino en auto hasta aquí.

─ Creo que hemos llegado. –susurró en lo bajo, parecía que sólo lo decía para sí mismo, pero yo lo pude escuchar y capté su mensaje.

─ ¿Hemos llegado? –pregunté.

─ Si, es aquí –acertó–. Ahora, te voy a quitar esta venda de los ojos, pero debes prometer que no vas a llorar. –condicionó mientras tomaba el nudo de la venda y lo deshacía por detrás de mi cabeza, por debajo de mi cabello. Cada movimiento era delicado, tenía el menor cuidado para no lastimarme a pesar de lo rudo que solía parecer con sus brazos trabajados y sus manos grandes.

─ Entonces significa que podría ser algo malo… –dije atemorizada por lo que estaban a punto de ver mis ojos.

─ No creo que sea malo, no para ti –río–. Pero cuando el alma se llena de alegría, un poco puede escapar por los ojos. ¿Estás lista? –preguntó detrás de mi oído y sólo bastó un ‘si’ para retirar el paño de mi visión. 

La luz en el espacio era potente y caló con mis ojos, parpadeé repetidas veces para acostumbrar a mis ojos a la luminosidad y cuando por fin estuve lista para asimilarlo, observé todo el mural enfrente de mí. Era una pared alta y larga, más bien, era un mural, pero no era cualquier mural. Era un mural que se localizaba en el punto más alto de la ciudad, en este mural estaba permitido pintar o dibujar, mientras fuera una obra artística y lo que ahora estaba apreciando, no se comparaba con ningún cuadro que hubiese visto antes: era precioso.

Una vez en enero. [fanfic w/Ashton Irwin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora