El Profesor II - ¿Obsesión?

742 50 63
                                    

Miraba en mi móvil la respuesta del desconocido, repasando qué es lo que pretendía con las palabras que releía…


El cielo es mi testigo mudo; es cierto, no tengo el valor…


Dejé el aparato a un lado, mientras retomaba las notas, no quería pensar en alguien de quien no conocía ni el nombre; las horas comenzaron a pasar, tallé mis ojos ante el cansancio, volví mi mirada a la ventana, notando que la noche ya había caído, el reloj pasaba de las 7 de la tarde; esa semana sería una de las tantas en que me encontraría sola.


Bajé las escaleras, entrando a la cocina para prepararme algo de comer; un silencio ensordecedor es todo lo que me acompaña en la gran casa; como rutina vuelvo a subir para tomar un baño, mi mente se esparce mientras el agua golpea mi piel, el vapor se acumula, mis manos distribuyen la espuma; y en mi cabeza aquellos ojos oscuros y profundos inspeccionan mi interior, en cada movimiento de mis palmas podía sentir los dedos que ese día habían rozado mi mano, con su respiración ahogándome; con el aroma de su perfume suspendiéndose aún en mis sentidos.


Acomodé la bata, limpiando mi reflejo borroso en el espejo, mis ojos me devolvieron mi propia imagen… ¿Qué buscas?, tus ojos me dicen que estás sola… Lo que yo era, no era todo lo que mostraba en realidad… mientras el extraño sentimiento de añoranza por querer que el día avanzará rápido para volver a verlo, asaltaba mi pecho… de una manera ilusa… ¿había comenzado a enamorarme?; creo que eso… era un bonito error…


Antes de notarlo, estaba acomodando la cama para dormir; el móvil en la mesa de noche vibró, miré el reloj que marcaba casi las 10:30 de la noche; un nuevo mensaje aparecía en la pantalla, el mismo número que me había escrito hace algunas horas; bufé un poco molesta, tomando el aparato para leerlo…


Eres la causa y la razón del porqué de mis suspiros… soy un cobarde… lo sé…


Por alguna razón que no era capaz de explicarme, sentí pena; mas borré de mi mente aquel pensamiento fugaz; no tenía la intención de volver a contestar, ya tenía suficientes emociones por hoy…


.


Las clases transcurrían habituales; el timbre sonó, casi al mismo tiempo en que mi móvil vibró; caminé hasta los casilleros para ordenar los libros y mirar la pantalla que una vez más sonó; el primer mensaje era de mi madre; sin embargo, el que apareció justo cuando cerraba la pequeña puerta del casillero, era de ese número desconocido, mas antes de poder mirar el contenido, llegó ruidosa Rika, hablando de todo un poco, balbuceaba sobre una película que vio la noche anterior, yo sonreía amable; el timbre sonó y segundos después una nueva alerta de mensaje.


Quedé mirando la pantalla; era el tercer mensaje de ese mismo número.


—Asuna… ¡Asuna! — escuché en el segundo llamado; hice un gesto con mi boca y un pequeño sonido en atención a la mención de mi nombre —¿qué te pasa últimamente? — ni siquiera yo lo sabía; Rika volteó ofendida, su falso enojo provocó una sonrisa; una que rápidamente borré mirando en todas las direcciones en el largo pasillo, que luego del timbre quedó desolado, no podía ver a nadie, volví mis ojos a mi móvil, repasando aquel mensaje, con mi corazón queriendo ahogar mi garganta…


Tu sonrisa no se puede fingir; y aún así es la más hermosa…


Traté de calmarme, probablemente era algo poético; abrí los dos mensajes restantes y supe que aquella persona tras las letras, me podía ver, desde la mañana.


Mis manos sudaron, una leve sensación de inquietud se posó en mi pecho, mis latidos pausados pronto palpitaban fuertes en mi oído.


—Señorita — una mano firme sujetó mi hombro; voltee asustada, mientras los magnéticos ojos oscuros del profesor me inspeccionaban — ¿está bien? — su mano seguía sobre mí; lentamente trate de serenar mis pensamientos, él pareció notar mi estado, llevó su palma restante a mi antebrazo — será mejor que tome algo de aire.


—No, no… disculpe, sólo fue una impresión, pero ya pasó… debo ir a clases — sus dedos hicieron presión un momento antes de soltarme, su boca hizo una mueca de resignación, mas duró un segundo, su rostro pronto volvió a su habitual seriedad.


—Tenga cuidado


—¿cuidado? — su sonrisa serena se quedó en mis ojos, navegando cual fuera una eternidad en solo un instante —… lo haré…


—Señorita… no olvide que hoy…


—lo recuerdo; iré… — voltee y trote rápido a mi salón, sin darme cuenta, una sonrisa adornaba mi cara…


.


Corría por el pasillo a la oficina del profesor Kazuto, verlo había hecho olvidar aquellos mensajes que me habían inquietado; en una de las esquinas, un estudiante que venía con mucha prisa chocó de frente a mí, haciendo que mis cuadernos cayeran al suelo.


—¡lo siento! ¡Lo siento!; soy un torpe — me dio disculpas mientras rápidamente recogía lo que había caído; aunque estaba agachado, podía notar que era alto, de contextura delgada, su cabello rubio y al mirarme para ayudar a ponerme de pie, pude ver sus ojos verdes como esmeralda —¿te lastime? Perdóname.


—Esta bien, no fue nada… tenía prisa y no te vi tampoco — sonrió dulce.


—soy Eugeo


—Asuna — estire mi mano para alcanzar la que me extendía en saludo.


—¿estas en el salón A? — Lo mire un segundo, sabía que lo había visto, pero nunca en nuestro salón.


—Sí… ¿y tú?


—C — su corta respuesta llamó mi atención, pero ya habían pasado muchos minutos.


—debo irme, pero fue un gusto Eugeo kun — sus ojos se detuvieron en mí, luego su dirección fue al suelo


—el gusto fue mío Asuna…


Estoy viviendo en un continuo ojala… ¿Qué hiciste conmigo?


El móvil había sonado, haciéndome detener justo frente a la puerta del profesor; mordí mi labio nerviosa… este juego, me estaba dando miedo…


La puerta sonó frente a mí, el crujido me hizo mirar a sus ojos oscuros, mi piel tembló imperceptiblemente, con el sonido del último mensaje que entró esa tarde a mi aparato…


¿Él te gusta?

.

Nota de autor: Lo siento, demoré y sí, hay una tercera parte.

Gracias por leer 💖

En mil PalabrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora